SEMINARIO

CÓRDOBA ARQUEOLÓGICA

 

 

 

 

Actividades - Año 2003

 

Ildefonso Robledo Casanova

 

 

 

 

 

Loma de los Escalones

 

El día 17 de mayo los miembros del Seminario nos desplazamos a la Sierra de Córdoba para conocer un antiguo camino, hoy denominado Loma de los Escalones, que constituía la primera etapa de una vía natural que unía los valles del Guadalquivir y del Guadiana. En época romana por este camino bajaba a Córdoba el cobre de las minas de la cercana Cerro Muriano, así como el plomo y la plata de Sierra Morena y el mercurio de Sisapo. Más recientemente, transitaban por aquí los rebaños de la Mesta. La ruta que íbamos a seguir, además de su gran interés histórico y su no menor atractivo geológico, atraviesa bellos paisajes de bosque mediterráneo poblados de encinares.

 

Lo que hoy conocemos como Loma de los Escalones, en el entorno del Santuario cordobés de Nuestra Señora de Linares, se integraba en los tiempos de Roma en una vía que unía las capitales de la provincia Bética (Colonia Patricia Corduba) y de la Lusitania (Colonia Emerita Augusta). Dos miliarios encontrados en el tramo cordobés de la calzada, datados en tiempos de Nerón y de Constantino, confirman el interés de este antiguo camino en los tiempos del Imperio.

 

Esta vía, que unía Córdoba y Mérida, en su primer momento debía afrontar el gran escalón que existe entre el valle del Guadalquivir y las alturas de Sierra Morena, lo que hace que tenga una importante pendiente y que en algunos tramos hubiera de ser trazada, a cincel y martillo, en la propia roca. El camino seguía en uso en los tiempos medievales, existiendo noticias del geógrafo musulmán Edrisi que nos confirma que desde Córdoba hasta el castillo del Vacar, situado más allá de Cerro Muriano, existía una jornada de camino. Más recientemente transcurría por estos parajes la Cañada Real Soriana, que tras arribar desde las tierras de Extremadura al castillo del Vacar bajaba a Córdoba pasando por la venta del Castillo, la venta de los Romanos (en el entorno de Cerro Muriano), la Loma de los Escalones, el arroyo de Linares (que salvaba por un puente de origen romano que todavía se conserva), el Santuario de la Virgen de Linares y, finalmente,  otro puente romano sobre el arroyo de Pedroche, ya en las inmediaciones de la ciudad.

 

El arroyo de Linares

La vía romana que íbamos a seguir arranca de las inmediaciones del Santuario de Nuestra Señora de Linares, situado en la Sierra de Córdoba, en las cercanías de la ciudad. La calzada, que se encaminaba a Mérida, salía de Córdoba por la puerta norte de la ciudad, conocida como puerta del Pretorio (actual puerta del Osario, en la Plaza de Colón). Desde aquí se dirigía al arroyo de Pedroche, que salvaba a través de un puente que todavía se conserva, para luego dirigirse al lugar que hoy ocupa el Santuario de Linares, en cuyas inmediaciones apareció un miliario romano.

 

En este rincón, en los tiempos de la Reconquista, alzó uno de sus campamentos el rey castellano Fernando III El Santo, del que se dice que portaba una imagen de la Virgen que custodiaba uno de sus capellanes, de apellido Linares. Conquistada Córdoba al Islam, el monarca decidió levantar una ermita a Nuestra Señora en estos bellos parajes, en donde debía existir una anterior construcción defensiva islámica (torre atalaya). El apellido del capellán habría terminado por dar nombre al santuario fernandino.

 

La ruta la iniciamos en la carretera que desde Córdoba se dirige al Santuario, justo en la última curva del camino, que a nuestra derecha se dirige a la ermita, tomando una senda que surge, en esa curva, a nuestra izquierda. En este primer tramo, de unos 150 metros, el arroyo de Linares transcurría a nuestra derecha, adornado por una profusa vegetación de ribera. 

 

Muy pronto contemplamos un puente que salva las aguas del arroyo, que hubimos de cruzar. Se trata de una construcción de origen romano, que cuenta con un solo arco y que está levantada con bloques pétreos. El arco es de medio punto y su luz alcanza los 2,55 metros, en tanto que la vía tiene un ancho de 2,26 metros. Enrique Melchor Gil piensa que el puente primitivo debió ser reconstruido en tiempos posteriores, ya que se constatan unas diferencias notables entre los sillares que conforman el dovelaje, bien labrados y ensamblados, y la rampa de acceso de la margen izquierda, realizada con cascote y argamasa.

 

 

Cruzado el puente, tomamos el camino que se adentra en la Sierra, teniendo cuidado de dejar a nuestra izquierda el arroyo de Linares y a nuestra derecha el denominado arroyo de Balanzonilla. Entre ambos arroyos transcurre nuestra ruta. Probará que nos encontrábamos en el camino adecuado el hecho de que en unos minutos nos topamos con la sugerente imagen del Cortijo de los Velascos.

 

El escalón de la Sierra

En nuestro avance fuimos dejando atrás el Cortijo de los Velascos e iniciamos el ascenso de Sierra Morena. A medida que íbamos ganando altura podíamos disfrutar de una bella perspectiva del valle del arroyo de Linares, en el que destacaba la silueta del cortijo, al fondo, con las imágenes del Santuario y de la propia ciudad de Córdoba en la lejanía.

 

Es conocido que los antiguos romanos construyeron una sólida red de caminos que unía los más alejados rincones del Imperio. Por Ulpiano sabemos que usualmente existían tres tipos de calzadas. De un lado, la denominada "via terrena", que era una pista de tierra apisonada y nivelada; de otro, la "via glarea strata", es decir, un camino cubierto con guijarros y gravas apisonadas, y, finalmente, la conocida como "via lapide strata", que era una vía pavimentada con losas de piedra. Lo usual, según Melchor Gil, es que las vías enlosadas, por su elevado coste, solo existan en los accesos a las ciudades, así como en los cruces de caminos o en zonas de suelo inestable.

 

En el caso de Córdoba, podemos contemplar un tramo de vía enlosada al lado del monumento funerario romano existente en la denominada Puerta de Gallegos (Avenida de la Victoria). De esta puerta salía una calzada que se dirigía a Sevilla y, al menos en sus primeros tramos, estaba enlosada.

 

En general, las vías que recorrían la actual provincia de Córdoba se levantaron utilizando la técnica de la "via glarea strata", es decir, son pavimentos reforzados con guijarros, como sucede en el camino que estábamos siguiendo (Loma de los Escalones).

 

 

A medida que ascendíamos, la calzada iba presentando uno de sus tramos más abruptos, con una fuerte pendiente. La vía tiene una anchura que oscila entre 3,60 y 3,30 metros (unos 12 pies romanos), destacando como en algunos lugares ha tenido que ser penosamente excavada en la propia roca, buscando con ello suavizar la fuerte diferencia de nivel que presenta aquí la sierra. Desde la Loma de los Escalones la calzada se encamina en dirección a Cerro Muriano, en donde existían importantes minas de cobre en la antigüedad y se debía ubicar lo que luego se conocería como venta de los Romanos.

 

Destaca en esta ruta de senderismo el notable interés geológico de algunos de los parajes por los que se transita, en los que pudimos contemplar plegamientos rocosos con ricas estratigrafías que abarcan desde conglomerados del carbonífero hasta areniscas del cámbrico. La riqueza de fósiles y la belleza de las formaciones rocosas atraen a muchos amantes de la Geología que buscan profundizar en el proceso natural que culminó en el nacimiento del valle del Guadalquivir. Para estas personas, la Loma de los Escalones brinda una magnífica oportunidad de conocer los vestigios de un cañón, en otros tiempos submarino, que se localizó en este lugar hace más de 300 millones de años, en unos tiempos en que Andalucía estaba cubierta por las aguas del mar.

 

 

 

 





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