ASOCIACIÓN 

ARTE, ARQUEOLOGÍA E HISTORIA

DE CÓRDOBA

 

 

 

 

 

AULA DE HISTORIA

CINE - 2009

 

 

 

Texto:

Juan P. Gutiérrez García

 

 

 

 

Cine - Aula de Historia

  

           

CINE EN EL AULA DE HISTORIA.

 

El 12 de noviembre de 2009 iniciamos una nueva actividad cultural dentro del Aula de Historia que viene funcionando por segundo año con la colaboración del Ayuntamiento de nuestra ciudad.

 

Este primer ciclo de Cine histórico empieza con  la proyección de la película Enrique V” que fue presentada por Tomás Gutiérrez Buenestado.

         He aquí lo que nos dijo:

 Introducción:

 

Enrique V, la película que van ustedes a presenciar, es la adaptación cinematográfica que Kenneth Branagh, director y guionista del film, realizara en 1989 del drama shakesperiano La vida del Rey Enrique V. La fotografía corresponde a Kenneth MacMillan y la sobresaliente música, de la que más adelante hablaremos, a Patrick Doyle. En el reparto figuran una serie de actores habituales en otros trabajos -dramáticos, televisivos o para la gran pantalla- de Branagh entre los que destacan Emma Thompson (como Catalina de Francia), Dereck Jacoby (que hará las veces de coro), Paul Scofield (que encarnará al rey Carlos de Francia), Michael Maloney (el Delfín), Brian Blessed (como Exeter), Ian Holm (como el galés Fluellen), Judi Dench (la meretriz Nell Quickly), Robbie Coltrane (Falstaff) o Richard Briers (que hará de Bardolph). Los 138’ de esta producción de la Metro Goldwyn Mayer fueron recompensados con el Óscar de Hollywood al mejor vestuario en la ceremonia del año 1990. Asimismo, el propio Branagh fue candidato a la mejor dirección y al mejor actor, premios que, finalmente, obtuvieron Oliver Stone por Nacido el 4 de Julio y Daniel Day-Lewis, por Mi pie izquierdo, respectivamente. La película, con la que el joven director inglés debutaba como realizador, fue extraordinariamente saludada por la crítica y obtuvo numerosos galardones tales como el Premio del Cine Europeo o el Bafta del mismo año ’90.

 

Sinopsis:

           

Alentado por la Iglesia, que ve peligrar sus privilegios si no compromete al monarca con alguna deuda de gratitud que asegure su poder, Enrique V de Inglaterra decide reclamar sus derechos reales en Francia una vez que éstos han quedado jurídicamente demostrados. La humillante respuesta que, por parte del Delfín de Francia, alcanzan estas pretensiones desencadena una nueva guerra entre las dos naciones. En ésta, el Rey se medirá a sí mismo como hombre y como político y cotejará su propia imagen con la que de él tienen sus soldados, cansados y llenos de dudas, a los que Enrique arengará en diferentes ocasiones por medio de discursos de encendida exaltación patriótica y providencialismo. Así, en las decisivas batallas de Harfleur y, sobre todo, de Azincourt, Enrique obtendrá resonantes victorias que le granjearán no sólo el conveniente matrimonio con Catalina, hija de Carlos, rey de Francia, sino también hacer efectivos sus deseos de control político sobre este país.

 

Un poco de historia:

 

La película recoge un episodio de entre los muchos hitos que jalonaron la llamada Guerra de los Cien Años (1337 – 1453). Ésta fue una prolongada serie de conflictos armados, con implicaciones internacionales, entre los reyes de Francia y los de Inglaterra con un origen puramente sucesorio y feudal, pues su propósito no era otro que definir quién sucedería a la rama principal de los Capeto (extinta en 1328), si los Valois o los Plantagenet, y quién controlaría las enormes posesiones que los monarcas ingleses tenían en territorios franceses desde 1154, debido al ascenso al trono inglés de Enrique Plantagenet, conde de Anjou y casado con Leonor de Aquitania. Finalmente y después de innumerables avatares, se saldó con una victoria francesa y la retirada inglesa del continente con la excepción de Calais, que permanecerá en manos inglesas hasta 1558.

 

Cuando Enrique V ascendió al trono de Inglaterra en 1413, después de la muerte de su padre Enrique IV (1367-1413) quien, a su vez, había usurpado el trono a Ricardo II, Inglaterra se había fortalecido política y financieramente. Pero su  posición en la lucha por la corona de Francia no era buena. Aparte de algunas plazas individuales como Calais y Cherburgo, todos los territorios se habían perdido en favor de Francia. Y esto proporcionó a Enrique V el necesario expediente para retomar una guerra que tendrá como objetivo primordial la consolidación política del monarca inglés frente a sus propios súbditos.

 

Para justificar la guerra, el rey exige sus derechos sobre Francia, derechos basados en su  descendencia de Isabel (la "Loba de Francia"), madre de Eduardo III de Inglaterra (1312 - 1377) y hermana de Felipe IV de Francia. Cuando la dinastía de los Capetos, que gobernaba en Francia, se extinguió sin herederos, el joven rey Eduardo pretendió reclamar su derecho al trono de Francia apelando a sus relaciones: muertos sus tres tíos (hijos de Felipe IV) sin herederos y muerto su primo siendo un infante, argumentó que la corona francesa debía pasar a su madre y, a través de ella, a su propia persona. Buena parte de los franceses no estaban de acuerdo e invocaron la Ley Sálica, que impedía la transmisión de la corona a través de la línea femenina. Así, y para evitar que Inglaterra gobernase Francia, decidieron que la corona vacante pasase a la familia Valois en la persona de Felipe VI y no a la rama inglesa de la familia.  De ahí la reivindicación posterior de Henry V y de ahí que el Arzobispo de Canterbury trate, en la obra Shakespeareana, de sostener jurídicamente las pretensiones del rey inglés argumentando que la Ley Sálica (In terram salicam mulieres ne succedant) “jamás hizo alusión al reino de Francia” (Enrique V. Acto I. Escena 2ª) y que, en consecuencia, “ellos colocan por delante esta ley sálica para negar a Vuestra Alteza sus derechos, procedentes de una hembra; y prefieren antes esconderse en una maraña de argumentos que exponer ampliamente los títulos apócrifos que os han usurpado a Vos y a vuestros progenitores” (Enrique V. Acto I. Escena 2ª ). Así, considerando que los franceses tenían al frente un rey inestable, Carlos VI, acosado por su propia nobleza, de escasa personalidad, enfermo, desorganizado y propenso a frecuentes ataques de demencia, es fácil de comprender que Enrique V encontrara una buena oportunidad para reabrir, en la primavera de 1415, hostilidades en las que había tenido ocasión (sofocó brillantemente la revuelta de los galeses en 1402) de mostrarse como un hábil y enérgico militar y llevar adelante una invasión en toda regla del reino francés.

 

Luego de poner sitio y conquistar Harfleur, Enrique marchó hacia Calais. Pero los franceses trataron de interceptar a los ingleses y de este modo, en la pequeña aldea de Azincourt, se enfrentaron ambos ejércitos el 25 de octubre de 1415. Esta batalla trajo consigo una estrepitosa derrota del rey Carlos. Se calcula que murieron entre 5.000 y 8.000 soldados franceses y que se tomaron 1.000 prisioneros, mientras que los ingleses tuvieron que lamentar sólo  400 bajas. El alto precio pagado por la aristocracia francesa en esta guerra debilitó al país galo de forma duradera. Enrique V pudo ocupar amplias regiones del norte de Francia y asegurar sus derechos al trono francés a través de la firma del Tratado de Troyes (1420) y del matrimonio con Catalina de Valois, hija del rey Carlos VI, momentos recogidos en la parte final de la película. El delfín, Carlos VII, fue ignorado. Sólo la intervención carismática de Juana de Arco (1412-1431) pudo cambiar el curso de la guerra e inclinar, posteriormente, la balanza a favor de Francia.

 

 

      Lutero

 

      Segunda película del ciclo “Cine histórico”  en el Aula de Historia proyectada el día 19 de noviembre de 2009.

 

La presentación estuvo a cargo de Paco Olmedo quien nos informó de lo que sigue:

 

La película Lutero pertenece al género cinematográfico histórico; es un biopic (película biográfica).

 

Su director es Eri c Till, nacido el 24-11-1929 en Londres. Su filmografía es variada. Desde el año 1968 hasta la actualidad ha dirigido episodios sueltos y varias series para la TV. Entre sus largos metrajes destacan: Un cerebro millonario (1968), Un rancho para el amor (1989), Falsa justicia (1995), y otras hasta llegar a Lutero(2003).

 

El momento histórico es el de principios del S. XVI, paso de la Edad Media a la Moderna

 

La idea clave de reformar la Iglesia llevó a Lutero (Joseph Fiennes) a desafiar al Papado y al Imperio.

 

Lutero es un joven lleno de ilusiones, estudiantes de Teología en un monasterio agustino. Durante una misión a Roma, su confianza en la Iglesia se ve hecha añicos ante la corrupción que impera en los círculos papales.

 

Impulsado por su fe, se cuestiona las prácticas religiosas, redacta 95 tesis contra las indulgencias negando al Papa cualquier poder de perdonar los pecados. Es llevado a juicio, no se retracta de sus escritos. El cisma, pues, ha comenzado.

 

Las escenas más destacadas, en opinión de Paco Olmedo son: la tormenta e ingreso en el monasterio, su viaje a Roma, la publicación de las 95 tesis, la excomunión por León X, el apoyo de los príncipes alemanes, la quema de las obras de Lutero, y alguna otra más.

 

En conclusión, la película es un testimonio de la sociedad de su época, aunque el director haga una personal reconstrucción de unos acontecimientos ocurridos hace 500 años.

 

Es necesario analizar, valorar y criticar la visión del director cuya interpretación está sometida a una serie de condicionantes ideológicos, políticos y sociales, para lo cual invita a los espectadores a que intervengan en el coloquio a que nos invita al terminar la proyección de la película.

 

 

 

            El Gatopardo

   (26 de noviembre 2009)

 

       “Magistral película de L. Visconti basada en la novela del mismo título, obra póstuma de Giuseppe Tomasi di Lampedusa” comienza diciendo Manuel Ángel García Parody al presentarnos el film que, a continuación, se nos va a proyectar en el Ciclo de cine histórico organizado por la Filmoteca de Andalucía en colaboración con el Aula de Historia y el Ayuntamiento de  Córdoba.

 

En torno a la figura del Príncipe de Salina, don Fabrizio Corbera,antepasado del autor, se narran los cambios producidos en Sicilia a mediados del S. XIX con la unificación italiana y la revolución liberal que acaba políticamente con el absolutismo borbónico y, aparentemente, con el modelo social que el propio don Fabricio representa.

 

Son cambios aparentemente profundos, pero que, al final dejan las cosas de manera muy similar a como antes estaban, porque esa es la contradicción de una revolución hecha por una clase social que no es revolucionaria: el “algo hay que cambiar para que todo siga igual” resume el verdadero sentido de los muchos cambios que se narran en el Gatopardo.

 

Los personajes son símbolos de los tiempos que se escenifican:

 

- Tancredi Falcone, sobrino de don Fabricio,  revolucionario garibaldino al principio y reconvertido al más puro conservadurismo al integrarse en el nuevo orden político.

 

- Don Calogero, el alcalde de Donnafugata, el burgués enriquecido, aunque de origen humilde.

 

- Angelica, hija de Don Calogero, cuya belleza y juventud es un contrapunto a la decadente aristocracia de la familia de don Fabricio. Una belleza y una riqueza – la de su padre – que atrae a Tancredi para hacer realidad su carrera política.

 

Y escenas inolvidables de la mano de Visconti tales como:

 

- La llegada de la familia a Donnafugata.

 

- El baile

 

- la indiferencia del revolucionario cuando dice a los que quieren profundizar en la revolución que van a caer fusilados.

 

 

 

Las uvas de la ira

  (3 de diciembre de 2009)

 

      John Ford lleva al cine, 1940, la novela de John Steinbeck (1902-1968)  “The Grapes of Wrath” (1939), ambientada en la crisis del crack del 29: Tiempos de escasez, de explotación y emigración en el mundo rural americano.

 

La mano de Ford (oscar al mejor director) se nota en el final de la película diferente al de la novela.

 

Magnífico reparto: Henry Fonda, Jane Darwell (oscar a la mejor actriz secundaria), John Carradine, Charley Grapewin, Dorris Bowdon, Russell Simpson, John Qualen, Charley Grapewin

 

 Excelente música de Alfred Newman  y muy buena fotografía de Gregg Toland (B&W)

 

Un buen colofón al Ciclo de cine del Aula de Historia.

 

 

 

 

 

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