SEMINARIO CÓRDOBA ARQUEOLÓGICA |
Actividades - Año 2005
Ildefonso Robledo Casanova
|
BOBASTRO
LAS TIERRAS DE UMAR IBN HAFSUN
El día 7 de mayo, dirigidos por Guillermo Rosas Muñoz de Toro, los miembros del Seminario nos desplazamos a la provincia de Málaga para visitar las denominadas Mesas de Villaverde, en el término municipal de Ardales, donde se piensa que estuvo emplazado Bobastro, la ciudad encastillada desde la cual Umar ibn Hafsun se convirtió en señor de media Andalucía, en el entorno del sobrecogedor Desfiladero de los Gaitanes. Procedentes de diversos lugares de las provincias de Córdoba y Málaga asistimos a esta actividad un total de 18 personas que nos dimos cita en Antequera, para desde esta ciudad iniciar el ascenso de los montes malagueños después de que ante una espléndida perspectiva del Alcázar medieval y del Peñón de los Enamorados, Guillermo nos brindase unas primeras explicaciones acerca de la antigua calzada romana que transcurría por estos parajes, uniendo Córdoba con Málaga, camino que el rebelde muladí habría de utilizar en sus correrías por las campiñas de al-Andalus. Desde las inmediaciones del Torcal, una carretera de montaña nos permitió ir dejando a un lado el picacho del Castillón e ir luego bordeando los embalses de Guadalteba, de Guadalhorce y del Conde de Guadalhorce. Muy cerca de este último, camino ya de Ardales, surge un desvió a la izquierda que hubimos de utilizar para acceder, en un primer momento, a las Mesas de Villaverde, y posteriormente al Desfiladero de los Gaitanes, situado ya en las inmediaciones de El Chorro.
Nido de águilas Bobastro, centro neurálgico de las revueltas de Umar ibn Hafsun, estuvo enclavado en la cima de un picacho rocoso, en lo que hoy conocemos como Mesas de Villaverde, en un paraje especialmente inhóspito y agreste situado en medio de ningún sitio. El acceso a la ciudad es especialmente penoso y sabemos por los cronistas musulmanes, entre ellos al-Himyari, que estaba provista de dos puertas para acceder a las cuales había que subir por duras pendientes teniendo a la vista visiones de vértigo del entorno montañoso. La propia Mesa, situada en la zona más elevada del pico, es una plataforma rectangular que tradicionalmente se ha venido distinguiendo por la abundancia de agua, requisito indispensable para soportar asedios prolongados. Precisamente en la zona más elevada de la Mesa estaba enclavado el castillo de ibn Hafsun. La altura del enclave, su fácil defensa al estar bordeado de precipicios y el abastecimiento de agua hicieron que este nido de águilas de la rebeldía no cayese en manos de los señores de al-Andalus hasta el 19 de enero de 928 cuando, tras haber resistido más de 50 años los ataques cordobeses, Bobastro fue tomada por los hombres de Abd al-Rahman III. Umar ibn Hafsun, prototipo hispano de caudillo popular, fue un personaje que surgió a finales del siglo IX en el contexto de los enfrentamientos raciales, religiosos y de culturas de los últimos emires de al-Andalus. Eran tiempos de confusión ya que al-Andalus estaba integrada por un mosaico de distintas tradiciones en el que a la minoría de las élites árabes se oponían los anhelos y peticiones de bereberes, muladíes, mozárabes y judíos, y todo ello, además, en unos momentos en que simultáneamente iba tomando fuerza la amenaza de los pueblos cristianos de los reinos del norte. En este contexto de crisis y enfrentamientos surge la figura de Umar, que era un musulmán nuevo (muladí) cuya familia tenía sus raíces en un noble visigodo que se había convertido en tiempos no lejanos al Islam. No se sabe con certeza si Umar nació en la propia Ronda o en alguna otra población de las sierras malagueñas, pero ha quedado reflejado en las fuentes que desde muy joven fue un hombre de acción, que tuvo que refugiarse en los inaccesibles parajes serranos tras haber matado a un vecino. En poco tiempo, tras una estancia en el norte de África huyendo de la ley, retornó a los montes y se fue convirtiendo en líder de un movimiento de rebeldía de los muladíes que poblaban estos parajes, que se sentían oprimidos por los emires cordobeses. En unos años el poder central andalusí llegaría a sentir la clara amenaza que suponía el alzamiento de Umar y lo cierto es que los emires fueron incapaces de mantener el orden en estas tierras ubicadas entre Ronda y Antequera. Las dificultades para la recaudación de los tributos fueron pronto insalvables y habría de llegar un momento en que la propia ciudad de Córdoba, incluso, se sentiría amenazada por los rebeldes. Desde Bobastro, en un picacho inaccesible situado no lejos de los llanos de Antequera, Umar ibn Hafsun tenía fácil acceso a las campiñas del Guadalquivir y a la Vega de Granada, de modo que durante medio siglo tuvo en jaque a los emires al-Mundhir y Abd Allah. Solamente cuando habían pasado diez años de la muerte de nuestro hombre habría de ser capaz Abd al-Rahman III de conquistar Bobastro a sus hijos, que seguían encabezando la rebeldía. Sería ahora, tras tomar la ciudad de ibn Hafsun, cuando el emir se proclamaría califa de al-Andalus. En el año 889 ibn Hafsun decidió convertirse al cristianismo, lo que de algún modo supuso el principio de fin de su movimiento. El hombre que gobernaba en las coras de Rayya, Elvira y Jaén, y que era señor de poblaciones como Archidona, Baeza, Úbeda, Priego y Écija habría de ver como muchos de sus partidarios, muladíes sinceros a las creencias islámicas, le abandonaban. Umar, sin embargo, falleció cuando corría el año 917 sin haber sido vencido por sus enemigos. Se dice que fue enterrado en Bobastro, de acuerdo con los ritos cristianos. Cuando la ciudad fue tomada por Abd al-Rahman III el cuerpo del rebelde sería desenterrado y trasladado a Córdoba donde fue objeto de exposición a la chusma y escarnio de su memoria.
Basílica mozárabe Los vestigios de la basílica cristiana que se conservan en una de las laderas de las Mesas de Villaverde constituyen la muestra más brillante de la arquitectura mozárabe andaluza. El templo, que se integraba en un monasterio que posiblemente se construyó antes de la llegada de Omar ibn Hafsun a estos parajes, seguía una tradición eremítica que se remontaba a tiempos antiguos. El conjunto monástico estaba fortificado y de las bases de sus murallas y torres se conservan todavía vestigios muy interesantes. En el espacio central del conjunto monástico se aprecian en nuestros tiempos los vestigios de lo que hubo de ser un amplio patio, quizás el claustro, del que todavía se pueden contemplar el aljibe en el que se almacenaba el agua y algunos silos para cereales. En uno de los lados de ese patio se sitúan los restos de la basílica, en donde habría sido convertido al cristianismo ibn Hafsun, y que constituye una bella muestra de arquitectura rupestre, excavada en la roca, siguiendo posiblemente esa tradición eremítica del entorno de la que antes hablábamos. Este templo de Bobastro tiene planta de tipo basilical y esta dotado de tres naves, siendo la central de mayores dimensiones. Están separadas por diversos pilares y arcos de herradura, y cuentan con una cabecera que esta dotada de tres capillas. De este interesante edificio, que nos fue explicado por Ildefonso Robledo, no podemos sino destacar el transepto, destinado a los ritos mistéricos propios de la liturgia mozárabe, y las cancelas que separan las diversas naves y ábsides. Todo ello tuvo que producir en su tiempo una sensación clara de compartimentación del conjunto, en el que sobresale igualmente la jerarquización de los espacios, que se adaptan al propio desnivel del terreno que desde la cabecera del templo va descendiendo hasta sus pies. Debajo de la basílica se intentó construir una especie de cripta, solo labrada en la roca en una fase inicial, en la que posiblemente descansarían en su momento los restos de ibn Hafsun. Cuenta también el edificio, finalmente, con una interesante tribuna, situada en la planta superior, a un nivel más elevado (más cerca del Reino Celeste), labrada también en la roca y decorada con bellos arcos de herradura por los que en su día entraba la luz en la sala.
Vestigios del castillo El cronista ibn Hayyan nos ha transmitido que una vez tomado Bobastro, Abd al-Rahman III ordenó levantar un nuevo castillo, sobre el que anteriormente existía, en el que se había fortificado Umar ibn Hafsun. Con esa actuación pretendía asegurar el pleno dominio de estos parajes inhóspitos una vez que la población levantisca fue obligada a abandonarlos pasando a residir en el llano. Los restos de este castillo, muros de sillarejos, se aprecian todavía hoy cuando se pasea por la zona más elevada de las Mesas de Villaverde, en concreto en la zona derecha del aparcamiento al que nos conduce la carretera que hemos venimos siguiendo. Desde este lugar de belleza increíble las perspectivas son impresionantes. Los tajos y precipicios que cercan la elevada meseta nos hablan de la dificultad que habría de suponer para los ejércitos andalusíes aproximarse siquiera a Bobastro. Llama la atención que precisamente en esa cima de las Mesas, en ese paraje increíble, el hombre moderno haya construido un pequeño embalse, que tiene el nombre de la Encantada, con la finalidad de, tras una previa labor de elevación artificial de las masas de agua necesarias, producir luego energía eléctrica. Las gentes del lugar afirman que cuando se construyó este embalse se destruyeron multitud de vestigios arquitectónicos de tiempos pasados, lo que parece muy razonable ya que en este lugar, una pequeña meseta, es donde hubieron de localizarse muchas de las defensas y viviendas de Bobastro. Por las laderas del picacho, desparramados, abundan los vestigios de multitud de viviendas rupestres, unas veces cuevas naturales, otras readaptadas, lo que ha sido tradicionalmente facilitado por la propia naturaleza del terreno calizo, en el que abundan los abrigos y covachas. Por sus dimensiones sobresalen las denominadas Casa de la Reina Mora y Casa de la Encantada.
Tras la visita a las Mesas de Villaverde los miembros del Seminario nos pusimos nuevamente en marcha y tuvimos oportunidad de desplazarnos al cercano Desfiladero de los Gaitanes, en las inmediaciones de El Chorro, bellísimo paisaje natural muy apropiado para la práctica del deporte de la escalada, como pudimos pronto apreciar con cierto temor por nuestra parte. Posteriormente, tras un reparador almuerzo en el Restaurante El Kiosko, situado en el Parque Ardales, junto al embalse del Conde de Guadalhorce, habríamos de iniciar una interesante ruta de senderismo que nos conduciría a través de inmensos bosques de pinos y teniendo a la vista multitud de covachas y abrigos de formas sugerentes, hasta la presa y central eléctrica de Gaitanejo, punto donde se inicia una pasarela de formas increíbles que con el nombre de Caminito del Rey atraviesa el Desfiladero de los Gaitanes. El mal estado de la pasarela y los peligros de desplomes impiden, por desgracia, que ese camino se pueda hoy practicar. Se imponen los trabajos de restauración que las asociaciones ecologistas malagueñas vienen pidiendo una y otra vez.
|