ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA
Visita a Baena

Torreparedones

Restos arqueológicos de Torreparedones

Miércoles 13 de abril de 2011 por Juan Gutiérrez García

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En Baena, mirando hacia atrás...con curiosidad.

 

 

Torreparedones.

Aurora, cual estrella de la mañana” acoge cariñosamente a los viajeros en esta calurosa mañana de abril, 9 de 2011, con el objetivo de desentrañarnos el significado de la ciudad milenaria de Torreparedones, que durante más de 3.000 años, desde la Edad del Cobre (II milenio a. de C.) hasta la Baja Edad Media (S. XVI), acogió a diferentes grupos humanos asentados a los largo y ancho de 10,5 has. rodeadas por una muralla de 1,5 kms de perímetro.

Como no podía ser menos, entramos por la Puerta Oriental que nos da paso a muchos documentos pétreos del mundo ibérico y romano, principalmente, cuya importancia histórica nos irá desvelando nuestra joven y entusiasta guía.

¿Hemos llegado al “Castillo (de bien) de Castro el Viejo / cercado de cabacotes (...) ?1

¿Nos hallamos, tal vez, en la Torre de las Vírgenes “prudentes / cuyas luces no se apagan”2, como se le llama desde la Reconquista?

Son dos las vírgenes: Santas Benditas, Alodía y Nunilón, patronas de Huéscar. (Granada)3. Nacidas en Aldeahueca (entorno de Barbastro, Huesca), su padre era un rico musulmán casado con una piadosa cristiana. (Dos religiones, una cultura). Muere el padre y la madre, aprovecha la ocasión y las educa en su religión. Cuando las niñas tienen unos 12 años, muere también la madre y las jóvenes se tienen que ir a casa de un tío suyo que, como es natural, las invita a que vivan la fe mahometana, no tanto por convencimiento moral, sino, tal vez, porque se teme represalias si se conoce que en su casa conviven las dos religiones. ¿O fue, tal vez, para quedarse con la herencia de las sobrinas?

El caso es que las denunció ante la autoridad competente, el juez Jalaf, quien, viendo la firmeza de la fe de aquellas indomables cristianas, las dejó ir, aunque les puso unas catequistas para que las ilustraran sobre las bondades de la fe musulmana. Tiempo perdido. Fueron llamadas por las autoridades religiosas para convencerlas de que abjuraran. No lo consiguieron: “Somos cristianas - repitieron una y otra vez durante cuarenta días.

- “Os haré matar, si no obedecéis” – le amenazaba el juez.

- “Preferimos morir con Jesucristo” – contestaban firmes en su fe de mártires.

El jueves, 21 de octubre de 851, el verdugo corta su cuello con el cuchillo. Sus cuerpos quedaron sepultados en lugar desconocido, aunque suponemos no muy lejos de Leire donde se construyó un monasterio en su honor con un altar con reliquias en su ara.

Desde el año 860 existe un eremitorio, en las cercanías de Nájera, dedicado a las “Santitas”. ¿Coincidirá con el actual emplazamiento de la ermita de las Santitas que hay en el término de Castroviejo (Logroño)?

No lo sabemos, lo único cierto es que este pueblo le tiene dedicadas dos fiestas: el 18 de junio para impetrar protección para las cosechas y el 22 de octubre para darle las gracias a las santa por los buenos rendimientos agrarios.

Por eso, concluimos, Torreparedones no es ni la Torre de las Vírgenes pese a que, en este lugar, se levantara una ermita, S. XVII, ni es Castro el Viejo, lugar desde donde irradió la devoción a Nunilón y Alodía: Flores puras de la sierra /que el jardinero divino/ a su jardín transplantó”4.

¿Estamos, tal vez, en la Colonia inmune Ituci Virtus Iulia, que ya mencionara Plinio, “donde en el principio de la guerra contra los hijos de Pompeyo, hubo César de desplegar su valor y espíritu hazañoso”.5

Nos habla más de los romanos que de vírgenes y castros cristianos la puerta de época romana republicana (s. II – I a. de C.), hecha en la muralla preexistente. Puerta de carácter defensivo, de 3 metros de anchura, de dos hojas, seguramente forradas de metal, (veanse las quicialeras) flanqueada por dos torres de sólidos cimientos y aparejo ciclópeo, que, en su tiempo, seguramente estaban comunicadas entre sí y habitadas a partir de la segunda planta

Con este convencimiento recorremos pisando los 14 metros del pavimento original de losas irregulares que nos separan de la segunda puerta, de una sola hoja, que, ahora sí, ya nos encamina por las aceras del decumanus hacia el interior de la ciudad.

A la izquierda, quedan vestigios de dependencias de aquella urbe que pudo tener hasta 6.000 habitantes, un pozo romano de 4-5 metros de profundidad una tumba infantil, que no debe ser romana (¿época tardorromana?), ya que este pueblo tenía prohibido enterrar a sus muertos dentro del recinto urbano (Ley de las Doce Tablas). A nuestra derecha, al fondo, el castillo medieval. Y cerámica por doquier.

Vamos subiendo la loma. Tenemos que llegar a los 580 metros de altitud. Así es que lo mejor es hacerlo con la ligereza que da la tranquilidad. Mientras subimos sepamos, por ejemplo, que Torreparedones debió jugar un papel importante en la guerra civil César – Pompeyo (s. I. a. de C.), como lo demuestra el hallazgo, en 1833, del “mausoleo de los Pompeyos” conteniendo los restos incinerados de 12 personas de la misma familia. Mausoleo, por cierto, encontrado de manera casual por un vaquerillo que vio cómo una de sus vacas se hundía en el terreno.

Ya hemos coronado la colina. A los lejos, al fondo, a la derecha, la necrópolis oriental. A la izquierda, restos de la muralla del 600 a. C. Más allá: al Este, la peña de Martos, Espejo al SW, Fernán Núñez detrás de Espejo, Montemayor...

Y fuera del recinto amurallado, al S. de Torreparedones una de las joyas del yacimiento: El Santuario ibero – romano de la cartaginesa Thanis, rebautizada por los romanos como Dea caelestis, identificada más tarde como Juno Lucina “que trae los niños a la luz”. Santuario ligado a la Fuente Romana cuyas aguas medicinales curaban a los creyentes que luego ofrecían plegarías y ex votos en acción de gracias a la diosa. Se constatan dos fases constructivas. De la primera, queda el muro N, de la Roma republicana. De la segunda, el resto del templo, el segundo, erigido a mediados del s. I d. C. y abandonado a finales del S. II d. C.

Nos detenemos en el patio, que nos muestra reproducciones antropoformas de ofrendas: mujeres embarazadas para la diosa de la fertilidad, pies y piernas curadas de artrosis, ..., que no dejan de ser una demostración del pragmatismo religioso de los iberos y romanos: “Quien regala bien vende, si la diosa lo entiende”. Se han hallado más de 350 ex votos, de pequeño tamaño (de 10 a 20 cms), de piedra caliza local hechos a mano, seguramente, en los talleres de fabricación instalados en sus proximidades.

Ahora pasamos a la cella, rectangular delimitada por paredes, de 2,50 metros de altura, construidas de sillería regular trabada con mortero6. Es visible el pavimento original. En la pared del fondo, estarían las repisas donde se irían colocando las ofrendas a la diosa representada por una columna (betilo), de 2,8 metros de alto, fuste liso y capitel con ocho hojas del loto de la fertilidad. Su base está delimitada por un receptáculo colmatado de cenizas.

Agradecimiento y oración que tenía su fiesta principal el 1º de marzo, día en que se sacaba la diosa – columna en procesión por el recinto.

De la casa de oración al centro monumental de la ciudad solo hay un paso. Si la asamblea de fieles creyentes tenía lugar en el Santuario, la asamblea cívica del pueblo se realizaba en el foro, nuestra quinta parada, lugar de reunión los días de mercado, de elecciones, ..., de cualquier acontecimiento público en el que mereciera la pena participar.

Aún son visibles: una tubería de plomo que evacuaba las aguas desde el foro al cardo (vía N – S); señales de una escuela, sabido porque en su puerta había una imagen de la diosa protectora de los alumnos; el acceso al templo (muro N) con altar a la diosa Concordia ¿o era a Cibeles?;

Hay vestigios de los edificios7 (tabernae, templos, basílica, ...) y se conserva bastante bien el opus spicatum o espina de pez del pavimento de la última época de esta gran plaza

Pisando la calzada original del decumano nos vamos hasta su cruce con el cardo y ahí nos encontramos con el foro. En la plaza, el retrato de Tiberio Claudio César Augusto Germánico. Se observa el cuello fragmentado, lo que nos indica que se hizo aprovechando uno anterior, quizás el de Calígula destruido al sufrir éste la damnatio memoriae (condena de la memoria). Tal vez, llevaba una corona de laurel, hoy desaparecida.

En este foro de planta cuadrangular de 24 x 22 metros (528 m2), se conservan los escalones donde se sentaría el pueblo; hay restos de pedestales para estatuas privadas o institucionales; son visibles los pórticos columnados del N con cinco columnas con tres esculturas, originales las de los extremos,: Livia – torso de thoracata – Tiberio);

Fíjense en la thoracata, de unos 600 kgs de peso, cubierta con su colobium (túnica interior de manga corta) y, a continuación, la coraza y, sobre ella, el paludamentum (manto cayendo por la espalda). En la coraza nos llama la atención: la Medusa (convertía en piedra a aquellos que la miraban); cuatro victorias aladas con yelmo y espada en el centro; un candelabro; más abajo, una figura femenina (alegoría de los vientos?) y en el faldellín, dos hileras de lambrequines, launas y correas.

Este foro es de la época de Augusto. Pero, en el principado de Tiberio, “Marco Junio Marcelo, hijo de Marco, de la tribu de Galeria concejal, dos veces alcalde, pontífice y sacerdote de Augusto, pavimentó (con piedras calizas de Córdoba) el foro con su dinero”, como reza la inscripción de publicidad inscrita8 en el suelo con letras de bronce sobredorado. Se dice que la obra importó 400.000 sestercios = 600.000 euros al cambio de nuestro tiempo.

Otras señales de aquella cultura son las termas y la curia aún por excavar y el mercado (macellum)..

Esta última dependencia no podía faltar en esta populosa ciudad si quería satisfacer las necesidad del consumo de sus habitantes. Ëste de Torreparedones está levantado sobre unos 380 m2 al S. del decumano máximo, vía a la que daban dos de sus tres puertas; la tercera se abría al E., sobre el cardo. A su alrededor estaban las tabernaes donde se vendían los más diversos productos. La carne de vacuno parece que era la más consumida. Están muy bien documentadas sus cuatro fases constructivas, desde el S. I al III d. C.

De ciudad populosa ibero romana a asentamiento cristiano de Castro Viejo de los dominios de Alfonso X, quien lo entrega a Fernando Alonso de Lastres en 1296, como un “Coto privado” de la época, según parece indicarnos una pintada que hay en la fachada del castillo medieval de los S. XIII – XV.

Castillo que ha sido fortaleza estratégica en la frontera castellano – nazarí (s. XIII); moneda de cambio de Gonzalo Lastres, el “Cautivo”, que lo vende para comprar su liberación de prisionero nazarí; inversión de Pay Arias, alcalde de Córdoba, que lo compra; patrimonio municipal de bienes de propio de la ciudad de Córdoba, finca desamortizada y asentamiento despoblado.

Su mal estado de conservación aconsejan no acercarse; razón por la que Vd. no podrá ver su planta trapezoidal; sólo verá, de lejos, lo que queda de la torre del homenaje y las cuatro paredes derruidas.

Vaya bajando despacio; déjese llevar por la nostalgia, si quiere; pero cuando llegue a la base del yacimiento, no deje de ver la tumba hallada hace unos días en la necrópolis oriental del yacimiento. Es una tumba tipo hipogeo como lo muestran sus dimensiones: 2 metros de profundidad; 3, de fondo, y 1,5, de ancho, que da una capacidad para siete urnas (3 + 1 + 3) de 20 x 20 cms. aprox..

Y ahora al Museo Histórico de Baena. No vaya a otro sitio antes, si no quiere perder la conexión con Torreparedones (Sala II), si bien ahora será por medio de los testimonios guardados al abrigo de la intemperie y otros peligros más humanos.

1 Miguel de Colodrero y Villalobos, s. XVII.

2 Miguel de Colodrero y Villalobos, s. XVII.

3 Romería: Lunes siguiente al Domingo de Pentecostés.

4 Himno a las santas cantado en Huéscar.

5 Aureliano Fernández Guerra, 1875.

6 Lo original está señalado con una chapa metálica.

7 Lo original está separado de lo reconstruido por una teja.

8 Es la segunda inscripción más larga de las descubiertas en España hasta la fecha.


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