ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA

Visita a Llerena

Martes 27 de abril de 2010 por Juan Gutiérrez García

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Las piedras hablan (Llerena 24-04-2010) Dejando atrás el municipio constitucional, desde 1834, de Casas de Reina, tras haber sido, desde 1594, una de las siete villas comuneras de la Encomienda de Reina, de la provincia León de la Orden de Santiago, 1594, llegamos enseguida a Regina Turdulorum, a un kilómetro y medio, aproximadamente, de distancia. Yacimiento arqueológico de una ciudad fundada en el S. I (Flavios) en el cruce de los ejes Corduba – Hispalis – Emerita Augusta (Iter ab Emerita Hispali). Sus restos nos hablan de la razón de su fundación: militares o defensa del territorio y económicas o explotación agroganadera del suelo y minera (cobre, plomo, plata,..) del subsuelo. Entrando por la calle principal vamos dejando a nuestra izquierda lo que serían los pequeños talleres (de huesos, p.e.) y tabernae así como las basas de columnas de algún edificio porticado. Calzada adelante, en el cruce del cardo y el decumano, una cloaca (1,50 m x 0,50 m) nos permite ver cómo fue construida con sus arcos y sus ladrillos. Girando a la derecha, en nuestro camino, los restos de una casa de dos plantas (vestigios de escaleras), con patio central donde, posiblemente, estuviera levantado un templete dedicado a los dioses. A continuación, dando al decumano, el palacio de justicia, rodeado por un pórtico con seis columnas en cada lado; en el frontal quedan muestras de las hornacinas que tenía; se notan aún las dos entradas: la que daba al cardo menor era para la gente normal. A la derecha del palacio, la zona comercial de más alto rango y calidad. Faltan por excavar los templos que los arqueólogos presumen existieron en esta parte de la ciudad: el dedicado a la diosa Isis y aquél en que se daba culto a la triada: Juno, Júpiter y Minerva. Las monedas (de bronce, principalmente,) encontradas, las cabezas de estatuas halladas dentro de un pozo de 6,5 mts de profundidad (un dios, un príncipe de los Antoninos y la cabeza de Trajano) animan a los estudiosos a continuar en su búsqueda del conocimiento de esta ciudad de la Baeturia Turdulorum, que más tarde ocupó el Conventus Cordubensis Regina llegó a tener 5.000 habitantes que ocupaban unas 40 has de territorio. Por eso, esa ciudad tenía todas las comodidades de la época: desde calles empedradas hasta cloacas; desde pórticos en las calles donde refugiarse de la lluvia hasta baños para la higiene del pueblo; desde el foro de la justicia hasta el teatro del divertimento. Al pasar por las termas, llama la atención el trozo de mosaico encontrado en el que pueden verse las teselas obtenidas partiendo baldosas de ladrillo. El teatro se comienza a excavar en 1987. Sigue el esquema romano aprovechando el desnivel del terreno. Su construcción se remonta hasta el s I d. de C. y su uso hasta nuestros días, pues aún se hacen representaciones en verano. Entramos por la puerta de los “principales” que tiene un arco de 10 + 1 + 10 dovelas. El pueblo llano entraba por otra puerta situada justamente enfrente de la usada por nosotros. El graderío (gradatio) se inicia con los escalones (primus subselliorum ordo) de los “notables” de Regina. Aún son visibles los huecos donde se pondrían los anclajes de las estructuras que sostendrían los toldos (velarium) para protegerse del sol. A continuación, la cavea semicircular dividida en sectores para las distintas clases sociales, pues ya sabemos que, p.e., las niñas, las mujeres, los plebeyos pobres y los esclavos habían de situarse en la parte más alta (summa). Las 10 gradas de sus tres zonas en altura (ima, media y summa cavea) están separadas por unos pasillos horizontales (praecinctiones). En horizontal, este espacio está dividido, por medio de escalinatas, en cuatro secciones (cuneus) que daban asiento a unas 200 personas cada una, lo que nos da una capacidad de 800 personas; cabida que se veía incrementada hasta los 1.200 espectadores gracias a unas gradas de madera que se le podían añadir. La orchestra semicircular da paso al escenario. El frontal del escenario que da a la orchestra lleva 2 + 1 +2 hornacinas para estatuas y una escalera para subir al escenario. La fachada de la escena propiamente dicha (scaenae frons) es una construcción con ocho columnas con capitel corintio reconstruidas con los materiales originales. Tiene las tres puertas tradicionales (valvae o principal y las dos laterales u hospitales). El escenario (pulpitum) está soportado por pilares de una pieza. Si Vd. baja al sótano donde se encuentran, también podrá ver los agujeros y el foso de las poleas para subir-bajar los telones. En la zona trasera (porticus post scaenam) aún son visibles seis hornacinas y la disposición del jardín que hubo en este espacio. Nuestro tiempo se acaba, como a esta ciudad le sucedió con la llegada de los árabes. Momento en que la gente se vio obligada a huir a la sierra donde se construyó una fortificación aprovechando los restos de una antigua construcción visigótica, s. VIII, y los materiales de Regina. Y hacia allí nos dirigimos ahora en busca de los vestigios no perdidos. Subiremos a la Alcazaba de Reina a 800 metros de altura en el Cerro del Castillo, desde donde se ve un paisaje de olivos, encinares, jaras,... y todos los verdes del campo en la muchas parcelillas de las tierras de labor. Tiene una muralla de barro y cal; tapia hormigonada sobre zócalo de mampostería, reforzada por torres cuadradas adosadas a las muros, con dos albarranas al N y al E. La obra es de piedras unidas por una argamasa de cal y arena. Como castillo almohade (s. XII), sus puertas de entrada son en recodo. La principal mira al N. En el subsuelo, aún es visible el aljibe de bóveda apuntada y arcos apoyados en pivotes de mampostería. ¡Lástima que no podamos bajar¡ En la meseta de arriba del todo, la ermita dedicada a Nuestra Señora de las nieves”, s. XV, de una sola nave. Sólo es visible para nosotros el atrio con dos arcos sostenidos por una columna. Se conservan restos de pinturas que no podemos identificar. “Ganola de moros año 1185 el Rey D. Alonso Nono Castellano y vuelta a perder, D. Fernando III, 1246 que la mandó poblar de cristianos.”1 En 1246, Fernando III la donó a la Orden de Santiago. Por eso, por debajo de las restauraciones actuales como los arcos de 9 + 1 + 9 dovelas, se ven las efectuadas por don Alonso de Cárdenas, de la orden de Santiago, hacia 1480. A sus pies, Reina donde, a partir del s. XV, se albergaba la población que servía al castillo y la que abandonó la fortaleza entre los años 1604 y 1738. Las piedras ya han hablado y en ellas los que por aquí vivieron. Es hora, pues, de que tomemos la Ex – 200 y volvamos al futuro: a la “Muy Noble, Muy Leal y Antigua" ciudad de “Ellerena” , que antes que cristiana, fue mora, s. XI. El futuro comienza comiendo en el “Ateneo” , calle Santiago, como es propio de una Asociación cultural. – “Cultura hasta en la sopa”-, que diría un viajero un tanto suspicaz – : productos del cerdo, cordero, creo que a la caldereta, dulce típico de la tierra, buen vino de la zona, café,... y charla animosa entre los comensales. La gente está contenta. Gustemos, pues, ahora de un paseo por la que algunos han llamado “pequeña Atenas de Extremadura”. Nuestro itinerario es el siguiente: Calle Santiago (Restaurante) - Morería y Herreros – Plaza de España (Plaza Mayor) con el edificio ecléctico del Ayuntamiento – Plaza de San Juan y la iglesia de Ntra. Sra. de la Granada, s. XV – XVIII, torre a la fachada W con dos cuerpos de estilo gótico mudéjar, s. XIV, y otros tres renacentistas de ladrillo. Dentro, nos llama la atención una Piedad en la que destaca “la laxitud total del Hijo cuya mano derecha, cayendo hacia los pies de la Virgen está rotada hacia arriba mostrando el agujero de los clavos”, como nos narra nuestro compañero y amigo Baldomero Alcaide. Cristo de la Palma adelante llegamos a la fachada de sabor hispanoamericano de la Iglesia y Hospital de San Juan de Dios, 1672, de claustro porticado con arcos de medio punto y columnas con capitel de castañuelas. Y enseguida, la Iglesia hispano – flamenca de Santiago, s. XV. Al exterior se observan unos grandes contrafuertes, pináculos y gárgolas y los escudos de los fundadores. Tres portadas, la del N es la que más destaca. A continuación, la calle Corredera nos lleva al Convento de Santa Clara - ¡Ay, estas monjas y su artesanía golosa¡ - Mientras unos viajeros se detienen a comprar dulces, otros se entretienen viendo las dos portadas gemelas de ladrillo de tres cuerpos que el convento presenta en su fachada. Proseguimos hacia la Plaza de la Libertad donde se encuentra el palacio de Luis Zapata con elementos de los estilos mudéjar e hispano flamenco propios del siglo XVI, camino ya de la muralla, s. XIV, y Puerta Aurora donde nos espera el autobús que nos devolverá a Córdoba tras una placentera tarde en la ciudad llenerense.


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