"...pero sin pausas."
Son las 12 del mediodía del 26 de enero de 2.008. La hora del examen es llegada, dice el Presidente, Sr. Olmedo. Y dado que la Asamblea está jerárquicamente por encima de quienes dirigen la Asociación, procedamos, pues, a la elección de la Mesa que dirigirá esta Asamblea General Ordinaria anual ante la que rendirá cuentas la Junta de Gobierno y decidirá cual es el camino a seguir así como nos dará las líneas generales que marcarán el nuevo mandato de la Junta durante el año que se inicia con esta reunión. Solicitadas propuestas, al fin, la Mesa queda presidida por………que actúa como Presidente y Baldomero Alcalde Pérez, en función de secretario. A renglón seguido, el Sr. Presidente da la palabra a la Señorita Secretaria de la asociación para que de lectura al acta de la sesión anterior. Así se hace y resulta ser aprobada por unanimidad. D. Rafael López, Tesorero, hace uso de la palabra para hacer un desglose pormenorizado de los gastos e ingresos habidos en el año 2.007. Después presenta el presupuesto del próximo año que supone unos ingresos de 24.361,95 euros. Las cuentas resultan aprobadas por unanimidad. A continuación el Sr. Presidente hace un detallado informe de las actividades realizadas durante el año 2.007 y presenta las que se tiene intención de llevar a cabo durante el 2.008, empezando por la visita a la Casa Museo de D. Juan Polo, premio Juan Bernier de Arte 07. Sometidos a votación estos dos últimos puntos también resultan contar con el beneplácito de los asociados, aunque se abre un turno de Ruegos y preguntas en el que se informa de cómo la Asociación ha entrado a formar parte de la Asociación “Ategua”; se acepta la propuesta de una asociada para celebrar el bicentenario de la batalla de Bailén en el mes de octubre; se confirma la disposición a reintentar la excursión a las Cruces de añora, y se habla de exponer cerámica y labores para dar a conocer la sensibilidad artística de los asociados. Y, así, con la tranquilidad de una Asociación que comparte armónicamente sus intereses y objetivos se levanta la sesión minutos antes de comenzar la Presentación de la Revista nº 15. A las 13 horas, como estaba previsto, Dª María Reyes Lopera, Vicepresidenta de Asuntos Sociales de la Diputación Provincial saluda a los asistentes definiendo como “una alegría el progreso de la Revista”. Da la palabra al Sr. Olmedo para que proceda a la presentación de la Revista. Y así lo hace empezando por agradecer a la Sra. Anfitriona el cedernos su casa que da prestancia al acto. Si bien es verdad que a quien saluda con especial afecto es a los autores que “se atreven a publicar” además de informarse y escribir. Cede la palabra al Director de la publicación, Sr. Robledo, quien hace una pormenorizada descripción de este número 15, resaltando cómo están representadas las tres facetas de nuestro nombre con 10 artículos sobre ARTE, 14, que versan sobre ARQUEOLOGÍA y 11, de HISTORIA. Además, hace notar el Sr. Robledo, que las preocupaciones de los autores se extienden a los pueblos de la provincia como lo demuestra el hecho de contener 10 artículos sobre Córdoba ciudad; otros 10, sobre la provincia, y 6 con carácter extraprovincial. Cosa de lo que, por cierto, se congratula la Sra. Lopera. Congratulación que compartimos. Lo mismo que nos satisface saber que nuestra página Web ha tenido 94.506 visitas durante el año 2.007 y que ha sido descargada por 50.537 internautas. Cierra el acto la Sra. Vicepresidenta haciendo constar, nuevamente y por último, cómo “muy pocos espacios históricos se quedan fuera” de las preocupaciones de los colaboradores, haciendo votos porque siga creciendo esta Revista que con tanta ilusión elaboramos año tras año.
De la Colonia Patricia a “Ceret” de los Caballeros. (23 de febrero de 2008)
En lontananza se divisa Jerez de los Caballeros (Badajoz) asentada sobre un promontorio del terreno a unos 500 metros de altitud. Al acercarnos se ve una “ciudad” – conjunto histórico a la que entramos por la Puerta de Ávila, practicada en la muralla de unos 1.700 metros de perímetro, agrupándonos alrededor de la estatua del conquistador Hernando de Soto (Jerez de los Caballeros, 1.500 – Río Misisipi, 21 de mayo de 1.542). Al morir en tierras americanas no pudo ver cumplido su deseo de ser enterrado en la Iglesia de San Miguel de su pueblo natal. Saludamos a nuestra guía, Srta. Isabel, y, de sus explicaciones, conocemos que en la fenicia “Ceret”, que significa “ciudad” podremos hallar restos de dólmenes, como el Dolmen de corredor de Toriñuelo, del período calcolítico, declarado Monumento Nacional en 1.926. Durante la dominación romana “Fama Iulia Seria”, debió ser un pueblo importante, cuyos restos: cipos, estelas, miliarios,… se trasladaron al Museo de Mérida. De su mano nos adentramos en el Jerez histórico gustando el sabor medieval de sus callejas estrechas y empinadas, subiendo hasta la plaza de Vasco Núñez de Balboa. (Jerez de los Caballeros, 1.475 – Acla, Panamá, 15, enero, 1.519: Explorador, gobernante y conquistador español. Descubridor del Océano Pacífico, Nuestra guía nos da a conocer cómo,de la mano de Alfonso IX, llegan los templarios a la “Villa de Xeres”, año 1.230, quienes levantan la Iglesia de San Bartolomé, a mediados del S. XV, seguramente sobre la vieja iglesia visigótica que “el día noveno de la Kalendas de Enero, de la era 594[1], fue consagrada esta iglesia a Santa María”. Los templarios engrandecieron a Jerez, construyeron la muralla, repoblaron las alquerías del su término territorial y gobernaron bajo el Fuero de Baylio, que establece, por ejemplo, que el matrimonio convierte en gananciales los bienes de ambos cónyuges. La holganza y el desenfreno de las riquezas les hizo olvidar su sagrada misión (combatir al sarraceno) y, en consecuencia, fueron disueltos por Bula de Clemente V de 13 de marzo de 1312 (Concilio de Viena, 1.312) Su lugar lo ocupan ahora los Caballeros de Santiago por donación de “la villa de Jerez cercas de Badajoz, con términos, señoríos…(..), que hace a esta Orden, Enrique II el Dadivoso (Sevilla 25 de Diciembre de 1370). Posteriormente, año de 1.525, Carlos I le concede el título de ciudad con todos los privilegios que ello conlleva Estamos en la parte más alta de la ciudad frente a la iglesia de San Bartolomé de la Jara, antes citada. De sus capillas destacan dos por sus connotaciones históricas: la Bautismal donde recibió las aguas Núñez de Balboa en 1.475 y la gótica capilla mandada construir, año 1.535, en el lado del evangelio por el Comendador Vasco de Xerez para sepulcro de su familia. El altar mayor tiene un retablo de 1.635, obra de José de la Barrera. Su nicho central nos muestra el martirio de San Bartolomé[2] y sobre él la roja Cruz de Santiago. Destaca también su órgano barroco y llaman la atención los escudos de San Bartolomé y Carlos II. Y al exterior, la vistosa y esbelta torre de San Bartolomé. Abatida por el terremoto de Lisboa, 1.755, se reconstruye en 1.759, haciendo que, aunque no sea la más alta, sí sea la que más resalta de las cuatro torres que tiene Jerez, gracias a los azulejos y la cerámica vidriada de sus muros, que nos hacen recordar a la Giralda de Sevilla. Bajamos a la parte llana centro de la ciudad para visitar ahora la antigua Iglesia de Santiago, hoy titulada de San Miguel.Su construcción, que se inicia a finales del S. XIV, se termina en el XVIII. El largo tiempo de su construcción se manifiesta en las tres puertas por donde podemos entrar, cada una de un estilo sucesivo: una, gótica; otra, renacentista, y una tercera, plateresca. Da la sensación de que es una catedral, que no llegó a terminarse, tal vez porque la capital de la diócesis pasó a Badajoz. En las bóvedas del altar mayor, podemos ver representada la Santísima Trinidad, obra de artistas italianos del XVIII. ¡Qué lástima que esté tan deteriorado por la humedad y la desidia? humana que lleva descuidada su restauración desde el XVIII, precisamente¡ Y lo mismo podemos decir de las naves pintadas de blanco donde se puede observar que debajo de la cal que se va cayendo aparece lo que había ocultado. El altar mayor tiene un retablo barroco en forma de tabernáculo con la imagen del titular, San Miguel, en el centro. La sillería del coro era la misma que usaban los Caballeros de Santiago para celebrar capítulo. Por eso, destaca la Cruz de Santiago del asiento central del Gran Maestre de la Orden. Un enrejado los separa del pueblo fiel. El exterior del templo se ve completado por la torre barroca, s. XVIII (1.749 – 1.760), de cuatro cuerpos. Obra del alarife Juan Alfonso de Ladera, está hecha de ladrillo. A nosotros nos parece más sobria que la de San Bartolomé, aunque le gane a ésta en altura: casi 70 metros. Dejamos por un rato la cristiana “Villa de Xeres” para irnos a la Xerixa donde está la Alcazaba levantada en el centro del recinto amurallado. Llaman la atención sus cinco torres: la del homenaje o Torre Sangrienta[3], la Veleta, las Armas, el Reloj y el Carbón. Sus restos arqueológicos, hallados en los años 80, nos hablan de los templarios. Volviendo a los cristianos, nos volvemos a encontrar con los Caballeros de la Orden de Santiago que obtienen el “señorío” de Jerez en “Sevilla a 25 de Diciembre de la era 1.408 (año 1.370), como queda dicho más arriba, y establecen su sede en el llamado Palacio de la Vicaría, cuyo primer titular es el vigésimo octavo maestre Don Fernando de Osorez. Fácil es entender que el “señorío” y el obispo de Badajoz tuvieran algún que otro mal entendido, ya que el poder temporal de ambas potestades entrarían en conflictos por razones jurisdiccionales, principalmente. Hoy es el Museo de arte Sacro donde, además de cálices, custodias,…, encontramos los célebres Cantorales (mediados del S. XVI) o grandes libros de coro escritos sobre pergamino con tapas de madera., que servían de soporte a “un canto que... por su suavidad, facilidad y dulzura favorecería la gravedad de las procesiones y la edificación del alma”[4] Voluminosos manuscritos que son soportados por el Facistol (del alemán fest (fijo) y stuhl (apoyo) o atriles de madera policromada Bonita mañana completada con una comida – degustación de carne de cerdo exquisita. Sin embargo, la lluvia nos anima a regresar a Córdoba. Pero como los viajeros no están aún saciados nos detenemos en Zafra para ver el alcázar del Duque de Feria. Impresionante Torre del Homenaje, hermoso patio porticado de dos pisos, estilo herreriano a base de mármol blanco. Impresión agradable también la que nos ofrecen la Plaza Grande y la Plaza Chica porque la piqueta y la especulación aún no han llegado a estos lugares que parecen detenidos en el S. XV. A su lado la casa ajimezada con ventana mudéjar, el Museo de Trajes Regionales y una maqueta del pueblo a lo largo de los siglos XV – XVI. ¡Lástima que el tiempo se acaba¡
(Sábado 8 marzo 2008)
La invasión islámica, tal vez, destruyera el poblado que acogía a los guijeños desde sus ancestros allá por el primer milenio a. de C. En busca de sus vestigios nos hemos desplazado, hoy 8 de marzo de 2.008, diecisite asociados, dentro de las actividades del Seminario de Arqueología. Nuestro camino ha sido desde Córdoba, por el Muriano, a Pozoblanco y desde aquí, girando a la izquierda en la cruz de las cigüeñas, todo recto al Guijo por una carretera que discurre entre campos, no demasiado alfombrados de verdor por la falta de lluvia, moteados por algún que otro rebañillo de ovejas y que a este Cronista hoy le parece un lujo. “:” O tempora…¡” El pueblito del Guijo, 406 habitantes, nos ofrece su larga calle central, adornada con la publicidad electoral. Calle que discurre entre sencillas casas de umbrales graníticos hasta llegar al ensanche cuadrangular de la Iglesia, que lleva en el lado de la epístola, su portada plateresca embutida entre dos contrafuertes pétreos. A la gente le gusta tomar café en la Casa Rural que, parece ser, les trae añoranzas de otros tiempos que, desde nuestro punto de vista, nunca fueron mejores y, por ello, a veces no entendemos cómo gusta tanto copiarlos a quienes ni los vivieron ni los padecieron. Y allí nos fuimos. Muy bien atendidos, por cierto, en tanto calentamos el cuerpo, satisfacemos también nuestra curiosidad observando útiles antiguos (una hoz, unas colodras, un hocino, una horma de un zapato,…) propios del mundo agrícola de estos lugares. Y de aquí, otra vez, calle central adelante, lentamente ahora, pues hay que dejar que el repartidor del butano vaya dejando las bombonas en las casas de la vecindad, hacia Majadaiglesia, lugar donde se encuentra el yacimiento arqueológico que nos interesa, junto a la ermita de Nuestra Señora de las Cruces y el arroyo de Santa María que es topónimo de la Cañada del mismo nombre. Iniciamos nuestro recorrido por la zona del Cerro donde, en los años 30, ya se hicieron excavaciones alegales hasta que fueron desautorizadas por la autoridad entonces residente en Toledo. A estos visitantes se les muestran las consecuencias de las catas efectuadas por el arqueólogo Sr. Pons que pusieron de manifiesto la existencia de un poblado existente ya en el Bronce que permanece aún en época paleocristiana como queda demostrado por los vestigios de su basílica. La época romana está documentada, por ejemplo, por el complejo de las termas en el que destaca la natatio lúdica, de 7,30 m x 6,50 m x 1m. Sus muros están hechos a base de opus caementicium , en tanto, que el suelo se impermeabiliza a base de opus sgninum. Tiene dos escaleras en las esquinas NE y NW. Todo el borde de la construcción esta delimitado por un cordón hidráulico de unos 20 – 30 cm. de grosor. Y es visible su canal de desagüe hecho con opus signinum y otros restos, incluso metálicos, de un posible hipocastum termal. A si alrededor, estructuras aún no bien definidas, pero que nos hablan de la existencia de un poblado que tiene establecido desde su sistema defensivo hasta el servicio de distribución de aguas. ¿No cubrirá este Cerro la antigua Solia de que ya habla Plinio el Viejo en sus Crónicas? Los restos arquitectónicos nos muestran cómo tuvo tres líneas defensivas en la base cerca del arroyo de Santa María, la ladera y la cúspide del cerro.
Podemos observar un aljibe distribuidor del agua y un canal abovedado de mampostería antes de llegar a lo alto del cerro donde aún se conserva un segundo acueducto en el que jugaron los niños del Guijo sin romperlo. Cosa que agradecemos quienes gustamos de conocer el pasado. A su lado, un pozo, tal vez de decantación de las aguas que discurrieran por el acueducto que servía a esta ciudad levantada en un altozano amesetado. Lugar ideal para un asentamiento ibero, situado en sitio estratégico y con agua cerca. Desde aquí se divisa perfectamente el castillo de Santa Eufemia. Asentamiento ocupado después por los romanos y, más tarde, bajando hasta el llano por los paleocristianos que levantan la iglesia donde hoy se encuentra la ermita de Nuestra Señora de las Cruces, para ser abandonado hacia el s. IV d. de C. Y arriba del todo, un gran depósito de agua (13 m x 6,5 m x 2 m ), más basto que los anteriores aunque es también de opus caementicium. El reencuentro con nuestros días lo tenemos al bajar del nuevo al valle donde se encuentra la blanca ermita porticada con tres columnas y coronada por una estilizada espadaña. Antonio Muñoz, el santero nos abre el templo, documentado ya en el S. X al que se accede pisando la lápida romana (S. III o IV d. C.), que le sirve de batiente, donde se lee: “Portiv(s) / Riges(ca/r)vs svis (an/n) LXXX (s)/E.S.T.T”. que nuestra guía, Esperanza Rosas, nos traduce con la amabilidad que le caracteriza: “Porcio Rigo, querido de los suyos, de ochenta años, está sepultado, séate la tierra leve” Tras atravesar la nave única, bajo la bóveda de la capilla mayor, en su retablo barroco, la Virgen de las tres Cruces, que sostiene en su mano izquierda, recibe al fiel creyente y al curioso respetuoso. Se dice que esta imagen fue encontrada en el baptisterio por inmersión (S. III) siendo objeto de la devoción del pueblo que, desde siempre celebra su romería el domingo de Resurrección y que cada tres años la sube al pueblo, distante unos 6 kilómetros, para que viva una semana entre los vecinos del Guijo. Además del baptisterio, en la sacristía podemos ver un fragmento de ara (S. VI d. c.):”Sext (…) anvs /prae (…) de Modestus”, así como objetos de culto (naveta, incensario, atril) y el vestuario de la Virgen como, p. e. el estrenado en 1.998, del taller Villar de Córdoba: saya, manto, toca de sobremanto y túnica del Niño. Y en un local anejo, una pequeña exposición con restos de mármol, fragmentos de vasijas, cerámica de cocina, tierra sigilada (romana), cerámica decorada (ibera9, asas, trozos de lucernas, tégulas, tambor de columna, ladrillos con decoración incisa, etc. que complementan lo observado en nuestro paseo arqueológico. Y para redondear la mañana, puedes hasta hacer senderismo siguiendo el arroyo de Santa María donde además de disfrutar del campo podrás ver cigüeñas, oropéndolas, ruiseñores, garzas reales,,. Además de la flora variada que da olor y color a un buen día en busca de la Solia perdida.
De Carmo a Carmona (29, marzo, 2008)
La luz nos acompaña esta primaveral mañana de marzo en nuestro viaje a Carmona (27.221 hab. en el 2.006) que pronto nos da la bienvenida desde Los Alcores donde fue levantada para su fácil defensa. El viaje, como siempre, es pacífico, crujiente por las "tostás" con manteca colorá y tropezones de lomo del desayuno y dulce gracias al néctar del anís y el pacharán de raza en el Rute de nuestro amigo Paco Porras. Desayuno animado y buena disposición para emprender nuestro recorrido que va a discurrir por el Paleolítico prehistórico, el poblamiento turdetano, la colonia cartaginesa (véase el muro almohadillado de Puerta Sevilla), la Carmo romana desde el 206 a. C. (obsérvese su cardo máximo de Puerta Sevilla a Puerta Córdoba y su decumano de Puerta Marchena a Ouerta del Postigo), la Qarmuna árabe, la “luz de Andalucía” fenandina (1.247), el alcázar de Pedro I, la Carmona del XV testigo de luchas interseñoriales (los Ponce de León contra los Guzmanes), ciudad por Felipe IV (¿porque éste necesitaba dinero?), tumba de Julián Besteiro, (…) y pretendida “lucero de Europa” en su caminar hacia el Patrimonio Mundial.
Acogidos por Elvira, nuestra guía carmonense, nos acercamos primero a la Necrópolis encontrada por casualidad, expoliada por quienes creen que su riqueza ulejos y la cerámica vidriada de sus muros, que nos hacen recordar a la Giralda de Sevilla. Bajamos a la parte llana centro de la ciudad para visitar ahora la antigua Iglesia de Santiago, hoy titulada de San Miguel. Su construcción, que se inicia a finales del S. XIV, se termina en el XVIII. El largo tiempo de su construcción se manifiesta en las tres puertas por donde podemos entrar, cada una de un estilo sucesivo: una, gótica; otra, renacentista, y una tercera, plateresca. Da la sensación de que es una catedral, que no llegó a terminarse, tal vez porque la capital de la diócesis pasó a Badajoz. En las bóvedas del altar mayor, podemos ver representada la Santísima Trinidad, obra de artistas italianos del XVIII. ¡Qué lástima que esté tan deteriorado por la humedad y la desidia? humana que lleva descuidada su restauración desde el XVIII, precisamente¡ Y lo mismo podemos decir de las naves pintadas de blanco donde se puede observar que debajo de la cal que se va cayendo aparece lo que había ocultado. El altar mayor tiene un retablo barroco en forma de tabernáculo con la imagen del titular, San Miguel, en el centro. La sillería del coro era la misma que usaban los Caballeros de Santiago para celebrar capítulo. Por eso, destaca la Cruz de Santiago del asiento central del Gran Maestre de la Orden. Un enrejado los separa del pueblo fiel. El exterior del templo se ve completado por la torre barroca, s. XVIII (1.749 – 1.760), de cuatro cuerpos. Obra del alarife Juan Alfonso de Ladera, está hecha de ladrillo. A nosotros nos parece más sobria que la de San Bartolomé, aunque le gane a ésta en altura: casi 70 metros. Dejamos por un rato la cristiana “Villa de Xeres” para irnos a la Xerixa donde está la Alcazaba levantada en el centro del recinto amurallado. Llaman la atención sus cinco torres: la del homenaje o Torre Sangrienta[5], la Veleta, las Armas, el Reloj y el Carbón. Sus restos arqueológicos, hallados en los años 80, nos hablan de los templarios. Volviendo a los cristianos, nos volvemos a encontrar con los Caballeros de la Orden de Santiago que obtienen el “señorío” de Jerez en “Sevilla a 25 de Diciembre de la era 1.408 (año 1.370), como queda dicho más arriba, y establecen su sede en el llamado Palacio de la Vicaría, cuyo primer titular es el vigésimo octavo maestre Don Fernando de Osorez. Fácil es entender que el “señorío” y el obispo de Badajoz tuvieran algún que otro mal entendido, ya que el poder temporal de ambas potestades entrarían en conflictos por razones jurisdiccionales, principalmente. Hoy es el Museo de arte Sacro donde, además de cálices, custodias,…, encontramos los célebres Cantorales (mediados del S. XVI) o grandes libros de coro escritos sobre pergamino con tapas de madera., que servían de soporte a “un canto que... por su suavidad, facilidad y dulzura favorecería la gravedad de las procesiones y la edificación del alma”[6] Voluminosos manuscritos que son soportados por el Facistol (del alemán fest (fijo) y stuhl (apoyo) o atriles de madera policromada Bonita mañana completada con una comida – degustación de carne de cerdo exquisita. Sin embargo, la lluvia nos anima a regresar a Córdoba. Pero como los viajeros no están aún saciados nos detenemos en Zafra para ver el alcázar del Duque de Feria. Impresionante Torre del Homenaje, hermoso patio porticado de dos pisos, estilo herreriano a base de mármol blanco. Impresión agradable también la que nos ofrecen la Plaza Grande y la Plaza Chica porque la piqueta y la especulación aún no han llegado a estos lugares que parecen detenidos en el S. XV. A su lado la casa ajimezada con ventana mudéjar, el Museo de Trajes Regionales y una maqueta del pueblo a lo largo de los siglos XV – XVI. ¡Lástima que el tiempo se acaba¡
De San Hipólito a la ceca (11 Abril 2008)
La buena acogida y el magnífico salón del Centro Cultural San Hipólito crea el ambiente idóneo para un rato de Historia. De la mano de nuestra vocal de Arqueología, Laura Aparicio Sánchez, y del saber de D. Rafael Frochoso nos adentramos en el mundo de las monedas, más concretamente de las encontradas en las excavaciones, dirigidas por D. Pedro Marfil, realizadas en la Mezquita – Catedral de Córdoba. D. Rafael Frochoso, correspondiente de la Real Academia de Córdoba, investigador especializado en numismática andalusí, autor de numerosos textos relacionados con esta materia, fundamentalmente, colaborador de numerosas Revistas de carácter internacional y difusor de la Historia de cecas, monedas, tesorillos, (…) nos adentra en el mundo del dinero a través de la extraordinaria colección que ha podido estudiar y clasificar en los hallazgos antes mencionados habidos entre 1.996 - 2.001. El primer grupo que nos muestra es el correspondiente al Patio de los Naranjos. Zona de relleno, en sombra, húmeda. Ambiente, pues, desfavorable para la buena conservación de las 53 monedas de bronce halladas, la mayoría estropeadas. De ellas, 32, al menos, son acuñaciones de tiempos del Emirato dependiente de Damasco. Son feluses de forma irregular y su peso oscila entre 1 y 7 gramos. Monedas de poco valor metálico que, al no servir para pagar impuestos, son de poca significación económica. Otros feluses son de la invasión que incluyen la ceca de Al Andalus, por tanto son de la Península. Llevan la inscripción:”Malhora es el enviado de Dios” “No hay más que un solo Dios”. Algunas añaden una estrella pentagonal. Otras, “en el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso” Monedas, como vemos, con función catequética. Monedas al servicio de la religión. Dios hasta en las monedas. ¿Así la religión da legitimidad a lo que es del César?. Destacan también algunos resellos acuñados en tiempo del Felipe IV necesitado de dinero que resella” las monedas de vellón recogiendo la moneda circulante para devolverla luego a sus propietarios, pero con su valor nominal doblado, triplicado o cuadruplicado; devolviendo, por tanto, menos piezas que las recogidas y pasando el resto al Tesoro llamado “Público”, aunque, casi siempre, no se supiera muy bien donde acababa el patrimonio del Rey y empezaba el del Estado. Un segundo grupo procede de la 1º nave de la ampliación de Almanzor. Lugar que antes había sido una calle que bajaba hasta el puente. Aquí encontramos monedas variadas como las del Emperador Constante: “Felices tiempos pretéritos” Un tercer grupo corresponde a la zona de la Puerta de los deanes, donde vemos feluses y monedas con doble resello sobre una moneda de 2/4 de Felipe II. Monedas pertenecientes a la gente común que no sería raro que pertenecieron a los enfermos del cercano Hospital de San Sebastián, sepultados en este lugar. Por último, nos muestra las monedas de la zona de la Torre donde tenemos, por ejemplo, una blanca de los Reyes Católicos, acuñada en Toledo, cosa normal, si tenemos en cuenta que esta galería fue remodelada de 1.510 – 1.516. Además, podemos visualizar un as de Claudio, S. I, y otros bronces del Bajo Imperio bastantes desgastados ya que estuvieron en vigor muchísimo tiempo. No, no han aparecido monedas de oro, si es esto lo que Vd. se está preguntando. En fin, una tarde de Historia que, tal vez, debería tener continuidad en otras jornadas sobre “Las Cecas del Al Andalus”, por ejemplo, para tener una visión más amplia de nuestra tierra, de la hablamos mucho, pero, tal vez, no conozcamos bastante. Y, ya saben: “nada se ama, si no se conoce”.
De la ceca a las Cruces de Añora (3 – mayo – 2008)
Dirá la crónica de esta actividad que allá por el S. XXI, la Asociación “Arte, Arqueología e Historia” se ve involucrada en una amable tarea, cual es el conocimiento y disfrute del rico patrimonio cultural de los “usías” (Dos Torres) y los añoritos (Añora) en ese caso. Puestos de acuerdo 48 asociados, gracias, según cuentan, a la buena gestión de la Junta de Gobierno, se disponen a descubrir la fiesta de la Santa Cruz (3 de mayo) celebrada en el pueblo de “la noria del Tío Crespo”, actualmente denominado Añora, pues para muchos de los excursionistas (Más) de treinta y tres años cabales estuvo la Cruz “perdía” (menos mal que Añora piadosa) la tuvo en su compañía”.
Siguiendo la tradición, elegimos precisamente el 3 de mayo, “Día de la Santa Cruz”, cerca de la Fiesta de la Crucifixión (Viernes Santo), pero fuera del tiempo litúrgico de Pascua de Resurrección, para participar en la fiesta con el respeto y la aceptación popular que le corresponde. Sin embargo, alguien dijo: ¿Por qué no callejear un poco por Dos Torres antes de adentrarnos en la noche de las cruces de la Añora? Y alguien comentó: Dos Torres tiene una arquitectura civil en cuyo granito quedó esculpido la nobleza de Torremilano y unas iglesias símbolo de la fe y de la armonía entre distintos estilos arquitectónicos. Merece la pena. Y a Dos Torres nos llegamos al caer la tarde. Empezamos queriendo saludar a la patrona, la Virgen de Loreto, quien, por cierto, se había desplazado hasta la Iglesia parroquial dado que este primer domingo de mayo era su fiesta. Vemos como “Dos Torres está quieto/ porque tiene por patrona/ a la Virgen de Loreto” a quien rinde culto en una ermita que, por fuera, tiene un torreón cubierto a cuatro aguas, y una portada, la del Evangelio, de 1.766 en la que destacan unos hermosos contrafuertes de sillería rematados en vasos torneados, un remate de perfiles sinuosos barrocos y una espadaña entre contrafuertes. Al interior de este edificio del S. XVI con reformas del XVIII (1.714) se ve una nave larga con tejado a dos aguas y bóvedas barrocas de medio cañón con lunetos y en su cabecera cupulada un templete octogonal de gusto clásico. No. Esta ermita no está levantada sobre los restos de la casa donde vivía la Virgen en Nazaret, transportada milagrosamente por los ángeles a este pueblo en tiempos del Papa Celestino V. La razón de la devoción a la Virgen de Loreto por parte de Dos Torres está en que el Papa Gregorio XII (Papa1.406 – 1.415) fue curado de una grave enfermedad por el Doctor Juan Cornejo, oriundo de Dos Torre. Acto médico que le fue agradecido por el Papa regalándole una imagen de la Virgen de Loreto que, desde entonces, quedó entronizada en Dos Torres y es Virgen de especial devoción para los usías. Atravesando el puente con cinco ojos, llamado de Santa Ana, caminamos a lo largo del arroyo Milano observando, a nuestra izquierda, sus huertos, industrias agropecuarias, la ermita de San Sebastián … y, en línea con el puente de lastras de “Las Madueñas”, cerca de aquélla un edificio con cúpula semiesférica: el “Pozo de la Nieve”, posiblemente una antigua basílica paleocristiana o, tal vez, unas termas ¿o fue un mausoleo? Más adelante, el puente de San Juan y, al otro lado del arroyo, el barrio del mismo nombre donde aún son visibles un trozo del arco y pilar de la entrada al convento de clausura de las monjas agustinas de San Juan de la Penitencia. A nuestra derecha, la calle Santiago de Torrefranca. Paseando por ella llegamos a su iglesia Parroquial hoy convertida en centro de uso cultural. Es templo de una sola nave con arcos transversales de molduración gótica (S. XVI). La amabilidad de Rogelio nos permite ver que nada tiene que ver esta nave con el presbiterio oval, barroco de 1.678. Su espadaña nos muestra cómo el paso del tiempo destruye lo que no se cuida: Uno de sus vanos superpuestos ya está derruido.. Al entrar en la Calle Barroso, en cuyo ensanche se celebraban corridas de toros antes de levantarse la plaza de que hoy dispone Dos Torre, ya divisamos la iglesia parroquial de Torremilano: Iglesia de Santa María, hoy denominada de la Asunción. Iglesia gótica, S. XV, de grueso muros de piedras irregulares con una torre barroca de tres cuerpos levantada a su costado derecho. Al interior es de cruz latina, de tres naves cuya techumbre de par y nudillo está apoyada en unas gruesas columnas cilíndricas y arcos apuntados. Sobresale el gran presbiterio de planta cuadrada resultante de la reforma llevada a cabo en el S. XVI, 1.578 – 1.581, con una cubierta de bóveda estrellada adaptada al cuadrado del recinto por medio de trompas. Destacan también los pilastrones acanalados con capitel jónico del arco triunfal de fábrica del gótico tardío. Al tener el presbiterio tanta anchura como las tres naves juntas, el arco triunfal corta el normal desarrollo del templo, que obligó a montar sobre él unos arcos rampantes. El retablo original fue quemado en la Guerra Civil de 1.936 – 39. El actual es imitación neobarroca de aquél. En el presbiterio llaman la atención el nicho de los Contreras, lado de la epístola, con su escudo (tres bandas) sobre el arco carpanel, bajo el conopio del alfiz rectangular y el de Bartolomé Sánchez Gahete ? en el lado del evangelio, aunque el escudo de este presbítero del Guijo, S. XVIII, sólo tiene una banda. En los brazos del templo se abren dos capillas góticas, S. XVI, adosadas a las naves laterales por debajo del presbiterio. La del lado de la epístola es la llamada de la Anunciación cuyo acceso se hace por un arco apuntado. Reja rematada con motivos eucarísticos y dos escudos nobiliarios: el de los Velarde, a la derecha y el de Alonso Sánchez? a la izquierda. La capilla del lado del evangelio corresponde al tesorero de Indias Don Pedro Gómez de Contreras. Fue edificada con intervención de los Hernán Ruiz entre 1.585 – 1.595: planta rectangular, cubierta de crucería y reja con decoración vegetal flanqueando el escudo de Dos Torres. Encima de la puerta lateral de la derecha del templo, lugar no muy adecuado para ser visualizado, alguien tuvo la idea de colocar el escudo de los Mejías procedente de la clave central del arco de medio punto de la puerta del convento de San Juan de la Penitencia, perteneciente a la jurisdicción de la antigua Torrefranca. Salimos a la plaza del pueblo: ayuntamiento, soportales de arcos rebajados en el primer piso y vigas sobre columnas en el segundo. Frente a la iglesia, casa nº 9, de los Velarde cuyo escudo ostentan en el dintel de la puerta. Porque Torremilando es residencia y cuna de nobles e hidalgos. Rango social que puede contactarse también, por ejemplo, en la Plaza de Elisa Ramírez, antiguamente llamada de “María la brava”, madre de Bartolomé García Bejarano cuyo escudo vemos en el vano rectangular del dintel adovelado de su casa. O en la calle Pósito donde encontramos, labrado en el dintel de su casa, el escudo del corregidor don Miguel Díaz de Mendoza. O en la calle Carmona donde se encuentra el escudo más antiguo de Dos Torres: En granito. En el dintel de una portada enmarcada por un alfiz (s. XVI – XVII) se hala el escudo de los Velarde de Torremilando en el que, aunque con dificultad, se observa el detalle de un brazo armado, característico del entronque nobiliario de esta familia. Y sin darnos cuenta casi, callejeando entre la cal, el granito y el hierro, estamos de nuevo en la explanada de la Virgen de Loreto respondiendo a la llamada que nos hacen las Cruces de Añora. Detenemos el autobús en la esquina de la Calle la Amargura /(donde no) hay un piedra redonda, donde (pusiera) Jesús los pies / para subir a la gloria”. Lo que sí vemos es una cruz iluminada a modo de farolillo festivo que nos anuncia que hemos entrado “en territorio cruz de Añora” que nos disponemos a recorrer con el respeto debido y la admiración que se merecen. “Dios le dé mucha salud/ a quien puso la promesa/ de levantar la santísima Cruz/ que vemos puesta sobre una mesa” de la Calle Amargura, reza el caminante, quien piensa que, tal vez, la Cruz de Arriba “por promesa (la) pusieron / en este sitio escogido/ (para dar) rendidas gracias/ por (haberles) socorrido”. “En el ara de la Cruz /hizo el Niño Testamento./ Y a su Madre le dejó / las llaves del Sacramento”, reflexiona el cronista al ver los crucifijos de Primera Comunión que cuelgan de la cruz de la calle Virgen. Lo esencial en todos los casos es la cruz adornada profusamente en una habitación totalmente vestida. Llama la atención de este curioso que “lo que adorna a la cruz/ (no sean) las macetas al lado, (ni) la Sagrada Familia / con su Niño de la mano” sino tules y telas a imitación, tal vez, de aquellos que “entre sábanas y holandas / envolvieron al Señor/ y en los brazos de su Madre / le dieron la extremaunción” Y lo que lo entronca con la naturaleza es el olor despedido por la manzanilla que, como todo el mundo sabe “el día de la Ascensión, cuando Cristo subió al cielo,/ estaba la manzanilla / florida como el romero” Y así, entre olores que nos retrotraen a la niñez, canciones y leyendas de la cultura popular, reflexiones de adulto, oraciones de creyentes,…dejamos Añora, a quien más de uno despidió parafraseando aquella letrilla que dice: “Quédate con Dios, Añora, Que nosotros ya nos vamos Y tú te quedas solita Al pie de la cruz (cantando)”..
Portugal[7] (2 – 6 de julio 2008)
Con la puntualidad con que nuestra Asociación acostumbra a realizar sus actividades, nos reunimos en “Puerta de Gallegos” el día 2 de julio de 2.008 para salir hacia Portugal a las 6 de la mañana. Quizás con alguno de sueño pendiente, pero llenos de ilusión y con ganas de pasar un os días cambiando la rutina, nos ponemos a caminar hacia una aventura de la que todos esperamos nos depare una buena experiencia. El camino es largo. Nuestro Intendente nos informa de cómo se desarrollará la actividad y las visitas que la componen, para mejor aprovechamiento, tanto de tiempo como de comportamiento en cuanto a grupo. Tras alguna breve parada técnica y para desayunar, entramos en la nación vecina de Portugal por la provincia de Badajoz. Nuestro primer contacto con tierra portuguesa es Sintra, Hotel Atlantic, donde almorzamos. Tras un breve descanso en las instalaciones del Hotel aprovechando el frescor de su jardín, nos encontramos con nuestra guía, Sandra Ferreira, de aspecto bonachón, agradable acento portugués y muy dispuesta a acompañarnos durante todo el recorrido. Así lo hacemos partiendo hacia Mafra. Mafra es una villa rural, situada a unos 40 Kms de Lisboa, creada con los obreros que acudieron a la construcción de su Palacio y convento levantado en 1.717 con piedra calcárea y estilo barroco En este edificio, monasterio franciscano en su origen, destacan: - La monumentalidad que le dan sus 220 metros de fachada, 1.800 habitaciones y 4.700 puertas y ventanas. - Su basílica inaugurada en 1.730. - Y su biblioteca de 85 m x 9,5 m que alberga 40.000 volúmenes. Podríamos decir que es un ex – voto, pues es el regalo que don Juan Cinco hizo a la Virgen por el embarazo de su mujer. Volviendo hacia Lisboa, nos detenemos en Cintra. Merece la pena darse una vuelta por esta pintoresca villa situada en un enclave de verdor y vegetación exuberante. Sus palacetes, sus calles empinadas y estrechas atraen al visitante e invitan al visitante a darse un paseo por esta ciudad para conocer el ambiente, visitar sus tiendas de cerámica y asomarse a ver el Castillo de los moros. Día 3 de julio: Lisboa. Catedral, la románica “Sé” portuguesa. Sensación de fortaleza por sus dos torres almenadas desde las que se vigiló el estuario del Tajo. Conviene caminar su deambulatorio con capillas góticas dedicadas a San Sebastián, Santa Ana, Nuestra Sra. de la Piedad (…). Deténgase en la Capilla de San Cosme y San Damián con la ciudad de Lisboa reproducida en su “Nacimiento”. De aquí, al claustro porticadero, donde aún es posible observar vestigios neolíticos, romanos y árabes, aunque un tanto abandonado como puede verese en las capillas adosadas al muro. Barrio de Alfama[8]: árabe, con calles estrechas, tortuosas y pendientes. Iglesia barroca levantada a su costa por los conversos musulmanes que la dedican a San Miguel porque, lo mismo que éste venció a Luzbel, así el cristianismo derrotó al islamismo. Atravesando el paño de muralla, que aún subsiste, pasamos del barrio árabe a la Judería, que repite las calles estrechas y serpenteantes, sin que pudiéramos saciar nuestra sed en la única fuente que dio agua a los lisboetas durante largos años de la Edad Media y parte de la Moderna. Para terminar esta mañana, Plaza del Comercio, Plaza del Rossio y la Vía Augusta Por la tarde: Barrio de Belén. Dejando atrás el Palacio Nacional de Belén (residencia del Presidente de la República), llegamos al Monasterio de los Jerónimos, sepulcro de Manuel I y su familia, del marino Vasco de Gama y del autor de “Os Lusiadas”, Luis Camoens. Es un edificio en el que podemos distinguir elementos del gótico tardío (manuelino) y del renacimiento. En su decoración, destacan las sogas, animales fantásticos de ultramar, columnas terminadas en palmeras, (…) para que la gente reconociera lo que los marinos veían allende los mares. Después: primero, a la Torre de Belén, hoy en la orilla del Río: unas veces, atalaya de vigía; otras, especie de lazareto. Luego, al Monumento a los conquistadores y descubridores portugueses: Enrique el Navegante, su madre, poetas, marinos, frailes, soldados, … No olvidar el magnifico mirador de Lisboa que es el ascensor de Santa Justa, de 58 metros de altura, levantado en hierro como la Eiffel, por Mesnier de Ponsard, año 1.902, inaugurado en 1.905 y electrificado en 1.907.
Día 4: Óbidos y Alcobaça. Óbidos[9] es conquistada a los moros por Alfonso Enríquez, año 1.148.
Esta ciudad fue el regalo de matrimonio de don Dionis a su mujer, Isabel. Por eso, desde entonces, es el “pueblo de las reinas portuguesas”, cuya influencia aún perdura como puede observarse en la limpieza y el adorno de sus calles a base de macetas y flores. Como se vienen haciendo desde 1.380, entramos en su ciudadela por la “Puerta de la Villa”. Ciudadela rodeada por 1,5 kms de murallas con vestigios celtas, árabes y cristianos. En nuestro recorrido, nos vamos deteniendo, primero, ante el Oratorio de Nuestra Sra. de la Piedad: s. XVII, decoración con azulejos azules. Luego, en la Iglesia de Santa María: tres naves separadas por columnas dóricas, techos de madera con pinturas barrocas, altar renacentista, capillas laterales, paredes cubiertas con azulejos del s. XVII (…). Después, en la Iglesia de San pedro: s. XIII, reconstruida como queda de manifiesto en su altar barroco, sepulcro de la pintora Josefa de Óbidos, sevillana de nacimiento. Y, por fin, en la ermita de San Martinho, gótico tardío. Los ríos “Alcoa” y “Baça” que se unen cerca del pueblo nos llevan a Alcobaça[10] en la que destaca el Monasterio de Santa María, otro ex – voto del rey Alfonso Henríques para cumplir la promesa hecha si vencía en la batalla de Santarem, 1.147. Fundado en 1.153, es donado a la orden del Císter ya que fue San Bernardo quien, en sueños, vio a la Virgen revelarle la victoria del Rey. En la fachada del templo, se visualizan: - Primer cuerpo: portada apuntada con S. Bernardo y san Vento (San Benedicto). - Segundo cuerpo: rosetón con las cuatro virtudes cardinales: fortaleza de ánimo, justicia, prudencia y templanza.. - Tercer cuerpo con Santa María A ambos lados, dos barrocas torres prismáticas con vanos para las campanas. En el interior, en ambos extremos del transepto de la nave de 115 metros de longitud por 30 m de altura, se hallan las tumbas de don Pedro I de Portugal y Doña Inés de Castro, colocados simétricamente para que cuando resuciten se miren cara a cara, sin tener que darse la vuelta. En la cabecera de la tumba, la rueda de la Fortuna y escenas de la vida de don Pedro y de su amante. A su alrededor, se cuenta la vida de San Bartolomé. (Por aquí también pasó la barbarie que mutila hasta los relieves quitándoles las cabezas). Sin embargo, alrededor de la tumba de doña Inés, se cuenta la historia sagrada empezando por la Anunciación y terminando con la Crucifixión, como su propia vida. Y a los pies, lo más didáctico: el Juicio final en el que se ven a los condenados arrodillados pidiendo perdón a Cristo, que, no obstante, como condenados que son, tomarán el camino del infierno. Ahí acabaron también los asesinos de Inés de Castro sin que les sirviera de nada las muchas peticiones de perdón que le hicieron al rey. Por la tarde, Batalha y su monasterio de Santa María de la Victoria (de Aljubarrota), otro ex voto ofrecido a Dios por el rey Don Joäo (Juan I) en agradecimiento por su triunfo[11] contra los españoles que le convirtió en rey indiscutido de Portugal, el primero de la casa de Avis. El Monasterio, comenzado en 1.386, tiene una portada gótica en la característica piedra calcárea del lugar. Su iglesia, igualmente, gótica, tiene numerosos vitrales. Entando, a su derecha, se encuentra el Panteón Real o Capilla del Fundador, de cúpula estrellada, con los túmulos del matrimonio Juan I y Felipa de Lancaster; Pedro, duque de Coimbra y su esposa, Isabel de Aragón; Enrique el Navegante, y otras personalidades portuguesas. De entre los numerosos claustros, el de Juan I, a cuya derecha se encuentra la sala del Capítulo, nos ofrece una interesante colección de vidrieras. Nos llama la atención la curiosa liturgia del cambio de guardia ante la Tumba del Soldado Desconocido, que tiene lugar cada dos horas. Tras atravesar el dormitorio de los frailes, entramos en el claustro de Alfonso V no tan rehecho como el de Juan I. Y de aquí, volvemos sobre nuestros pasos para dirigirnos a las Capillas Imperfectas cuyo techo es el propio firmamente. Este espacio, situado detrás de la Iglesia, es una obra de arte con matices manuelinos y lugar de reposo de Don Duarte y su esposa doña Leonor. Fuera, en el lado sur, destaca la enorme escultura ecuestre del Santo Condestable o Beato[12] Nuño (de Santa María) Álvares Pereira (24 de junio de 1360 - 1 de noviembre de 1431). Como consejero de Juan I, se dice que es el verdadero factotum de la Vitoria de Aljubarrota, sin que nosotros podamos discernir si fue debido a sus muchos saberes militares o, tal vez, porque tenía contacto directo con el Todopoderoso dada su fama de santo que, parece ser, pronto será alzado a los altares, pues su proceso de canonización parece estar cerca[13].
Día 5. El “alma mater” nos espera en Coimbra: ciudad del saber al que se asciende por el esfuerzo del estudio y subiendo por las empinadas y sinuosas calles que los estudiantes patean desde 1.537 para llegar a la Universidad, levantada en el palacio Real de la Alcazaba, regalo de Juan III. No nos detenemos en la parte moderna ya que su construcción de estilo salazarista les suena a muchos de los viajeros. Entramos a la parte clásica de la Universidad por la manierista Puerta Férrea en la cual se pone en evidencia el programa escultórico de las cuatro facultades clásicas( Artes, Derecho Canónico, Derecho Civil y Medicina. Dos estatuas nos reciben: la del rey Dionisio I (Dinis) el Labrador que transfiere, fecha 1.308, el antiguo Estudo Peral, fundado en 1.290 en Lisboa, a Coimbra y la de Juan III (1.521 – 1.557) , que, en 1.537, devolvió a Coimbra la sede de la Universidad donde permanece hasta nuestros días. Portada coronada por la “sapientia”. En el atrium, al N, la Vía latina; al W, la capilla de San Miguel y la biblioteca de Juan V; en su ángulo, la torre de “la cabra”[14], que, por otro lado, es lo primero que se ve apenas se divisa Coimbra. Mas, lo digno de admiración es la Biblioteca joanina. Obra maestra del barroco edificada entre 1.717 – 1.728 por expreso deseo de Juan V (1.689 – 1.750). Su monumental portada tiene forma de arco de triunfo. Está flanqueada por columnas jónicas y rematada por un enorme escudo real. Tiene tres salas en madera de palosanto dorada con pan de oro. Los estantes en color verde (América), rojo (África) y negro (Asia). El techo con pinturas chinescas da la sensación de bóveda siendo plano (como en Mafra). Al fondo de la última sala, el retrato de Juan V[15]. Impresionados por la belleza en que se desenvuelve la vida estudiantil, descendemos a la Coimbra de las empinadas calles para acercarnos a la Catedral románica de Coimbra que más bien parece una fortaleza por sus dos torres almenadas. Salimos de ella por la puerta “do Almedina” y ya estamos en la ciudad moderna con su llamada al consumo, cosa que se nos hace casi irresistible: terraza y cervecita, pasteles, café, compras,…A continuación, el almuerzo, que nos espera Conimbriga: el asentamiento romano más antiguo de la historia de Portugal. Día 6. Nuestro viaje se acerca a su fin, no sin antes acercarnos a Tomar, ciudad que nos retrotrae a nuestros tiempos juveniles de estudiante pues no en vano nuestros libros de historia nos hablaron de que Felipe II convocó a Cortes, año 1.581, en Tomar para ser reconocido rey de Portugal y jurar fidelidad a los fueros y leyes portuguesas. Ahora, como turistas y ávidos de reconocer lugares que ya nos sonaban, nos encaminamos a esta población para visualizar su castillo y el convento de la “Orden de los Pobres Caballeros de Cristo” (Templarios). Tras contemplar la fuerte muralla y las altas torres que aún se conservan, entramos a la explanada donde se encuentra el convento: singular edificio de estilos sucesivos. No olvidemos que su construcción comienza en el s. XII y se termina en el XIX. La portada de la iglesia es de piedra calcárea, de estilo manuelino, con la esfera armilar y la cruz templaria, aunque la primera obra fue la “charola”[16] (s. XII), extraña construcción románica de forma octogonal, copia del templo de la Roca de Jerusalén, que, finalmente, es la cabecera del templo[17] al que se une por un gran arco triunfal. Sus pinturas murales, sus estucos y tallas en madera le son añadidos a partir del s. XVI. A continuación, nos detenemos en los claustros góticos del Cementerio y de la Lavandería. Seguimos por la capilla de los Portocarrero; el renacentista claustro Principal, para terminar en el claustro de Santa Bárbara. En este último, nos llama la atención la janela (ventana) manuelina de la fachada occidental de la iglesia. Atribuida a Diego de Arruda, es uno de los más originales ejemplos del arte tardo – gótico manuelino. En su decoración queda reflejado iconográficamente el programa “imperial” de D. Manuel y de la Orden de Cristo. Lleva la representación del Árbol de la vida, del tronco de Jesé, de las Sagradas Escrituras, (…). Alrededor, las cueras marineras . Y todo ello coronado por la cruz de la Orden de Cristo. Seguimos por el claustro de los Felipes, de estilo renacentista; el Refectorio; el claustro de los Cuervos y el de la Micha, que debe su nombre a los pedazos de pan que se daban a los pobres en este lugar. La cultura se acumula. Las imágenes se sobreponen unas a otras. Es hora del descanso. Así lo hacemos regresando a Fátima donde almorzamos. Aún queda tiempo. Vamos, pues, a visitar la aldea donde vivieron los pastores a los que se les apareció la Virgen. Dicho y hecho: comercio, religiosidad, fe, incredulidad, desconfianza, indiferencia, (…)
De la fe a la Reconquista o de Guadalupe a Cáceres (27 y 28 de septiembre 2008)
“Cuatro días estuvieron los peregrinos en Guadalupe, en los cuales comenzaron a ver las grandezas de aquel santo monasterio, digo comenzaron, porque acabarlas de ver es imposible”[18]
Sin llegar a que “Todas las mujeres del Alto y del Bajo Egipto lloraron aquel día. Algunos hombres, Hori entre ellos, (…) también, pero sí con el ánimo espiritualmente alimentado gracias a las leyendas y otras narraciones de nuestro Hori –Ildefonso particular ascendemos, como no podía ser menos, al Monasterio de Guadalupe para contemplar su solidez arquitectónica, admirar el arte con que está concebido y, algunos, rezar a Santa María de Guadalupe. Haciendo caso a las advertencias que los frailes nos hacen “(nos portamos) con corrección, vamos vestidos con decencia y seguimos las instrucciones de la guía” en nuestro recorrido por lo Monasterio que iniciamos en la Sala gótica, S. XV. Segunda Sala Capitular de aquellos 150 monjes jerónimos que habitan este lugar. Frailes, que entre otras actividades, bordan las dalmáticas de los diáconos, las casullas de los presbíteros, las capas pluviales con su capillo, los frontales de altar, las mangas de cruz o trapo viejo en sus más diversos colores: rojos para las fiestas de los mártires; azul, para la virgen; negro de los funerales, verde, etc. Lugar de fe y gobierno. Aquí no sólo rezaron, por ejemplo, los RR. CC. sino que también tomaron decisiones como las de dar cartas a Colón para su gran descubrimiento, recibirlo cuando vino a darle las gracias tras su segundo viaje o bautizar a los indios que le acompañaron. Lugar desamortizado en la etapa de Mendizábal que sirve ahora desde salón de baile hasta granero al servicio de los agricultores. Atravesamos el casi cuadrado claustro del S. XIV, mezcla de gótico y mudéjar. Apoyados en el pretil con arcuaciones caladas observamos el templete, erigido en 1.405, que se alza en el centro del jardín, donde parece unirse lo humano y lo divino. En su recorrido podemos ver cuadros con los milagros de la Virgen. A la derecha, el acceso al lavatorio de las manos antes de entrar a comer, con alicatados vidriados, S. XV. Pasando a una de las naves de la galería norte de este claustro, contigua al museo de bordados que hemos dejado atrás, entramos en la colección incomparable de Libros confeccionados en piel de cordero non nato, tapas de madera forradas de piel de ternero, color rojo predominantemente. Libros corales cuyo gran tamaño exige que tengan ruedas para moverlos. Algunos colocados sobre un facistol del S. XVIII, percibiéndose aún la necesidad de que dos monjes estuvieran encargados de hacerlo girar para que los monjes fueran leyendo las páginas que les iban pasando. En nuestro deambular hacia el Museo de Pinturas y Esculturas podemos detenernos ante lienzos con milagros como el de la multiplicación de los panes y la carne, 1.412, o pisar las tumbas de los priores que querían ser enterrados en el suelo para ser hollados por los frailes en su deambular por el claustro: humildad después de muertos. En la espaciosa de la antigua Ropería del convento, S. XV, se nos ofrecen a nuestra contemplación, por ejemplo, tres cuadros del Greco: la coronación de la Virgen San Pedro y San Andrés, apóstoles; un tríptico – altar de la Corte en sus viajes; un Cristo iconografiado que da la sensación de ser de dos piezas, cuando es una sola tabla pintada y recortada; en el centro, un Ecce – Homo, s. XVI; un Cristo de marfil de Felipe II; otro Cristo hecho de un solo colmillo; al fondo, un Goya: Tabla confesión en la cárcel; A la derecha, ocho Zurbaranes (…) y el grupo escultórico del Calvario, S. XV, estilo gótico, … Y del Museo al Coro, S: XIV. Pinturas de ángeles músicos, obra de Juan de Flandes. Dorados de Churriguera. Música de 4.700 vientos en 5 cajas de órgano. Noventa y cuatro asientos: 45 de ellos, los “misericordia”. Al fondo, la virgen de Guadalupe, protagonista de todo esto. En el altar, un sagrario – escritorio de Felipe II y las tumbas de enrique IV y su madre, doña María de Aragón. A renglón seguido, entramos en la antesacristía, dentro de la parte baja de la torre de Santa Ana, Estancia gótica, decorada con cuadros del Rey Carlos II, el Hechizado, pero no por la magnificencia de este Monasterio; de su esposa; del Martirio de San Lorenzo, … Se sigue por la sacristía propiamente dicha, rectangular, con cinco bóvedas de medio punto sobre pilastras toscazas, que, además de elemento arquitectónico, son una galería del arte barroco de Manuel Ruiz o Fray Juan de la Peña y los ocho lienzos del gran pintor de frailes: Francisco de Zurbarán (…). Acabamos este recorrido en la Capilla de San Jerónimo con un retablo de columnas estriadas con la estatua de San Jerónimo, de terracota, S. XVI. Capilla decorada con lienzos, entre los que destaca la joya de Zurbarán: La Apoteosis de San Jerónimo subiendo al cielo, colocada en el lado derecho de la capilla. En el centro, pendiendo de la cúpula, está la lámpara – fanal que d. Juan de Austria arrebató a los turcos en la batalla de Lepanto. Se la regaló a Felipe II, quien la entregó al Monasterio en 1.577. Antes de pasar al Camarín de la Virgen, nos detenemos en la Capilla, S. XVI, dedicada a S. José. Ochavo rematado en cúpula no circular curiosamente. En este recinto, decorado con pinturas barrocas de los S. XVII y XVIII, se conservan los tesoros de la Virgen. Por ejemplo: el grupo escultórico de San José y el Niño que preside el altar; Relicarios; la Arquea de los Esmaltes; Espejos S XVI; el manto que dicen bordó Isabel Clara Eugenia; Lámpara de cristal de Murano; Custodias de plata y pedrería; Manto de la Virgen con 200.000 perlas y 250 puntas de diamante; la Corona de la Virgen de oro, perlas y rubíes con la que, en 12 de octubre de 1.928, fue coronada por Alfonso XIII como Reina de la Hispanidad, (…) Hasta aquí el turismo. Ahora la fe. Sustituye a la guía, un monje franciscano que intenta dar una dimensión espiritual a nuestra visita al Monasterio. Por ello, nos recuerda que el acto que se realizará a continuación sólo tiene sentido para los creyentes que, libremente, quieran visitar a la Virgen, rezar ante su imagen y besar su rostro. El creyente, pues, accede a la torre del Camarín, una rotonda barroca con buenas pinturas al temple en muros, oquedades ocupadas por esculturas barrocas de ocho mujeres – símbolo en la Biblia: Sara, Esther, María madre de Jesús y lienzos en las paredes con motivos marianos. Y, al fin, el templete con la imagen que lo preside todo: Santa María de Guadalupe cuyo rostro es dado a besar a los creyentes que, antes han saludado a su MADRE rezándole una salve. Saciado “el qué comeremos” con las buenas viandas de la histórica Puebla de Guadalupe, nacida en 1.337, en los alrededores del primitivo santuario; casi satisfecha nuestra curiosidad cultural, ya que “las grandezas de aquel santo monasterio (…) acabarlas de ver es imposible”[19] y alimentada la fe de los creyentes con los mensajes marianos de Santa María de Guadalupe, los viajeros se encaminan ahora a la Cáceres de la Reconquista adonde llegamos al atardecer de un buen día de convivencia y armonía. Cena y, como esta gente no se cansa, paseo nocturno por la “Vetusta del Sur”, dicho sea con palabras de Leopoldo Alas (Clarín). La mañana siguiente es también un atrayente jornada para la Asociación “Arte, Arqueología e Historia” que va a discurrir pisando el asentamiento de la Norba Caesarina, del año 25 a. de C. para descanso de los veteranos militares romanos pro Lucio Cornelio Balbo. Aunque, a decir verdad son los recuerdos árabes los que, primeramente, llaman la atención de los viajeros. No olvidemos que son los árabes los que reconstruyen el centro de la ciudad y levantan y refuerzan las murallas y su alcázar, hoy desaparecido. De época almohade son, por ejemplo el aljibe y la cerca cacereña. Sobre estos restos, se levanta la ciudad reconquistada por Alfonso IX, 23 de abril de 1.229, quien le da “fuero de realengo” a esta localidad enclavada en la tierra “dura” tierra situada en el extremo (extrema) de sus nuevos territorios. Es a partir del s. XIII cuando se levantan las iglesias al Dios de la Reconquista, se constituyen conventos para la alabanza a Dios y la predicación de la fe cristiana a los emigrantes leoneses, asturianos, gallegos, castellanos,…, que se vinieron a repoblar estas tierras y se instalan aquí los nobles premiados por su ayuda en la guerra. Y, con estos últimos, principalmente, las desavenencias y los enfrentamientos, frecuentemente, violentos no sólo entre ellos, sino con sus señores los Reyes. Situación que obligó a la reina Isabel I, en 1.474, a declarar a Cáceres como la Muy Noble y Muy Leal Villa, ahora de Realengo, con lo que desmocha el poder de la nobleza que, para no perder más privilegios, se traslada a la Corte dejando a Cáceres “dormida en el tiempo” según la guía que nos acompaña. En esta Cáceres nos adentramos por el Arco de la Estrella, obra de Larra de Churriguera, S. XVIII. Arco desviado para facilitar el giro de los carruajes. Arriba lleva el escudo de Cáceres y un templete con la Virgen de la Estrella, iluminada con un farol en forma de estrella. A la derecha, el Palacio de Toledo – Moctezuma en el cual es posible ver el escudo de armas que justifica el origen americano del apellido. Atravesada la puerta oeste pasamos a la plaza en la que, lo primero que vemos es la concatedral de Santa María, aunque sus dimensiones no sean las propias de un edificio de tal nombre. Obra de la transición del románico al gótico, aunque con torre renacentista. En su fachada destacan: el jarrón con azucenas (símbolo mariano, por excelencia), el “José Antonio” de la Guerra Civil del ´36 y la estatua del franciscano patrón de Extremadura, San Pedro de Alcántara, situada en la esquina externa de la torre. Obra en bronce del escultor extremeño Enrique Pérez Comendador representa al fraile franciscano con su cortita capa. Tiene los dedos desgastados de tanto rozarlos por la mano de los creyentes que así le recuerdan al santo que no olvide el favor que le han pedido. Enfrente, el palacio del obispo Don García de Galarza, 1.587. A un lado, el Palacio de Mayoralgo, S. XVI. Fachada de elementos góticos y renacentistas, que lleva el escudo de los Blázquez:”Sé Tú señor para nosotros la torre de fortaleza y se renovará como la del águila, nuestra juventud” Junto a la calle Amargura, inmediato a la concatedral, la “casa quemada[20]” o Palacio de los Carvajal. Su fachada conserva la única torre redonda de la ciudad. Es un ejemplo de la conversión de una casa en un fuerte defensivo. Torre desmochada en tiempos de los RR. Católicos. Al finalizar la Reconquista, los Carvajal abre puerta a la plaza, colocan su escudo en la fachada y construyen el balcón en la esquina para verlo todo y que los vean desde todos los sitios. En el interior, una maqueta del Casco histórico amurallado en el que se pueden distinguir, entre otros elementos, las torres albarranas almohades; las cuatro puertas de la ciudad (Mérida al sur; Coria al Norte; el Arco de Cristo al Este y el de la Estrella al Oeste); las plazas como la de san Mateo o barrio de arriba porque está a mayor altitud; las dos juderías: primeramente, los judíos vivieron dentro de la muralla; sin embargo, hacia 1.470 se les hace salir al exterior, con lo que se crea la segunda judería. A continuación se pasa al patio renacentista abierto al cielo. Está porticado en sus cuatro lados y, a su alrededor vivirá el micro - mundo familiar sin tener que salir fuera de la casa. Incluso tiene su jardín para los ratos de solaz y su huerto para las subsistencias en el que destaca una higuera que podrá tener entre 300 y 500 años. Estamos en la plaza de Santa María dentro de la ciudad de “abajo” de la parte amurallada. Aquí tuvieron su casa – fortaleza los Golfines de abajo de torre desmochada. En su fachada plateresca con grifos fantásticos podemos observar los matacanes laterales, una ventana geminada y el escudo nobiliario con dos torres y dos flores de lis sostenido por ángeles que se ve reafirmado con la leyenda adjunta: “Esta es la casa de los Golfines". Nos adentramos en pleno corazón del recinto amurallado al desembocar en la Plaza de San Jorge, S. XVIII, con muestras barrocas como son la Iglesia y el convento que los jesuitas levantaron en el solar cedido por la familia Figueroa estos efectos, aunque no se vieran coronados por el éxito. En las escaleras de la iglesia, dedicada a San Francisco Javier, hay una hornacina con San Jorge a caballo matando al dragón (símbolo del mal). San Jorge es el venerado por los cacereños como su santo protector que el 23 de abril de 1.229 ayudó a Alfonso IX a la reconquista definitiva de la ciudad. Por eso, anualmente, este día se hace una recreación de aquella efemérides con la quema del dragón tras el desfile y lucha de moros y cristianos. Antes de ascender al Barrio de arriba, entrando por la cuesta de la Compañía, nos detenemos ante el Palacio, S. XV, de Doña Mercedes Calles Martín Pedrilla (Cáceres, 1915-Madrid, 2001), cuyo retrato nos saluda apenas entramos en la casa. Pese a lo que decimos en estas líneas de más arriba, es la casa de los Becerra y Paredes, Ribera y Orellana, de acuerdo con el escudo cuartelado de la fachada, sobre ondeantes y gallardetones (que llevan dos cimitarras cruzadas y la media luna). La vivienda con bóvedas de arista, en la actualidad, es un Museo producto del afán coleccionista de Dª Mercedes. Aquí podemos contemplar una viga mudéjar (S. XIII – XIV), un tapiz de 1.843, muebles del XVIII, vidrio de La Granja, piezas de plata, cerámica de Sevres y Limoges, marfiles, doscientas diecinueve piezas de oro que representan los edificios emblemáticos de los países visitados por la anfitriona Dª Mercedes, fotografías, libros, diarios, …incluso un audiovisual con la configuración del edifico en las distintas fases de su reconstrucción. Y por la calle empinada o Cuesta de la Compañía nos adentramos ahora en la Plaza de San Pablo, sede del antiguo alcázar y sobre cuyas ruinas están levantados la iglesia gótica de San Mateo y el palacio con el aljibe hispano árabe (S. XII). El aljibe hispano-árabe es uno de los pocos restos que han pervivido del alcázar almohade dentro de lo que es hoy el Palacio de las Veletas (reestructurado en el S. XV y remodelado en los S. XVII – XVIII). Este almacén de agua, está situado debajo de un patio renacentista, conservándose muy bien las cinco bóvedas de cañón soportadas por arcos de herradura sobre columnas de acarreo. El palacio, con su Torre de las cigüeñas, fue construido a expensas de don Diego de Cáceres Ovando, Capitán General de Extremadura, a quien los RR. CC. Conceden permiso de construir esta casa con los materiales de derribo del antiguo alcázar y con la forma y distribución que él quisiera. De ahí, las almenas que le podemos ver. Rodeando la iglesia de San Mateo, por el Callejón de la Monja, nos asomamos ahora a la casa fortaleza de estilo gótico, llamada del Sol, S. XV – XVI, en la que sobresalen un impresionante matacán y el escudo de un sol con rayos semejantes a los que dibujan los niños de corta edad y coronado por un yelmo. En la fachada de entrada destacan también el alfiz rectangular que enmarca la puerta y el matacán semicircular Es la casa de los Solís cuyo origen se remonta al momento en que el Rey Don Pelayo ordenó a uno de sus capitanes que los persiguiera diciéndole: “Id, que sol is”; es decir perseguidlos que todavía hay tiempo. Así lo hizo. Derrotó al moro y, en compensación, el rey autorizó que aquel lugar se llamara Solís, que al capitán se le nombrara Solís y que su escudo fuera el sol Aunque, en Cáceres circula otra versión más cercana a la leyenda de la ciudad. Aquí se dice que el apellido procede de don Gómez Solís, mayordomo de Enrique IV, a quien la Reina Isabel I pidió que se trasladara a Tordesillas para interceptar una remesa de dinero, cosa que podía hacer “Si con sol is y con sol venís” Saliendo a la cuesta de Aldana, nos encontramos con la casa de los Espadero Pizarro, popularmente, Casa del Mono, así llamada por las dos gárgolas humanoides que tiene en su fachada de arquitectura puramente bajo medieval y un mono que hay encadenado a la escalera. Llama la atención también el escudo el escudo del linaje familiar, flanqueado por leones, dos espadas cruzadas con la leyenda: “de ore leonis libérame”[21] Cercanos ya al fin de nuestro recorrido salimos a la Plazoleta de los Caldereros donde se encuentra la Casa del Sumidero o Casa de los Ribera cuyo blasón se puede ver en la fachada de vanos simétricos y granito en dinteles y jambas de puertas y ventanas. En este lugar, tenemos la suerte de visualizar bien la muralla cacereña levantada por los romanos, reconstruida por visigodos y musulmanes y remozada por los cristianos. Aquí podemos ver un trozo de muralla de tapial, distinguir los mechinales de su construcción almohade, observar sus torres albarranas y salir de la ciudad por uno de sus postigos. Nosotros, no obstante, seguimos la calle Olmos para detenernos en la casa gótica o Palacio de Ovando Mogollón y Perero – Paredes, S. XV – XVI, cuyos escudos se pueden ver en la fachada de granito Los Mogollón son una de las familias más conocidas de Cáceres, más por su labor asistencial que por la antigüedad del apellido. Cuenta nuestra guía que daban de comer a los necesitados en tiempos de crisis. Para ello, cocinaban en grandes baldes gran cantidad de alimento que repartían a los muchos pobres que se reunían diariamente en la puerta de los Mogollón. De aquí, dicen los cacereños, que, por extensión, se llame “de balde” a lo que se nos da gratuitamente y se “mogollón” signifique gran cantidad de personas reunidas en un lugar formando barullo. El círculo se ha terminado. Estamos de nuevo en el Arco de la Estrella, a través del cual salimos para encontrarnos de nuevo ante el Ayuntamiento de la ciudad en cuya fachada destaca el escudo de Cáceres: Un león porque "Que doze omes bonos de la villa de Cáceres por todo el Concejo otorgaron y fizieron juramento, que fuessen sugetos, y obedientes con la villa de Cáceres y todas sus pertenencias, al Rey que regnare en el Reyno de León, y no otro ninguno, e si el Concejo esto assi fiziese, que sean leales y bonos vassallos, y si este pleyto quebrantasen, que ellos y sus hijos y sus herederos sean traydores y malditos, con Judas trydor sepultados en el infierno[22]». Y un castillo, ya que «Item mando, y ordeno, que luego la justicia, regidores desta dicha villa, desfagan los dos sellos que tienen del Concejo, y faga uno, y no más, que tenga un escudo de armas, y en la mitad del aya un Castillo, y en la otra mitad un León; las quales dichas Ermas yo doi por armas propias suyas a la dicha. Villa de Cáceres para siempre jamás, y que este sello esté siempre en poder de uno de los regidores y del procurador..[23]."
“Todo es Patrimonio: iglesias, castillos,…(Lucena) ....dulces y hasta el anís (Rute)” (22 de noviembre 2008)
Baldomero Alcaide Pérez
El 22 de noviembre, una mañana bastante fría, salimos hacia Lucena. Antes de entrar en la Localidad, nos reconfortamos con un buen desayuno y con la conversación y el cálido contacto entre los miembros de la Asociación, que esto último también alimenta al espíritu, si cabe, aún más que el alimento material. Después del desayuno, entramos a la población. En la puerta de la iglesia de San Juan Bautista nos espera nuestra guía, María Jesús, que nos acompañará durante toda la jornada. Nos cuenta que esta iglesia, hoy en restauración, fue, junto con la residencia de San Juan de Dios situada a su derecha, el conjunto monumental de la Orden del mismo nombre. Tanto la iglesia como su hospital anexo fueron fundados en 1.565 por fray Jerónimo Frutos de San Pedro. La portada, típicamente barroca, con columnas jónicas, está realizada con tres tipos de mármol: mármol rojo de la sierra de Cabra; mármol negro de Carcabuey, y mármol rosa (aquí llamado jaspe melado) extraído de las sierras lucentinas, que es el que mayor valor tiene. En el centro, la puerta con arco de medio punto va coronada con un relieve del titular, San Juan Bautista, y más arriba, vemos una hornacina con la escultura de San Juan de Dios. Continuamos nuestro paseo por las calles lucentinas hasta llegar a la plaza de San Agustín donde se halla el convento y su iglesia conventual del mismo nombre. Este convento, fundado en 1.635 por el sacerdote Martín Fernández de Bruselas en unas casas de su propiedad. No obstante, la obra de fábrica, realizada en ladrillo, comenzó a adquirir su actual fisonomía arquitectónica a finales del s. XVII. Tiene fachada barroca de dos pisos, rematada por un grandioso frontón. Destaca la torre octogonal, que en su interior se transforma en circular, con una gran cúpula en su linterna. En esta plaza, es digno de destacar también el “Círculo Lucentino” de dilatada raigambre en la vida social de esta ciudad. Seguidamente, entramos en el espacio que pudo ocupar la antigua Lucena judía llegando a la Plaza Nueva (1.619) que, actualmente, es el centro de la ciudad. Antes de 1.619, este lugar era llamado la “Plaza del Coso” por ser aquí donde se celebraban las corridas de toros. A nuestro alrededor vemos los dos edificios principales de Lucena: El Ayuntamiento, construido a finales de los años 70 del s. XX con su elevada torre, fechada en 1.928, y su reloj traído aquí de la cercana torre de San Mateo. Enfrente (suponemos que no contra) al poder civil, la iglesia de San Mateo, advocación que ostenta en recuerdo de que fue en su festividad, 21 de septiembre, cuando los árabes entregaron las llaves de la ciudad al rey Fernando III. Iglesia, que, siguiendo la costumbre, está levantada sobre la antigua mezquita, que, a su vez, los almohades (1.140) construyeron sobre los cimientos de una sinagoga. Las obras para su conversión en templo cristiano se iniciaron en 1.498 a expensas de D. Diego Fernández de Córdoba, primer marqués de Comares y señor de Lucena. Desde el exterior, puede apreciarse su estructura de tres naves con contrafuertes para recibir el impulso de las arcadas. En su construcción, trabajaron las tres generaciones Hernán Ruiz de Córdoba. Es un monumento que responde a los cánones artísticos del gótico mudéjar y renacentista. Tiene tres portadas: las dos laterales, Santa María y San Miguel, son de estilo gótico tardío. La, hoy deteriorada, puerta principal o de San Mateo, de 1.544, es típicamente renacentista. En ella, sobresalen cuatro columnas pareadas, destacadas sobre el plano del muro, que sostienen dos frontones con bustos en relieve de San Pedro y San Pablo. También es de señalar en ella, el escudo del marqués de Comares con la cabeza de Boabdil y veintidós banderas alrededor de ella. La portada, en semicírculo abocinado, queda rematada por la figura de San Mateo colocada en 1.628. En el interior, vemos las tres naves, cubiertas de artesona mudéjar, separadas por pilares de sillería sobre los que se colocan arcos de ladrillo, apuntados con alfíz. En la cabecera, de estilo gótico, se encuentra una de las joyas de esta iglesia: Su retablo manierista iniciado por Jerónimo Hernández, 1.570, y terminado por Juan Bautista Vázquez, en 1.579. Su disposición arquitectónica es de tres cuerpos y cinco calles separadas por columnas de orden jónico; todo ello rematada por un frontón partido que termina en el ático. Mientras en la calle central y de abajo arriba, vemos las imágenes de San Mateo, la Virgen, el Resucitado y el Calvario, en las calles laterales se nos cuentan escenas del Nuevo Testamento, desde la Anunciación hasta la presentación de Jesús al pueblo en los días de su Pasión. En el ático, a la derecha e izquierda del Calvario, la Piedad y el Santo Entierro. La puerta de la sacristía, destrozada en su remate superior, se nos muestra, no obstante, como un bello ejemplar del gótico. A la derecha de la puerta de San Miguel, es de admirar la capilla del Sagrario, 1.740, que es una de las joyas del barroco andaluz. Su portada, que responde a un proyecto de Pedro de Mena Gutiérrez, fue labrada entre 1.755 y 1.763 por el cantero Juan del Pino. Lleva un arco flanqueado por dos estípites. Su decoración, de mármol rojo. Las puertas son de madera, obra de Agustín Díaz Cantarero, 1.771. Su interior se adorna con hermosas yeserías ideadas por el sacerdote local Antonio de Castro. Continuamos nuestra ruta por las estrechas calles de lo que fue el barrio judío hasta llegar a la iglesia de Santiago, extramuros de la ciudad, en una zona donde se cree que estuvo el cementerio judío. Su advocación proviene del hecho de ser Comendador de la Orden de Santiago, Garci Méndez de Sotomayor, quien, en 1.503, “(fundó, edificó) a (sus) propias expensas e gastos la dicha iglesia de Santiago, dentro de la villa de Lucena” Es una iglesia sencilla de tres naves con portada de gótica. La imagen de Santiago preside la portada gótica, adornada, además, con conchas de peregrino y el escudo de los Garci Méndez. Su interior presenta las características del gótico – mudéjar. Una de sus curiosidades es observar cómo los pilares de las naves laterales están inclinados hacia los muros exteriores. Su explicación está en su historia: A causa del terremoto de Lisboa, se derrumbó parte del templo. Al reconstruirlo, se alzaron las naves laterales sin tener en cuenta que los pilares, tal vez, no aguantarían. Así ocurrió. En consecuencia, algunas columnas perdieron su verticalidad. El titular de la iglesia lo vemos de nuevo en la hornacina de la capilla central. El Santiago que vemos ahora es la imagen que sustituyó al antiguo Santiago Matamoros que es visible a la izquierda de la puerta principal. Merece la pena asomarnos a la capilla de la nave lateral derecha donde se están expuestas a la devoción del pueblo las imágenes de María Santísima de la Soledad y la de Nuestro Padre Jesús amarrado a la columna, esta última obra de Pedro Roldán hecha en madera de cedro, 1.675. Si nos fijamos en nuestro Padre Jesús le veremos una mirada penetrante en un rostro de enfado, desafiante, como si no se resignara a su suerte. De aquí, nos vamos, seguidamente, a visitar el claustro de San Francisco. Los franciscanos fueron los primeros frailes que llegaron a Lucena, allá por el alo 1.550, gracias al interés que puso en ello D. Luis Fernández de Córdoba. Su iglesia es del s. XVII. Pero es el claustro anexo a ella la parte más importante del conjunto monumental. Es un clásico claustro barroco de dos pisos, con arquerías sostenidas por columnas dóricas en el piso inferior y jónicas, en el superior. Tiene un patio ajardinado con su fuente barroca en el centro. Todas las paredes del alrededor están alicatadas con azulejos azules en los que se nos cuenta la vida de los santos franciscanos. Tras la desamortización de Mendizábal, este convento fue casa de vecinos hasta que Francisco de Paula Cortes, en 1.886, lo dejó en herencia nuevamente a los frailes, quienes volvieron a ocuparlo después de hacerle las reformas de mejora que necesitaba. Ahora estamos en la Parroquia de Santo Domingo, construida entre 1.730 y 1.740. Fachada barroca. Planta de cruz latina. Una gran nave central con bóveda de cañón y pequeñas naves laterales. Nuestra atención se centra en una capilla de la nave derecha donde vemos una imagen del Cristo de la Sangre, crucificado, muerto. De tamaño mayor que el natural. Hecho en caña, de procedencia americana. Hay quien le encuentra bastante parecido con el cordobés Cristo de Gracia. Hasta ahora, ha sido el Patrimonio de origen religioso el que ha ocupado nuestra atención. Sin embargo, Lucena también nos ofrece obras civiles que merece la pena reconocer. Por ejemplo: el Castillo del Moral, sito en la Plaza del Coso, ya mencionada. El castillo del Moral, curiosamente, emplazado en un llano, es del s. XI. Está muy reformado, hasta el punto de que sus torres están cubiertas. En su actual configuración, tiene planta casi cuadrada delimitada por muros sin almenas. Estos tienen unos diez metros de alto por dos – tres metros de ancho. En cada ángulo, unidas por un adarve, una torre: la del Moral, de planta octogonal; la del Homenaje; la del Coso, y la de las Damas, todas tres de planta cuadrada. Alrededor del castillo, una segunda línea de murallas en las que aún se conservan dos puertas originales (una de ellas denominada La Barreda). Son visibles todavía el foso entre el castillo y su muralla exenta y algunas de las saeteras al ras del suelo, que confieren un aspecto singular a la edificación. En el s. XVIII, pasó a ser palacio ducal de Medinaceli. En consecuencia, se le añadieron los jardines y se le hicieron reformas para hacer más confortable su habitabilidad. No obstante, al ser abandonado, empieza a deteriorarse; proceso detenido en 1.920, gracias a que lo compra el Ayuntamiento. Hoy alberga el Museo Arqueológico y Etnológico de Lucena. En su recorrido nos vamos deteniendo ante las vitrinas de los fósiles (anmonites, trilobites,…); la reproducción de una sala de la cueva del Ángel; las maquetas del término municipal de Lucena, la de lo que pudo ser la Lucena judía, la del Castillo, la de maceros, etc.; restos cerámicos, visigodos, judíos , etc. Subimos a la Torre del Homenaje en la cual estuvo preso Boabdil, después de ser apresado en la batalla del arroyo Martín González, 1.483. Y, como el lector apreciará, el cansancio va haciendo mella. Hay que descansar y convidarse probando los ricos caldos, léase buen vino, de la tierra. La conversación animada tiene hasta un recuerdo para los que no han podido venir que, sin duda, también lo estarían pasando muy bien como nos está ocurriendo a nosotros. Reconfortados, al autobús que nos llevará al restaurante “Sierra de Araceli” donde está prevista la comida. En un salón con magníficas vistas al paisaje serreño, nos sirven una excelente y abundante comida alabada por todos los comensales. Muchos comentan que hay que felicitar a la dirección y al personal del restaurante y, por supuesto, también a nuestro vicepresidente Rafael Gutiérrez Bancalero por su acierto al elegir el restaurante y el menú de hoy. Comidos y descansados, al santuario: unos a pie y otros… en autobús. El Santuario de la Virgen de Araceli se halla a unos 6 kms de Lucena, en la cima de un pico de la sierra de Aras, a 863 m. de altitud; razón por la que desde él se pueden divisar cinco provincias andaluzas. El origen del santuario lo tenemos en la traída de una imagen de la Virgen desde Roma a Lucena, en 1.562. Cuenta la leyenda, que D. Luis Fernández de Córdoba, II marqués de Comares, viajó a Roma. Allí, en una iglesia, vio un cuadro de la Virgen titulado “Ara Coeli”. Tanto le impresionó que mandó hacer una copia que se trajo a su regreso a España. Cera de Lucena se desató una fuerte tormenta, que hizo que la caballería que traía la imagen se extraviara sin que pudieran dar con ella, por más que la buscaron. Mas, la suerte hizo que la encontraran precisamente a poca distancia de la cima donde hoy se levanta el Santuario, cuya construcción se inició enseguida. Es un edificio de tres naves. La central, con bóveda de cañón, sostenida por columnas de mármol rosado. En el s. XVIII esta bóveda estaba decorada con frescos diseñados por Leonardo Antonio de Castro. Frescos que se perdieron al encalar la iglesia para combatir la epidemia de peste. Aún se conservan varios medallones ovalados que representan a algunos Padres de la iglesia. Una reja de bronce separa el crucero de la nave central. A izquierda y derecha del crucero, dos retablos barrocos con sus correspondientes estípites. El de la izquierda, retablo de San José, con una imagen del esposo de María a tamaño natural en la hornacina central. A ambos lados, imágenes de San Joaquín y de Sana Ana. El de la derecha o de Sana Bárbara, protectora ante las tormentas tan frecuentes en esta sierra, y a sus lados San Miguel y San Gabriel. El retablo barroco, dorado y policromado está diseñado con sentido de la profundidad para buscando que las miradas de los fieles se dirijan al arco central del mismo tras el cual se encuentra la imagen de Nuestra Señora de Araceli. El sol va declinando, pero el ánimo de los viajeros aún no está decaído, Así, pues, vayamos a Rute, que está a un tiro de piedra, propone el Presidente. Y a Rute que nos vamos. Entramos en la “Flor de Rute” y observamos cómo se elaboraban los mantecados antiguamente. Los maniquíes y utensilios expuestos dan gran realismo al proceso explicado. En una segunda sala, vemos maquinaria antigua, balanzas, calculadores, facturas, etc. utilizados por esta fábrica a lo largo de su historia. Más allá: “Andalucía en azúcar” completada con las esculturas de Dalí, Picasso y la Duquesa de Alba, también de azúcar. A continuación, visitamos la fábrica: “Dulces Galleros” que expone un monumental Belén de chocolate y las esculturas de la Princesa Letizia y la cantante Rocío Jurado, también en chocolate, de gran verismo comparadas con los personajes reales. Y, ¡cómo no¡. Compramos los dulces típicos de Rute. Al fin, tras probar su anís, nos despedimos de nuestro guía, el amigo Paco Porras, y bien endulzados desandamos nuestro camino para volver a Córdoba adonde llegamos sin novedad tras una jornada bastante completa.
Recreación de la Batalla de Bailén, 19 de julio de 1.808 (5 de octubre de 2008)
El “Antiguo Régimen” fue abatido por la dialéctica de la palabra en las Cortes de Cádiz, 1.812. Por la misma época, la dialéctica de las armas ganaba/perdía batallas entre los gabachos y los españoles a lo largo y ancho del territorio español Y la Historia nos cuenta que, cuando los líderes políticos se “afrancesaron” o no sabían bien qué hacer en una coyuntura tan difícil como se les presentó en los gobiernos de los Carlos IV, los Godoy, los príncipe Fernando, los José Bonaparte,…el “pueblo” alzó su voz advirtiendo que se sentía capaz de defender su vida y su hacienda y que tenía una inquebrantable “voluntad de vencer” La Historia nos cuenta que, ante las carencias del ejército, más o menos profesional, el “pueblo” se organizó en guerrillas y suplió a quienes tenían encomendado defender la Patria de las apetencias políticas y territoriales, en este caso, de Napoleón. La Historia nos cuenta que pueblo y ejército españoles se enfrentaron muchas veces. Una de ellas, en Bailén (Jaén) el 19 de julio de 1.808. Y la Historia fue recreada en un particular Campo de Batalla, de 250.000 m2, sito en la Cuesta del Molino de la ciudad balilenense. Aquí asistimos a la representación del enfrentamiento franco – español con un clima menos caluroso que el de la canícula de julio; sin tener que marchar de aquí para allá, bien alimentados y bien pertrechados de toda clase de comodidades a diferencia de los soldados de los tiempos que rememorábamos. La Asociación, si no se divirtió, sí se entretuvo mucho viendo el cuadro histórico – teatral en el que se movían los soldados – actores, con sus vistosos uniformes, simulando ataques y retrocesos, con simulacros de heridos y algarabía de la soldadesca, caracterizaciones de los Dupont, Reding, Castaños, Marías Bellidos,…, ruido y humo de 12 cañones que gastan 200 kgs de pólvora, 40 jinetes cabalgando de acá para allá, … vencedores y vencidos. Durante todo el día, ochenta y seis asociados y amigos de la Historia retrocedimos, de alguna manera, 200 años al vernos envueltos por los desfiles de las tropas por las calles de Bailén, al consumir productos artesanales adquiridos en el Mercado de la Independencia o informarnos en el Centro de Interpretación de la Batalla de Bailén.
Aula de Historia, Arte y Cultura
Una de las actividades que más ilusión hace a la Asociación es la denominada “Aula de Historia” que organiza por esta Asociación en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba y la coordinación académica del profesor de Historia, Manuel García Parody. Aula que es presentada en sociedad a las 10:30 horas de la mañana del día 3 de junio 08 en la Sala de Prensa del Ayuntamiento cordobés. Abre esta sesión el Sr. Concejal de Cultura, don Rafael Blanco, quien destaca lo interesante y rentable que es hablar de Historia, de colaborar con Asociaciones que, calladamente, divulgan y dan a conocer el arte, la historia y la cultura y de contar con personas de la calidad profesional como el profesor Gª Parody. A continuación, el Profesor Gª Parody nos convence de la necesidad de trasladar a la ciudadanía la Historia con sencillez, pero con rigor académico; de desmitificar hechos y personajes con erudición, pero con vocabulario que llega al público no académico; contando las cosas como son, no como debieran haber sido. Cierra esta primera sesión, el Presidente de la Asociación, Paco Olmedo, quien, tras poner de manifiesto que ya llevamos 17 años protegiendo el Patrimonio, dándolo a conocer y difundiendo el Arte, la Arqueología y la Historia, se congratula de esta iniciativa a la que espera larga vida y rentabilidad cultural.
“Cordobeses en la Segunda República: don Niceto Alcalá Zamora”
El día 4 de junio ´08 comienza el “Primer ciclo de conferencias” del Aula, que son impartidas en la Sala Vimcorsa a las 20:00 de todos los miércoles de este mes. La primera titulada: “Cordobeses en la Segunda República: don Niceto Alcalá Zamora” corre a cargo de don José Luis Casas Sánchez, Catedrático del IES Marqués de Comares, Lucena. Desde el profundo sentido ético con que trata todos sus trabajos, el Profesor Casas Sánchez nos aproxima a la figura del prieguense Alcalá Zamora, a veces denostado como un cacique católico que llegó a ser Presidente de una República laica. Personaje, sin embargo, de tal categoría que mereció el título de “don Niceto” que sólo consiguen los importantes. Reconocimiento que le llega precisamente en uno de sus discursos sobre la Reforma Agraria Sus momentos biográficos más determinantes vienen enmarcados entre fechas y sucesos que van marcando su ritmo político y vital: Su nacimiento es en Priego de Córdoba el 6 de julio de 1.877. Estudia el Bachillerato como “alumno libre” en el Instituto de Cabra adonde se traslada a lomos de un burro cuando ha de examinarse. Como “alumno libre” también hace la carrera de Derecho en la Universidad de Granada. A los veinte años de edad, sale de Priego con la intención de Doctorarse en la Universidad Central en la que es alumno de profesores del renombre de Azcárate, por ejemplo. Obtiene el nº 1 en las Oposiciones a Letrado del Consejo de Estado. Es Académico de las correspondientes de la Lengua, de la Historia y de la de Jurisprudencia, de la que llega a ser Presidente y desde la que difunde su pensamiento político. Y “como un tránsfuga de la ciencia”, según queja de Menéndez Pidal, pasa al ámbito de la política al lado del conde de Romanotes. Ininterrumpidamente desde 1.906 a 1.923, es concejal del Ayuntamiento de La Carolina donde se mezclan sus sangres cordobesa y jiennense materna y conyugal. Abogado famoso,. Jurista reconocido, figura de prestigio en el mundo del Derecho,…que, sin embargo, no anulan su posicionamiento y dedicación a la política española, incluidas sus preocupaciones por los problemas de la paz y la construcción europea. De tal manera que cuando se produce la colaboración entre Primo de Rivera y el Rey Alfonso XIII, Don Niceto entiende que se aleja la modernización de la España que él concibe. En consecuencia, no colabora con la Dictadura ni le agrada esta Monarquía ya que ni una ni otra deben liderar a los pueblos educados. Se despierta, definitivamente, su republicanismo porque entiende que son mucho mejores las Cortes nacidas de una elección que la Corte producto de la selección. Defiende, pues, la Asamblea y el poder representativo frente a la Dictadura y la Monarquía no electivas, como hace en su discurso del 13 de abril de 1.931 cuando proclama su visión de una República de centro que conforme la voluntad de todos los españoles. Su vida refleja la convulsa vida de la Nación: Restauración, Dictadura, República, Exilio. El Pacto de San Sebastián lo lleva a ser Presidente del Comité Revolucionario. Comité pleno que, tras salir absuelto de la cárcel como cómplices de la conspiración antimonárquica, será el Primer Gobierno de la República del 12 de abril de 1.931. Tras las elecciones municipales del 31, interpretadas como el fracaso de la Monarquía, el Rey se marcha de España que “se levanta republicana” entre himnos como el de Riego o la Marsellesa, con Alcalá Zamora como Presidente del Gobierno provisional. La España convulsa aconsejan elecciones generales para el 14 de julio, fecha simbólica pues nos entroncaría con los derechos de la Revolución de 1.789. Nuevas Cortes constituyentes. Constitución un tanto conflictiva. “España ha dejado de ser católica”, dice Azaña. Afirmación no muy bien entendida ni por el católico Alcalá Zamora que dimite de la Presidencia del Gobierno. Sin embargo, el 10 de diciembre de ese mismo año es elegido Presidente de la II República cuyo “promete” pese a su condición de creyente. Un prieguense preside la República Española hasta el 7 de abril de 1.936, fecha en que es destituido al no encontrar justificación a la segunda disolución de las Cortes que había ordenado durante su período presidencia. Gran error, tal vez, del Frente Popular. La huída hacia delante de Azaña contribuyó, tal vez, a la desgracia. Alcalá Zamora se va de viaje poco antes de que tenga lugar el llamado “Alzamiento Nacional”. Ya no vuelve a pisar la tierra de su patria. Muere en Buenos Aires el 18 de febrero de 1.949, adonde había llegado tras 441 días de viaje Mas, nunca cayó en el olvido. Aunque siN honores externos, sus restos volvieron a España entre el reconocimiento de quienes, incluso, lo añoraron.
De Capuchinos a San Lorenzo (7 de junio de 2.008)
Es un placer pasear por Córdoba, de quien se dice que “los adjetivos de los poetas aciertan siempre”[24], escuchando las historias que nos cuentan sus piedras y sus calles a través de la autorizada voz de maestro de don Manuel García Parody.
Primera postal: Semana Santa hecha en piedra : el Cristo de “los cinco Faroles de cristal ” de los desagravios y misericordia . Imagen promovida por el capuchino de ardiente verbo Fray Diego José de Cádiz, obra Juan Navarro León 1.794. Plaza del S. XVII, modelada a partir del Convento de Convento del Santo Ángel (Capuchinos), cuya iglesia, desde 1.633, es testigo fiel de los avatares de esta orden: exclaustraciones, desamortizaciones, remodelaciones, vuelta de los frailes, …hasta de la demolición que sufrió el convento para que sus piedras fueran testigos de los triunfos de los toreros en el viejo Coso de los Tejares. Y a su derecha, el Hospital de San Jacinto, ligado al obispo Siuri (1717 - 1731), impulsor de la Iglesia del bienestar social o caridad cristiana. Y la iglesia de los Dolores, de sencilla fachada de yesería con el escudo del obispo Marcelino Siuri. Desde 1.699, radica en ella la “Real, Venerable e Ilustre Hermandad Servita de Nuestra Señora de los Dolores Coronada y el Santísimo Cristo de la Clemencia,"Los Dolores", constituida como Orden Tercera de la de los Siervos de la Virgen María (Servitas) por promoción del P. Posadas. La imagen de su devoción no es la primera obra que el granadino Juan Prieto concibió para esta Hermandad en 1.717[25]. No gustó su rostro a los cofrades. Así, pues, hubo de repensar su imagen que, al fin, entregó dos años después, 1.719, a la devoción popular cordobesa. Plaza semansantera cordobesa de excepción. Además de la Virgen de los Dolores, la Pasión es visualizada a través de la Hermandad. de la Paz y Esperanza o Hermandad del Cister de Córdoba. Unos pasos más allá, el poder civil. La Cuesta del bailío de Lora del Río, don Pedro Núñez de Herrera, hijo natural de don Alonso de Aguilar. Enclave espectacular el que ofrece esta antigua puerta para pasar a la Axerquía. Hasta 1711 se mantuvo el Arco de Corbacho, uno de los caballeros que acompañaron a Fernando III en la conquista de Córdoba. Arriba, la Casa palaciega del Bailío con su fachada renacentista, arco conopial isabelino y elementos platerescos en el tímpano (de Hernán Ruiz II) Bajando los 31 escalones de chinos de río, por una de las dos bifurcaciones que se unen a partir de la fuente central, la Cuesta del Bailío nos encamina a la Fuenseca.
Segunda postal: La Plaza de la Fuenseca, que la tradición señala como el lugar donde se celebró la 1ª Misa tras la entrada de los primeros cristianos por la Puerta del Colodro, 1.236. Fuente Seca construida en 1.495 para aprovechar el agua del cercano convento de las Dueñas Adecuado nombre para una instalación que no servía para nada muchos meses del año porque no había vertiente suficiente para que el agua corriera por su peso hasta salir por los caños de la fuente. La mofa popular se intentó acallar, año 1.760, colocándola en el centro de la plaza donde desemboca la calle Juan Rufo[26], a una cota más baja, aunque para ello fuera necesario casi enterrarla en un hoyo al que se bajaba por tres gradas. Desde 1.808, al menos, fecha en que se adosa a la pared, ya no es Fuenseca. Hay quien dice que es gracias a la protección del Arcángel San Rafael que la corona.
Tercera postal: Santa Marina y la Plaza del conde de Priego. Barrio de aficionados al arte de Cúchares que vivían por esta zona al socaire del matadero donde se entrenaban, toreaban, adquirían técnica y se daban a conocer. A su espalda, el convento de Santa Isabel de los Ángeles, de religiosas franciscanas, fundado en 1.491 por Marina Villaseca. A la calle, puerta entre pilastras jónicas. Frontón curvo partido que enmarca el relieve de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel[27] (1.576). Lugar de milagros como los de aquella Sor Magdalena de la Cruz, con tanta fama de santa que hasta Felipe IV le envió las reliquias de su colección para que se las bendijera Refugio de pecadores como la monja con fama de santa que, convierte a su joven amante en un diablo posesivo cuando es descubierta y denunciada ante la Inquisición por sus prohibidos amoríos. "Así me tratas, cuando te he dado todo cuanto has pedido?", la oyen decir al supuesto diablo. Y gracias a esta frase y a su arrepentimiento es sólo condenada al traslado de convento y a que, diariamente, se tienda en el suelo cual alfombra que han de pisar las Hermanas del convento. Cárcel de doncellas enamoradas como aquella que fue encerrada por haberse prendado de un joven apuesto, pero pobre. Al convento – dice su hermano. Pero el año todo lo puede. Al fin, se escapan los amantes, con la desgracia de ser pronto encontrados. El afrentado hermano allí mismo la mató, dejando libre al prometido porque éste “no había perdido el honor”. Centro de esperanza de todos los creyentes que diariamente visitan a San Pancracio en busca de “Salud y Trabajo”. Plaza del Conde de Priego con el monumento a Manolete, 1.956. Obra de Luis Moya y Manuel Álvarez Laviada, costeada con las 800.000 pesetas que se sacaron en una corrida de toros en la que participaron Arruza, Martorell y otros maestros del momento, más otras aportaciones municipales y populares. Y Santa Marina de Aguas Santas, transición del románico al gótico. La más larga de las iglesias fernandinas. Puerta abocinada con arquivoltas y nervaduras que sostienen medias columnas coronadas con capiteles románicos. Cuatro grandes contrafuertes. Rosetón. Alfiz califal con tejaroz. Óculos en los muros. La torre, ejecutada por Hernán Ruiz II, que lleva cabezas de león y el escudo de don Leopoldo de Austria en el 1º cuerpo. Merece ver la puerta del evangelio. Único ejemplo de fachada con gablete en el que se inscribe un arco apuntado.
Cuarta postal: San Agustín Dejando atrás la puerta principal (s. XVI) del Palacio de Viana, nos acercamos ahora a San Agustín, orden religiosa que lleva casi 800 años entre los cordobeses (1.236). No queda su convento. Menos mal que conservan en pie la iglesia (1.238) con una torre de dos cuerpos de campanas (S. XVI). Vano adintelado enmarcado entre columnas dobles. Sobre ellas, un entablamento coronado por un frontón partido. En su centro, una hornacina adornada con la estatua del santo titular, flanqueada por dos escudos. Ejemplo de abandono e irresponsabilidad a juicio de este cronista. San Rafael, Iglesia del Juramento trazada por Vicente López Caldera (1.806). Neoclásico italianizante. Fachada con dos torres a ambos lados.
Y quinta postal: San Lorenzo: pueblo de Córdoba. Jornaleros. Trabajadores y gente de la llamada de “mal vivir?” Iglesia(s. XIII). Torre renacentista (Hernán Ruiz el Joven) sobre un antiguo alminar islámico : cuadrados los dos primeros cuerpos, en tanto que el segundo gira 45 grados. Magnífico rosetón. Acogedor pórtico de tres vanos apuntados construido sobre pilares prismáticos.
Y así el brillo añejo de las piedras de Córdoba vuelve a iluminar con la docta palabra del maestro Parody.
“Cordobeses en la Segunda República: don Eloy Vaquero Cantillo”
Once de junio de 2.008. Son las 20:00 horas cuando el profesor don Juan Ortiz Villalba empieza su disertación sobre don Eloy Vaquero Cantillo para que honrando a sus hombres nos hagamos dignos de nuestra ciudad: Córdoba. El profesor Ortiz, que a su excelencia como historiador une su calidad de docente, nos pone al día en la vida y obra del alcalde Vaquero como un buen maestro que sabe mucho y, sobre todo, sabe cómo mostrarlo. Y así, vamos sabiendo que Eloy Vaquero Cantillo (Montalbán, 28 de junio de 1888), además de buen estudiante y poeta, es una auténtico “animal político”, condición que adquiere en su más tierna infancia el contacto con los parroquianos del bar que regenta su padre y cultiva a lo largo de toda su vida dentro del republicanismo que siempre defendió. Como buen progresista siempre tuvo a los demás como eje de sus preocupaciones: Primero, como Maestro, luego como abogado, más tarde como alcalde y, finalmente, como Diputado en Cortes. La calle Mucho Trigo es testigo de su vida en Córdoba donde estudia Magisterio y ejerce su primera profesión como director de la Escuela Obrera (1.910) que lleva a la modernidad con las prácticas propias de la Escuela al Aire Libre (1.925). Pero, como es un hombre que, no sólo tiene ideas y retórica, sino que es un intelectual concienzudo que quiere llevar a la práctica lo que piensa, sin abandonar su trabajo docente, estudia Derecho y, a continuación, sale del ostracismo del simple maestro de escuela, ejerciendo de abogado (1.914) Organizador nato: funda la asociación: "La Liga Española para el Impuesto Único" (1.910); se afilia al Partido Republicano Radical; pone en marcha un “ensayo comunitario de organización radical obrera” (Montalbán, 1.913); difunde sus ideales a través de la "Conjunción Republicano-Socialista"; organiza Congresos; etc. En una palabra consigue hasta una buena posición social, aunque no la aproveche para elevar su estatus económico. Le basta con la “res pública”. Y sin dejar de escribir: “Amor y libertad” (novela); “Del drama de Andalucía” (crónica social), “Las Escuelas al Aire Libre” (ensayo pedagógico); fundar y dirigir el periódico republicano “La Voz”; divulgar sus ideas andalucistas; (…) es concejal del Ayuntamiento de Córdoba, 1.916, por los republicano-autonomistas. Luego, pertenece como electo a la Diputación de Córdoba (1.919 – 1.923). Aunque su pasión política se convierte en ambición por copar todos los resortes del poder y, en consecuencia, no tardar en aparecer un Frente Antivaquero” (Derecha Liberal Republicana, Socialistas, Partido Republicano Radical Socialista, …), llega a ser elegido el primer alcalde de Córdoba en la II República Española por el Partido Republicano Liberal. El 15 de abril de 1.931, recibe el bastón otorgado por “la soberanía popular” que promete no arrastrar, sino honrarlo porque “cumple con (su) deber” como le dijo Jaén Morente al entregarle la insignia de alcalde. Poco tiempo ejerció la más alta magistratura cordobesa: sólo hasta el 13 de julio, pero lo hizo bien, ya que solucionó conflictos como el del agua en la feria de mayo ´31; organizó hasta la corrida de toros de aquel año; se enfrentó al problema que suponían los 3.000 parados de Córdoba a los que fue consiguiendo trabajo gracias a sus buenas relaciones con la izquierda y con los patronos terratenientes; impidió la quema de conventos y las revueltas populares del momento,…En fin, que adelgazó 11 kgs. Pero, tal vez, Córdoba se le quedara pequeña y, en consecuencia, se hace proclamar candidato por Córdoba ciudad a las Cortes Generales, aunque para ello tenga que romper la Conjunción Republicano Socialista. Obtiene su escaño y se va a Madrid. Y empieza un giro político que no le va a favorecer nada en la estimativa popular. En unos primeros momentos, opta por organizar el Partido que por destacar en el Parlamento. Parece como si, al hacerse mayor, el Vaquero revolucionario se fuera convirtiendo en un político acomodaticio. La Córdoba de 1.931 con 103.106 habitantes y saldo vegetativo positivo ya que, además, recibe inmigrantes requeridos por la industria[28] de la ciudad. Que, a pesar de ser residencia de rentistas, tiene un 30 % en el campo; otro 30 % en el sector secundario y un 40 % en el terciario, (…) vive, no obstante, el bienio 1.931 – 33 en un contexto de crisis general por cuestiones salariales y de precios, que tanto afectan al mundo laboral y jornalero. Parece terreno abonado para el Vaquero del “ensayo comunitario de organización radical obrera” . Sin embargo, lo vemos moderado. Que se va alejando de las reivindicaciones. Que en 1.933, vuelve a ser Diputado con la derecha de Acción Popular, contento, sí, pero un tanto manchado por el pucherazo de la manipulación de las elecciones. A pesar de tenerlo casi todo: Ministro de la Gobernación (4 octubre ´34 a 3 abril ´35); Ministro de Trabajo (3 abril ´35 a 6 mayo ´35), el honrado Vaquero que, también destituye Ayuntamientos, se ve hipotecado por el estraperlo: el drama de Eloy Vaquero. Desahuciado políticamente en 1.936, al ver que arrasa el Frente Popular, deja Córdoba y huye a Portugal con las 36.000 ptas. que le habían prestado sus amigos correligionarios, antes de ser testigo de cómo, el 20 de septiembre ´36, día de la toma de posesión del ayuntamiento del Frente Popular, el pueblo descuelga su retrato y lo arrastra por las calles. El hombre que defendió los derechos del pueblo es derribado por los mismos que el aupó: El drama de Eloy Vaquero. El radical honrado marchó al exilio: Inglaterra, Estados Unidos, Cuba, Venezuela, … fueron territorios en los que fue dejando su impronta literaria, política y cultural hasta que el 14 de septiembre de 1.960 murió en Nueva Cork sin haber vuelto a respirar el aire de sus sueños en su Patria..
Olvídense de todo lo que han aprendido y empiecen a soñar”
Tras la fuerte impresión que la biografía de dos destacados personajes de la II República causa a gran parte del auditorio causa, el Aula de Historia pone la explosión del mayo 68 ante los asociados y público en general el día 18- 06 – 08, en una primera ocasión, a partir de “Mis recuerdos del mayo 68”:
El profesor don Manuel Pérez Yruela, director del IESA, testigo de excepción de aquel movimiento en los ambientes estudiantiles del Madrid del momento nos va desgranando sus vivencias en un tono tan acogedor y con una tan objetiva información que termina por convertir su charla en una lección magistral seguida con la atención debida al buen maestro. Nos recuerda el profesor Pérez Yruela cómo el Mayo francés no deja de ser un fogonazo revolucionario que dura poco, tal vez, porque algunas de sus propuestas son extraordinariamente sencillas: que los hicos y las chicas puedan verse en las habitaciones de sus Colegios Mayores; otras, porque eran conocidas por los gobernantes como el hecho de la masificación estudiantil; unas, porque es lógico que el joven se resista a la autoridad (asalto al poder); otras, porque los estudiantes siempre gustaron de reunirse (asamblearismo); otras porque no querían ir a la guerra (Vietnam)…en fin, ilusiones, reivindicaciones, … contradicciones políticas e ideológicas. Por otra parte, el mayo californiano: también mezcla de grandes frustraciones con grandes expectativas, se decanta hacia movimiento hippy del naturalismo, la liberación sexual, la comuna y, sobre todo, muestra su desesperación por una guerra (la de Vietnam) que se revuelve contra su creador y el golpe dado al movimiento pro derechos civiles del sueño de L. King. La agitación de la sociedad española, las manifestaciones callejeras y las reivindicaciones elementales (sindicatos libres, nuevo asociacionismo (APE, la Capuchinada de Barcelona, el Sindicato Democrático de Estudiantes de Madrid, … ) del Mayo 68, promovido por el movimiento estudiantil (del 65 al 71) y obrero (CC.OO.) de cuyo seno salen muchos de los líderes políticos de nuestros días y apoyado por intelectuales (García Calvo, Aranguren, Tierno,…), se hacen visibles en España con un año de retraso. Año que termina, precisamente, con el estado de excepción en España por si debajo de los adoquines se encontraba realmente la libertad.. Duró poco y sus efectos casi no se notaron, al menos, inmediatamente. ¿Fue una causa perdida? Según el profesor Pérez Yruela la respuesta es negativa, ya que: - Cambia el papel de la mujer en la sociedad: libertad sexual, anticonceptivos,… - Se rompe la concepción rígida del poder. Pone en tela de juicio toda autoridad. - Promueve una visión ecologista de la vida. No obstante, la acción de obreros y estudiantes / reacción del Estado represor acabó en cuanto que hubo que volver a la fábrica, al orden y a la organización formalizada. Los deseos de cambio alimentados por la Primavera de Praga, la Revolución Cultural China o el castrismo cubano,….decayeron en desencanto cuando se vio que las utopías no eran posibles. La desconfianza ante todo poder trajo la posmodernidad y el escepticismo, caldo del cultivo del todo vale y la insolidaridad, porque si todo es así, si no es posible cambiar nada, nadie es responsable de nada: Así, pues, yo me voy a mi casa.
El 25-06-08 es el profesor Carlos Martínez Shaw quien nos pone ante nuestros ojos su mayor 68, no porque se vaya haciendo viejo, sino porque es una auténtica “memoria histórica” de nuestros días. El profesor Martínez lo vivió en Barcelona, principalmente, buen observatorio para darse cuenta de lo que pretendían aquellos jóvenes de veintipocos años agitados por un “mar de fondo” producido por el inconformismo generacional de los hijos de los que hicieron la Guerra; por la esclerotización de una vida política a la que no se le veía la salida democrática apetecida; por la incapacidad de la izquierda clásica para dar repuesta a las demandas sociales; por el antiamericanismo militante; por el fermento del Vaticano II; (…) “Mar de fondo” que se puso de manifiesto en las revueltas de Nanterre (2 de mayo); la ocupación del Teatro Odeón (París); las contestaciones de masas oponiéndose a la guerra del Vietnam; “sentadas” por los derechos civiles:”algún día venceremos”; la Primavera de Praga:”socialismo con rostro jumano”; la matanza de las Tres Culturas (México); la utopía del realismo al pedir lo imposible; el ecopacifismo del inconformismo sexual, el consercionismo; (…), la noche de las barricadas, la huelga general en Francia (22 de mayo), (…); la contracultura. Mayo 68 que, si en Francia termina sin muertos, acaba con desgarros (Invasión de Varsovia, 20 de agosto); represiones sangrientas (Plaza de las Tres Culturas, 2 de octubre); movilizaciones intoleradas (Madrid); (…) en un ambiente, que no organización, de consignas lanzadas “Al vent” (Raimon, 18-mayo 68); de canciones portesta (“A galopar…); de profesores y estudiantes que hasta compartían las sesiones de cine en las que “El imperio de los sentidos” inspiraba protestas como la contenida en aquel comentario oído en una sala de Persignan:”y una tan sencillita de costumbres”; de libros (el boom sudamericano o el nacionalismo catalán, Ruedo Ibérico,...) en los que se difunden las denuncias y convicciones democráticas de los nuevos escritores; de discusiones políticas ( eurocomunismo: “ninguna dictadura, ni la del proletariado” (…). Ambiente que animaba a pasar de la reflexión intelectual a la acción política, aun balbuciente, que, al fin, se hizo carne en la restauración democrática de la España soñada en la fiesta del espíritu de mayo de 1.968.
“¡Españoles, ya tenéis Patria” (8-10-2008)
Cuando Argüelles hizo pública la Constitución de Cádiz, 1.812, nos estaba anunciando que, por fin, la soberanía residía esencialmente en la reunión de todos los españoles. Porque, según el profesor Isidro Sepúlveda Muñoz, España es una nación desde lo más profundo de los tiempos. El profesor Sepúlveda, en efecto, abre el 2º Ciclo de conferencias del Aula de Historia, abordando el tema de la Guerra de la Independencia en su relación con el nacionalismo español. Como es natural en un científico de la Historia, no nos llena de fechas y nombres. Con adecuada didáctica nos analiza los procesos que se van desarrollando a lo largo del tiempo hasta llegar al “¡Españoles, ya tenéis Patria” que da título a su conferencia. ¿España es una Nación? ¿Solamente es un Estado? España es una nación desde siempre, romanizada, si queremos; que se afianza con la unión dinástica de los RR. CC.; que fusiona sus diversos reinos en la corona de Carlos I, aún cuando los Austrias se definan como Rey de Castilla, rey de León, (…); que tiene Rey de España, por primera vez, con Felipe V, aunque éste monarca lo que crea realmente es un Estado centralizado, articulado y normalizado, donde las leyes aseguran la gobernabilidad de los súbditos de la Monarquía. Tenemos ahora un país estable, aunque la desgracia está al acecho: Carlos IV – Fernando VII sumen a España en el infortunio total hasta tocar fondo con la Guerra de la Independencia. La crisis de legitimidad dinástica se une al enfrentamiento conservadores – liberales y a la ruina económica por el colosal déficit fiscal que se viene arrastrando. Y en esta situación se produce la quiebra del Antiguo Régimen y aparece el Régimen liberal. España se coloca a rebufo de la Revolución Francesa hasta el extremo de que pareciera un apéndice del país vecino, cuyas tropas ocupan el territorio español, ahora sin la Corona de nuestros reyes, que ellos mismos han depositado en las manos de Napoleón. Este hecho es respondido con un enfrentamiento bélico de carácter internacional (Francia, Gran Bretaña, España, Portugal,…); que tiene un profundo sustrato ideológico (conservadurismo – liberalismo; lo urbano contra lo rural,..); que no deja de ser una guerra civil (afrancesados contra partidarios de la Monarquía tradicional); que es una lucha para que no se apliquen los principios que algunos españoles habían aceptado en la Constitución de Bayona: La Guerra de la Independencia. ¿Independencia de quién? Porque la realidad es que España nunca fue parte del país galo. Independencia esencial de la “nación española libre e independiente (que) no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona” que proclama el art. 2. de la Constitución Política de la Monarquía Española promulgada en Cádiz el 19 de marzo de 1.812. Constitución, por cierto, que bebe en las fuentes de la 2ª Constitución francesa[29], aunque la nuestra, que adolece de una cierto historicismo y establece la confesionalidad católica de la Nación española, declara “españoles a todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas (…).”[30] Ya tenemos la Constitución. La primera Constitución española, que será referencia para todas las que vengan a continuación. Ya tenemos Constitución, ya tenemos Patria. Lo que pasó es que el Absolutismo de Fernando VII la anuló y, con ello, nos hizo perder el tren europeo de la Revolución Industrial y del progreso, que ya no pudimos coger tras la muerte del nefastamente “Deseado”.
“Somos españoles porque queremos serlo” (15-10-2008)
Nuestra asociada Rosario Alcántara nos presenta al conferenciante de hoy, don Juan Avilés Farré, Catedrático de la UNED, quien no sólo sabe de España, sino que nos da la sensación de que sabe qué es España y, por eso, interesó mucho al auditorio, como pudimos comprobar con el animado coloquio que tuvimos al final de su disertación. Si nacionalismo es el sentimiento de solidaridad libremente tenido entre los habitantes de un Estado, somos españoles porque queremos. Si la nación es un producto natural de la historia; si la nación implica soberanía sobre un territorio por encima de los ciudadanos. Si la nación deviene de la raza, de la lengua, del territorio, …, tal vez no queramos y tengamos que ser nacionalistas a la fuerza en un Estado, que, si no existe, hemos de crearlo. Nación enlaza con soberanía del pueblo; nación y libertad se necesitan mutuamente. Por eso, la nación se explicita cuando perdemos la Monarquía, alrededor del 2 de mayo 1.808, y, al rebelarnos contra el invasor y el pueblo tomar sobre sí la soberanía y convertirnos en ciudadanos, “ya tenemos Patria”. No tuvimos que inventar la tradición. No tuvimos que crear la Nación, porque ya existía en el espíritu de los habitantes de este rincón del mundo. Es verdad que en la Hispania romana (denominación geográfica) no estaría visible el sentimiento de patria; pero el invasor tuvo que conquistar el territorio. Y, por eso, San Isidoro, s. VII, ya habla de la Patria. Y los visigodos se quejan de haber perdido Hispania. Y los cristianos se pelean entre ellos, pero se siente de España. Y ya hay una idea protonacional con los Reyes Católicos: “No tengo más patria (…) que España”.Y con la Guerra de la Independencia se da el empujón definitivo al imaginario patriótico español. Este empujón tiene impacto en la escultura y en la pintura con las que exalta la libertad española; en la literatura: “Hombres, mujeres vuelan al combate; el volcán de su ira estalló: sin armas van, pero en sus pechos late un corazón colérico español.” (Espronceda); en la política: Fernando VII es Deseado antes que el presunto progreso que nos ofrecían los franceses; en el pueblo: en el episodio del 2 de mayo vemos al “pueblo entero” responder a un llamamiento “imperioso (…) del sentimiento patrio” (Galdós). La relación entre la Guerra de la Independencia y el sentimiento nacional español es algo evidente. No es una invención; se luchaba por la independencia de España desde el sentimiento patriótico puesto de relieve. Así quedó proclamado cuando el Manifiesto de la Junta Central, 1.809, proclamó a los españoles que “la Providencia ha querido que no se dé un paso hacia la independencia sin darlo para recuperar la libertad” Ya somos nación, ya nos sentimos asociados, como hombres libres, que nos hemos de regir por unas leyes que forman nuestro cuerpo moral: “Ya tenemos patria”.
“España en la historia. La huella de Roma” (5-11-2008)
Nos dice el profesor Enrique Melchor Gil, titular de Historia Antigua de la Universidad de Córdoba, que “todos los caminos van a Roma” (carretera a Peñarroya, N. IV, p.e.) y que a lo largo y ancho del mundo la huella de Roma aflora en múltiples ocasiones: desde los ritos funerarios hasta los alimentos que tomamos. Andando por esos caminos de Dios podremos saludar a más de 700 millones de personas que hablan las lenguas romances, quienes, por tanto, comparten con nosotros ideas parecidas (globalización, p.e.), se rigen por normas jurídicas y constitucionales (testamentos, legados, tutelas, servidumbres de paso,..) semejantes y tienen conductas sociales que a ninguno de nosotros nos resultan extrañas. Escribiremos con las mismas grafías y veremos publicitados hechos y personajes en tablas e imágenes al modo y semejanza de cómo los romanos daban gloria a sus héroes (Gran Capitán) o enterraban a sus muertos (epigrafía y monumentos funerarios), mostraban la grandeza del poder político (Puerta del Puente o los Triunfos de San Rafael). No nos sorprenderemos de usar una moneda única (el euro). Decisión política que no es una creación ex novo, puesto que ya Europa compartió el denario durante el Imperio Romano o C.E.E. de aquellos tiempos. Tomaremos, por ejemplo, un aceite procedente de aceitunas molturadas como hace 20 siglos. Comeremos alimentos regados con técnicas y reglamentaciones parecidas a las que ya practicaban los romanos. Asistiremos a espectáculos de masas (pan y circo) organizados al modo romano que ya usaba la publicidad pertinente, creaba ídolos (Diocles, conductor de cuadrigas) bien pagados, permitía los hooligans con sus correspondientes actos violentos que ocasionaban hasta el cierro de los campos (circos anfiteatros – plazas de toros, teatros). Practicaremos los mismos deportes (mens sana in corpore sano) con el objetivo de tener un cuerpo y un alma bien equilibrados (Olimpiadas). Rezaremos en nuestras iglesias (basílicas) donde se reúne el pueblo, ahora de Dios. Al modo y manera de los romanos, asistiremos a mítines, se nos harán promesas electorales, votaremos a nuestros representantes políticos que, luego, hablarán en el Hemiciclo. Incluso nos quejaremos de la corrupción de quienes nos gobiernan, si bien es verdad que ala romanización pasó a ser de explotación a integración de los hispanos. En fin, España es una matrona.
“España en la historia: La huella andalusí” (19-11-2008)
Nuestro “Profesor del pensamiento árabe e islámico”, don Emilio González Ferrín[31], ya nos advierte al comienzo de su intervención que pretende hacer que nos cuestionemos la historia contada, toda vez que Al – Ándalus no es el resultado de batallas y más batallas, sino que es herencia del sabe acumulado, protagonista de su tiempo: un prerrenacimiento europeo, Oriente en Occidente, como se contempla en el “Filósofo autodidacto”, de Abentofail, que es un verdadero canto al antropomorfismo. Contra la concepción creacionista de la historia, nuestro ponente, en la línea de Popper: “La historia es el error de la vida”, entiende que la historia es evolución; por tanto, Al – Ándalus no es un injerto en la Historia ( 711 – 1.492), sino que aquí “habrá un humanismo en lengua árabe en que la clámide se cubrirá con el manto del beduino” (Rubiera Mata); de modo que Al – Ándalus irá discurriendo con movimiento evolucionista con emigraciones, sus relevos históricos y su vitalidad crítica. Conviene, pues, cuestionar la Historia, si esta legitima lo que no deja de ser invención / acomodación del pasado a la realidad que nos interesa. Que “los musulmanes vinieron” se basa en unas crónicas asturianas creadas para legitimar el poder cristiano. Crónicas, por cierto, que no usan, p. e., la terminología usual hoy día para referirnos a aquellos “sarracenos”, “iconoclastas”, …que se cruzan con nosotros. A este respecto conviene recordar que la primera crónica que habla de la conquista de Al – Ándalus: Noticias reunidas, plantea cómo Taric y Muza cruzaron el Estrecho…. Lo cual no deja de ser una historieta, toda vez que Taric ni hablaba el árabe, pues esta lengua aún no estaba consolidada, ni siquiera su pretendida invasión podía ser islámica. A las alturas del 711, la religión islámica no estaba constituida ni existía el Corán, como pone de manifiesto Juan Damasceno (Damasco, Siria, 675 – 749) quien llama iconoclastas a una parte de los que luego nosotros denominaremos islamitas. Y, por eso, Eulogio de Córdoba (800 – 859), residiendo en Pamplona (h. 857) descubre a Mahoma sin saber quién será este hereje. ¡Curioso¡ 100 años después de la invasión, Mahoma es un hereje cristiano[32]¡ Puestos a delimitar algo, nuestro conferenciante, se decanta por señalar los comienzos de Al – Ándalus a mediados del S. IX. Bien entendido, recalca, que no es una creación ex novo, sino que tiene referentes anteriores; lo mismo que se proyectará en el futuro. Al – Ándalus tiene referentes en Roma[33], en San Isidoro, en la cultura judía, en la tradición bizantina[34], en las aportaciones visigodas[35] , elementos cristianos[36], en los propios componentes del Islam[37]. Y así, nos encontramos con que Al – Ándalus – atlantis, que está en Occidente”, en las Hesperias / Separad – no quiere ser otra cosa cuando se opone a que Carlomagno se apodere de la Península. Al – Ándalus se cierra ante la invasión y se constituye en una civilización diferenciada en competitividad y en paralelo con el norte (Europa).
Es una cultura de tres religiones, sin que ninguna tenga la pretensión de ser la única. Su esencia es el intercambio comercial y de ideas oriente – occidente. Por eso, su esplendor aún se mantiene cuando, al morir Almanzor (11 de agosto de 1002), surge el mundo de las taifas, que, al competir unas con otras, hacen posible un rico intercambio comercial y de ideas entre lo árabe y lo cristiano. La llamada “Reconquista” empieza, a partir del S. XV, cuando se puentean las rutas comerciales gracias al desarrollo de Lisboa, Cádiz, Sevilla,.., Al cortar la relación Al – Ándalus se muere . Los judíos abandonan Al – Ándalus y lo filtran en el Renacimiento europeo. Al – Ándalus, un puente de historia, deja de existir como entidad territorial, aunque se mantendrá para siempre como entidad cultural disuelta progresivamente en Sefarad, un día; otro, Granada; uno España; otro, Europa…Siempre: Al – Ándalus.
PREMIOS “JUAN BERNIER” - 2008
“Hoy, 30 de noviembre de 2.008, la Asociación “Arte, Arqueología e Historia” se honra en proponer a Vds., como Premio Juan Bernier, Arte, 2.008, a uno de los artistas más ricos y sorprendentes de la pintura. Su nombre es Ginés Liébana, de profesión activo", dice el Cronista de la Asociación antes de que el pintor – escritor Ginéz Liébana recibiera de manos de Ilma. Sra. Delegada Provincial de Cultura, doña Mercedes Mudarra, le entregara el diploma que lo hace acreedor al “Bernier de Arte 08
“Nuestra Asociación reconoce que con Carlos Márquez, no sólo la Universidad sino también Córdoba cuenta con un investigador de primer orden, de los que hilan fino, pues está preparado y es conocedor de su responsabilidad, cualidades todas que han logrado una trayectoria investigadora destacada e intachable. Con él, y parafraseando a su maestra, la arquitectura de Colonia Patricia Corduba, ha dejado de ser terra incognita para la investigación arqueológica”, señala nuestro relator al dar a conocer que Carlos Márquez Moreno es nuestro Premio “Bernier de Arqueología 08, como le queda reconocido en el diploma correspondiente que recibe de manos de don Rafael Blanco, Concejal Delegado de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, y don José Mariscal Campos, Diputado – Delegado de Cultura de la Diputación Provincial. “De acuerdo con el artículo undécimo de nuestros Estatutos, la Asociación “Arte, Arqueología e Historia” tiene el honor de otorgar el premio “Juan Bernier 2.008” a la Cátedra Intergeneracional “Profesor Francisco Santisteban” de Córdoba como premio “al mecenazgo a los bienes culturales de la provincia”, explica el Cronista al justificar que la Cátedra Intergeneracional “Prof. Francisco Santisteban” merece nuestro aplauso, corroborado el diploma que recoge la Sra. Directora de la Cátedra, doña Mª José Porro de manos del Ilmo. Sr. Vicerrector de la UCO, don José Carlos Gómez Villamandos. El Salón de Actos de la Delegación Provincial de Cultura fue el lugar que acogió a la Asociación “Arte, Arqueología e Historia, para que, el domingo 30 de noviembre de 2.008, pudiera celebrar unos de sus actos anuales más queridos: la XV edición de su Premios “Juan Bernier”. Todo se desarrolló con la seriedad académica, la sobriedad escénica y el aplauso y la alegría compartida por asociados y amigos. Una vez proclamados los méritos de nuestros homenajeados y entregados los Diplomas correspondientes, las Autoridades asistentes saludaron a los premiados, cerrando el acto la Sra. Delegada Provincial de Cultura y las palabras del Sr. Presidente, don Francisco Olmedo, quien invitó a todo el mundo a degustar una copa de vino y unas tapas en el patio de la Delegación. Todos disfrutamos. De todo. [1] 25 de Diciembre del año 556. [2] Mt. 10,3 [3] Se le llama así porque desde ella arrojaron a los últimos templarios, después de ser decapitados. [4] Liber processionarius Sact Ordinus Cisterciensis, 1.649 [5] Se le llama así porque desde ella arrojaron a los últimos templarios, después de ser decapitados. [6] Liber processionarius Sact Ordinus Cisterciensis, 1.649 [7] Elaborado con las aportaciones de Rafael Gutiérrez Bancalero y Baldomero Alcalde Pérez [8] Foto nº : Foto del grupo en Barrio de la Alfama (Lisboa) [9] Foto nº : Castillo de Óbidos. [10] Foto nº Alcabala. [11] 14 de agosto de 1.385. [12] Beatificado el 23 de enero de 1918 por el Papa Benedicto XV. Su proceso de canonización se inició en 1.940 [13] Foto pág. 193. Monasterio de Santa María de la Victoria en Batalha [14] Con sus campanas de sonido característico se llama a clase a los estudiantes. [15] Foto pág. 194. Universidad de Coimbra. [16] Algunos asociados recuerdan la iglesia de la Vera Cruz de Segovia. [17] La iglesia y el coro fueron iniciados por Diego de Arruda. [18] Cervantes, M: “Los trabajos de Persiles y Segismunda”. [19] Cervantes, M: “Los trabajos de Persiles y Segismunda”. [20] Porque se incendió en el S. XIX. [21] “De las fauces del león líbrame”, del Oficio de Difuntos.
[22] Juramento, tras la Reconquista de Cáceres por Alfonso IX, , fechada el 23 de abril del año del Señor de 1229 (1267 de la era hispánica. [23] Quinta de las Ordenanzas que doña Isabel dio a Cáceres el día 9 de julio de 1477, [24] Cela. [25] Esta primera imagen se encuentra en la Parroquia de Hornachuelos (Córdoba). [26] Juan Rufo (Rofos) (Córdoba, 1547 - 1620). Cronista y Secretario de D. Juan de Austria. Escribió la apología de D. Juan “La Austriaca”, 1584. [27] Lc. 1-39. [28] La electro mecánica da ocupación a 1.070 trabajadores [29] El art. 3 es traducción del art. 3 de la Constitución Francesa de 1.789. [30] Art. 5º.1. [31] Léanse: “Hitoria General de Al Ándalus”, del profesor Gonzalez Ferrín y “La Revolución Islámia en Occidente” de Ignacio Olagüe. [32] Apologeticum martyrium. [33] El Islam puede ser considerado como la prolongación oriental romana, de modo que la permanente orientalización de la península es lo que va creando Al – Ándalus. [34] En Medina Azahara se organizan talleres de marfil cincelado. Técnica bizantina recreada con el estilo personal de la Escuela de la ciudad palatina cordobesa. [35] El arco de herradura lo vemos ya en Venta de Baños, año 661. Así, pues, se puede afirmar que Al – Ándalus es la proyección de la Hispania visigoda que se enquista en lo árabe a través de un proceso permanente de orientalización. [36] Los primeros predicadores musulmanes, antes del 691, son proclamadores del monoteísmo, tal como hacían los anacoretas. Por tanto, no es muy desventurado decir que el “Corán es la enmienda al credo del Concilio de Nicea”, como afirma el Profesor González Ferrín, ante un auditorio removido ya intelectualmente. [37] Religión – ambiente cultural donde los hispanos cultos se convierten en musulmanes “liberales”.
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