SEMINARIO CÓRDOBA ARQUEOLÓGICA |
Actividades - Año 1997
Ildefonso Robledo Casanova
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Constitución del Seminario
El día 4 de abril de 1997 se llevó a cabo en la sede social de nuestra Asociación la reunión constitutiva del Seminario "Córdoba Arqueológica", en el que se han integrado miembros de la Asociación que sienten un especial interés por profundizar en el conocimiento de la arqueología de la provincia de Córdoba. Con ese acto, coordinado por Alfonso Sánchez Romero, Presidente de la Asociación, y por Ildefonso Robledo Casanova, Director del Seminario, se cerraba la fase inicial del proyecto que se había puesto en marcha unos meses antes, con la previa autorización de la creación del Seminario por parte de la Junta de Gobierno de nuestra Asociación, a la que siguió el posterior refrendo por la Asamblea General y el envío, finalmente, de amplia información escrita sobre este asunto a todos los asociados.
Recinto ibero-romano de El Higuerón
Tras unos breves formulismos, destinados a la presentación de los integrantes del Seminario, se procedió, sin más dilaciones, a preparar la primera actividad a realizar, que habría de consistir en la visita a uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del entorno de Nueva Carteya, en concreto el recinto fortificado ibero-romano de El Higuerón, que fue objeto de varias excavaciones en los años sesenta, cuya memoria fue publicada por la Universidad de Salamanca en la obra "Recintos y fortificaciones ibéricos en la Bética", en el año 1970, texto debido a Javier Fortea y Juan Bernier.
Murallas ibéricas de El Higuerón
Tras un primer aplazamiento, motivado por las lluvias de primavera, la excursión se llevó a cabo el día 17 de mayo, actuando como director de la visita Alfonso Sánchez Romero, Presidente de nuestra Asociación y una de las personas que en su día pertenecieron al G.A.M.A. de Doña Mencía, grupo que en el mes de enero de 1966 descubrió el recinto fortificado, como producto de un plan de investigación prospectiva llevada a cabo en colaboración con el Seminario de Historia de la Real Academia de Córdoba.
El Higuerón, situado en las inmediaciones de Nueva Carteya, en la cima del cerro de ese nombre, fue excavado en 1966 por un equipo dirigido por Javier Fortea. La estructura urbanística del recinto está integrada por un cuadrado de 20 por 17 metros de lado, en la cúspide del cerro, y por una serie de lienzos amurallados con bastiones que lo rodean unos metros más abajo. Las murallas del recinto superior están construídas a base de hiladas isódomas, con bloques pétreos que llegan a medir 1,65 por 0,45 metros, siendo su unión en seco, sin acuñamientos. Llama especialmente la atención que las aristas de los sillares que forman la esquina NW se han rebajado mediante la labra de una banda de 15 cms., lo que origina un vistoso almohadillado.
El perímetro amurallado exterior, que cuenta con siete bastiones rectangulares está levantado con el usual aparejo irregular ciclópeo, con un talud de aproximadamente 18 grados. En algún caso se han detectado también piezas almohadilladas, como en el bastión número 1 del frente W. Tras las excavaciones realizadas, se fechó este fortín ibérico a finales del siglo V o inicios del IV a.C., si bien se detectó que continuó habitado, al menos, hasta el siglo III d.C., tiempos de la Roma imperial, como acreditó la presencia de "terra sigillata" y de cerámica de paredes finas en los estratos excavados.
Tras estudiar detenidamente los vestigios del fortín ibero-romano, los asistentes a la excursión, de vuelta a Córdoba, nos desplazamos a las inmediaciones del Arroyo Carchena, ya en el término de Castro del Río, para contemplar los silos de época romana que allí se conservan. Para ello fue preciso realizar un largo paseo entre olivos, sintiendo, sin duda, la "pesadez" del sol de mediodía, lo que hizo que los asistentes agradecieran muy sinceramente la hospitalidad de los caseros del cortijo Las Cuevas, en donde pudimos reponer fuerzas saboreando un vaso de agua fresca.
Uno de los silos romanos situados en el entorno del arroyo Carchena
Los "almacenes" romanos, que hubieron de dedicarse a la recepción de cereales, ocupan una importante extensión de terreno, contando con plantas abovedadas y galerías subterráneas. Probablemente aquí se recogía el trigo que procedente de la Campiña se destinaba al pago de tributos en especie o al aprovisionamiento de la annona imperial.
La comida de hermandad que se llevó a cabo en la cercana población de Espejo, chorizo y lomo, regados con un buen vino de Montilla, puso un grato término a la actividad realizada.
Santuario ibérico de Torreparedones
El yacimiento arqueológico de Torreparedones, en el que una misión hispano-británica llevó a cabo excavaciones en 1987, se sitúa en la campiña cordobesa, en el límite septentrional de los términos municipales de Castro del Río y Baena, tratándose de un asentamiento que ha tenido ocupación humana desde los tiempos de la Edad del Cobre y que en la etapa horientalizante (siglo VI a.C.) se dotó de una sólida muralla que en algunos puntos alcanzó los nueve metros de espesor y que reforzada con contrafuertes y torreones delimitaba un espacio interior del orden de las 10 hectáreas.
Los vestigios de esta impresionante ciudad fueron visitados el día 20 de septiembre por los miembros de nuestro Seminario, dirigidos en esta oportunidad por el arqueólogo José Antonio de la Morena López, profundo conocedor de este yacimiento arqueológico.
Fuera de las murallas de Torreparedones, en el extremo meridional de la ciudad, se han detectado los vestigios de lo que hubo de ser un importante santuario datado en los tiempos en que ya se registra aquí la presencia romana (siglos II-I a.C.). Se han encontrado multitud de pequeños exvotos fabricados en piedra caliza local, que destacan por su tosquedad y esquematismo. Estas pequeñas estatuas se interpretan como exvotos ofrecidos en lo que fue un santuario ibérico, para agradecer dones recibidos, cumplir promesas, pedir sanación de enfermedades, etc. Guardan una estrecha relación con los modernos santuarios católicos y con todo lo que su filosofía encierra. No existe mucha distancia, en ese sentido, entre la religiosidad cotidiana de los iberos y la nuestra.
Santuario ibérico de Torreparedones
El santuario debía aprovechar la especial calidad mineralógica del cercano manantial de El Pilar, cuyas aguas son recomendadas para enfermedades como la artritis, reumatismo, gota, etc. Un epígrafe procedente de este yacimiento, en el que se ha interpretado una alusión a la Dea Caelestis hace que se piense que el santuario hubo de tener esa advocación. Se trata de una diosa romana que se identifica con la gran diosa Tanit cartaginesa.
Relieve ibérico con representación de damas oferentes Museo de Cañete de las Torres
Después de conocer con riqueza de detalles este excepcional yacimiento arqueológico (Torreparedones es el único santuario ibérico excavado en Andalucía) los asistentes nos desplazamos a Cañete de las Torres y visitamos el Museo Municipal, que custodia entre sus fondos un bello relieve ibérico procedente de Torreparedones que muestra una pareja de mujeres que portan un vaso en actitud oferente. Esta representación escultórica, igualmente excepcional, se ha fechado entre los siglos II-I a.C. y se piensa que hubo de formar parte de un monumento funerario de tipo turriforme.
Una comida de hermandad, gratísima, en la que se degustaron productos típicos del lugar dio fin a esta visita cultural. Sirvan estas líneas para agradecer la especial amabilidad que José Antonio de la Morena mostró ante los integrantes de nuestro Seminario.
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