SEMINARIO CÓRDOBA ARQUEOLÓGICA |
Actividades - Año 2009
Ildefonso Robledo Casanova
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CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE ITÁLICA
SEVILLA
Esa misma jornada (7 de noviembre), tras el almuerzo, los excursionistas llevamos a cabo una visita al Conjunto Arqueológico de Itálica. La actividad fue dirigida por Ildefonso Robledo, que una vez situados en el graderío del anfiteatro, mientras contemplábamos la mole inmensa de este augusto edificio, nos habló del ambicioso plan de ampliación y embellecimiento que ordenó llevar a cabo en Itálica el emperador Adriano guiado por el ánimo de honrar la memoria de Trajano, su padre adoptivo, una vez que este había fallecido. Esa intención helenística de consagrar esta “Nova Urbs” de Itálica a la memoria de un héroe divinizado permite entender que en el templo más grandioso, levantado en el punto más álgido de la ciudad, se rindiese culto al Divino Trajano, de acuerdo con la creencia romana de que los césares eran dioses y por tanto objeto de un culto propio.
Es así que hemos de entender la “Nova Urbs” que alzó Adriano. Vendría a ser una Trajanópolis, de clara inspiración helenística, muy acorde con la mentalidad y los gustos de Adriano, que siempre se sintió deslumbrado por los antiguos momentos de esplendor en que el genio de Grecia había asombrado a los hombres del Mediterráneo.
Tras diversas explicaciones sobre las singularidades del anfiteatro, que tenía capacidad para acoger a 25.000 espectadores, traspasamos las murallas de la ciudad y nos situamos en el Cardo Máximo. Íbamos a tener una nueva oportunidad de conocer como era una ciudad romana, con su característico trazado de calles regulares que al cruzarse forman manzanas en las que se sitúan las viviendas residenciales. La “Nova Urbs” de Adriano fue concebida como un barrio residencial y monumental. La especial suntuosidad de los mosaicos que han aflorado en las excavaciones así lo acredita. Aquí residían los patricios, en tanto que las clases populares siguiendo viviendo en la ciudad antigua, la que había fundado Escipión. Los vestigios de esa ciudad más antigua siguen hoy enterrados bajo las casas de la moderna Santiponce.
En el transcurso del paseo, se nos habló de las singularidades de la historia de Itálica, de sus murallas, de su sistema de abastecimiento de agua y de los aspectos más destacados de la decoración y estructura de sus casas señoriales. Pudimos contemplar las plantas de la casa de la Exedra (con su jardín alargado que termina en una exedra en la que caería el agua por alguna forma de cascada), la casa de Neptuno (con su magnifico mosaico del cortejo del dios del mar), la casa de los Pájaros (en cuyo mosaico se representan 32 aves distintas), la casa de Hylas (construida a diferentes alturas para mejor adaptarse al terreno) y, finalmente, la casa del Planetario, que se sitúa en un punto intermedio entre el cementerio de Santiponce y los restos de las termas mayores, en la zona oeste del recinto.
En esta denominada casa del Planetario llama la atención un bello mosaico en cuya composición se han plasmado, reproducidos en siete medallones, los bustos de las divinidades planetarias que se utilizaban en el calendario romano para designar a los diferentes días de la semana: Día de Saturno (sábado), del Sol (domingo), de la Luna (lunes), de Marte (martes), de Mercurio (miércoles), de Júpiter (jueves) y de Venus (viernes). La representación de Venus, último día de la semana, ocupa el medallón central.
Para entonces, la luz del atardecer, con su magia, estaba inundando de cálidos reflejos y tonalidades estas colinas plagadas de arte, arqueología e historia. Había llegado el momento, tras una jornada inolvidable, de iniciar el regreso a casa. |