ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA
12 de marzo de 2011

Visita a Almaden

Sábado 12 de marzo de 2011 por Juan Gutiérrez García , Equipo actividades culturales

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Al – ma – din

 

Menos viajar y más leer la prensa”, decía, según el rumor popular, aquel “cirujano de hierro” que nos impuso creer en lo virtual de sus discursos antes que en la realidad de nuestro entorno.

Nosotros, como ciudadanos concienciados, hacemos, justamente, lo contrario para que no nos lo cuenten.

Hoy, 12 de marzo de 2011, ha tocado Al – ma – din (La mina), al SW de la provincia de Ciudad Real cuya explotación se inició allá por el S. XVI con un pozo del que, hacia 1543, se sacaba mineral usando los viejos tornos de grúa, mientras el personal bajaba – subía por los socavones horizontales que se iban abriendo. Galerías, por cierto, que se hundían con frecuencia por el uso excesivo de la madera del entibado.

Las aplicaciones del cinabrio son muy variadas: Los romanos lo transforman en bermellón para maquillaje, decoración, pintura de barcos, escritura ...(Véase Vitrubio Polión, M, “Libros de Arquitectura, Libro VII, Cap. IX)” . Los árabes le dan aplicaciones terapéuticas, medicinales y ornamentales (Recuérdese la leyenda de la piscina llena de mercurio en la entrada del Salón Rico de Medina Azahara de Córdoba).

Los galeones de guerra españoles llevan a América el mercurio, que llega a valer más que el oro, desde que Bartolomé Medina, en 1554, inventa la técnica de la amalgamación con mercurio para la obtención del oro y la plata. Como en el S. XVIII, continúa la gran demanda de azogue para las minas de plata americanas, la Hacienda Pública impulsa la explotación de las minas de Almadén introduciendo mejoras técnicas como son: el uso de la brújula en las labores subterráneas, el laboreo de bancos y testeros, la fortificación del interior de las minas con mampostería y ladrillo, mejorando las condiciones laborales de los trabajadores,...

Andando el s. XX se convierte en un metal estratégico para la industria de la guerra. Se emplea para la fabricación de fulminantes y explosivos, lo cual dispara la demanda mundial de mercurio.

Y cuando, el mercurio entra en declive, década de los años 70, comienza a comercializarse como mercurio tridestilado, h. 1980, para aplicaciones industriales (amalgamas dentales o instrumentos de precisión) o para productos como óxido amarillo, óxido rojo, cloruro mercurioso o cloruro mercúrico.

El cinabrio siempre ha sido objeto de deseo para todos los gobernantes del mundo desde la más remota antigüedad ibérica. En la época romana, ya se extraía el cinabrio en la región Sisaponense (Almadén) bajo orden expresa del Emperador.

Los califas árabes lo usaban para dar brillo a sus palacios. Cuando llegan los árabes, reactivan la explotación e introducen el horno de jabecas.

La Real Hacienda española beneficia las rentas del mercurio. Los Ilustrados mejoran la explotación de las minas para obtener los muchos beneficios que rentan; de tal modo es así que la Hacienda Pública, S. XIX, se ve empobrecida cuando la producción de azogue se reduce al mínimo bien a causa de las guerras locales: de la Independencia, Carlistas, ..., bien porque las minas de plata están paralizadas en aquellos tiempos difíciles de la emancipación de las Colonias.

Circunstancias que aconsejan a la Real Hacienda a arrendar, como ya había hecho antes, las minas a la Casa Iñigo Ezpeleta, primero, y a los Rothschild, más tarde (20 de Mayo de 1870) , quienes aprovechan el mercurio, cuyo comercio casi monopolizan a nivel mundial, suministrándolo a las empresas que trabajaban en los tiempos de la Fiebre del oro americana.

Por Ley de 23 de diciembre de 1916 se decide que la explotación corra a cargo de un consejo de administración. Por Decreto del Ministerio de Hacienda, en 1918, se intenta mejorar la gestión y explotación de la mina con la creación del Consejo de Administración de Minas de Almadén y Arrayanes que aprovecha los conflictos bélicos del S. XX para dar un nuevo auge a la explotación, alcanzando la cifra record en 1941 con 85.000 frascos producidos1. Para ello introduce el uso del martillo mecánico, se electrifican las instalaciones, se mueven las vagonetas por raíles metálicos y se empieza a gestionar la mina con mentalidad empresarial.

La década de los 70 del S. XX es tiempo de crisis para el mercurio, en parte debido al mal uso de este metal que es muy tóxico cuando es mal empleado. La sociedad “Minas de Almadén y Arrayanes, S.A.” firma un contrato con el Estado Español de acuerdo con las bases contenidas en el R. D. 535 /1982, de 26 de febrero, con lo que se entra en la última etapa de explotación, que va a dejar atrás el laboreo de la mina y los hornos de destilación que cerraron en julio de 2003, para dedicarse a ser una empresa consultora de geología, teledetección, análisis químicos y medioambientales y que va convertir el complejo minero en un centro turístico desde 2006. Desde julio de 2003 ya no se extrae mercurio. El 15 de marzo de 2012 se prohibirá su comercialización. Atrás quedan las 276.000 Tm. de mercurio que se han obtenido de subsuelo de estas tierras.

Vemos, pues, al azogue , a veces, sirviendo a la industria; siempre al servicio de la política financiera de la Monarquía y el Estado Español cuya solvencia garantizó en numerosas ocasiones.

Dos mil años de historia tienen las minas de Almadén que nosotros vamos a tener la suerte de visitar, aunque sea en una mínima parte, porque la mina de Almadén abarca un círculo de 25 kms de radio. Vamos a tener la experiencia de bajar a 50 metros y ver con nuestros propios ojos cuáles eran las condiciones en que trabajaron los mineros voluntarios u obligados que por aquí pasaron.

Realizamos la visita entrando por el Pozo maestro “San Teodoro”, de una profundidad de 500 metros (planta 19) y que desde los años 20 tiene su castillete metálico, aunque su aspecto actual es de los años 60.

Sólo tardamos 2 minutos en llegar a nuestra plataforma a los 50 metros. No se está mal a los 17º de temperatura. Nos molesta, sin embargo, la humedad producida por la sobreabundancia de agua que hubo que sacar empleando multitud de ingenios que van desde el manual de la zaca de cuero hasta las bombas de nuestros días pasando por el baritel de tracción animal instalado en el S. XVIII. En nuestro recorrido hemos observado cómo se achicaba el agua y hemos sabido cómo el trabajo más penoso era el del charquero.

Vamos paseando, ¡qué suerte¡ , por la zona de paso (2,50 m de ancho x 160-1,80 de alto), la llamada “caña gitana” en recuerdo de los hombres de esta etnia que fueron obligados a trabajar, casi siempre por el mero hecho de ser de esta raza “maldita”. . Está entibada con madera en la parte más antigua y con arcos de ladrillo continuado a medida que nos acercamos a los tiempos modernos. El cuarzo no se fortifica, la pizarra, sí. En el techo vemos unos testigos de yeso, puestos para avisar de posibles fallas. Hoy no falta la iluminación eléctrica, que sustituyó al candil. Cada trabajador tenía el suyo. Si se le apagaba, iba a encenderlo en el candil común que se mantenía siempre encendido en los mechinales dispuestos a lo largo de los 30 – 35 kms de galerías.

Pasamos junto a un filón, que está en vertical, llegando hasta los 765 metros de profundidad. Hubo tiempos en que el mineral se subía con el torno y luego se sacaba al exterior en espuertas que se iban dando los obreros separados 11 pasos unos de otros.

En principio, todo se mueve a mano: las espuertas se las van pasando unos a otros, la carretilla es empujada por un obrero, la vagoneta, que se desliza por rodadas en el granito, es empujada por dos trabajadores mientras otro tira de ella. La extracción se hace con barrenos cuyos agujeros se hacen a base de puntero golpeado manualmente por un martillo. No obstante, más adelante veremos máquinas de sondeos de la tecnología moderna.

Cuando se colocó el baritel del pozo de San Andrés, que vemos en la sala de máquinas del pozo, su malacate ya es tirado por mulas, que hay que sacar fuera de la mina cada tres horas para que no se contaminen. Como es una noria, por una punta de la maroma suben y por la otra bajan las espuertas del mineral y los mismos mineros desde 74 metros más abajo de donde estamos.

Y es que el trabajo continuado en estas minas no lo aguantan ni los animales. Por eso, los obreros solo trabajaron 6 horas diarias, pero un día sí y dos, no. La jornada del pocero era todavía menor: solo duraba 4 hora. Y es que las enfermedades eran frecuentes y mortales producidas por la polvareda (silicosis) y los muy tóxicos vapores de mercurio ((hidrargirismo).

Nos adentramos ahora por la “caña real” fortificada con ladrillo en espiga que le da más resistencia al entibe, s. XVIII. Las vagonetas ya van sobre raíles metálicos. La tierra cambia de color: es la que llaman “frailesca”. Los franciscanos, precisamente, fueron los frailes que trajeron hasta aquí la devoción a la Virgen de la Mina que siempre está instalada en la planta donde se esté trabajando. Siempre tiene una lámpara encendida. Desde 1852, el pueblo minero celebra su fiesta el 8 de septiembre por más que un párroco se empeñara en que otra advocación fuera la titular de la parroquia.

Finalmente, pasamos al pozo de San Aquilino, a 47 metros, que se estuvo empleando hasta el s. XX. Se le ven maderos de 100 años. Tiene su cuarto de herramientas y su ascensor de vagonetas, rectangular aunque el pozo sea redondo.

Para salir usamos de nuevo el ascensor, saliendo, finalmente, al exterior, transportados por el viejo tren minero que a nosotros nos pareció más un juego infantil que un medio de transporte de los trabajadores de la mina.

Fuera: horno, tolva de escorias y museo del mercurio.

En el museo se muestra el almacenaje en cajones y balsas, así como en los diversos tipos de frascos, entre los que destacan los de hierro (3 arrobas) desde el s. XVIII. Se explica cómo se hacía el envasado manual y cómo es el proceso metalúrgico que nos da el mercurio líquido: Hg S + O2 + calor = SO2 + Hg vapor + frío = Hg líquido.

Se describen con dibujos y maquetas las distintas clases de hornos:

1.- Descripción de Plino, S. I a. C. El mineral se mete en tarteras, se tapan, se calientan y los vapores se pegan en la tapadera que, al enfriarse, dan un “líquido del color de la plata y la fluidez del agua”.

2.- Horno árabe: de Jabecas, s. XI – XV.: Ligera variante del modelo romano.

3.- Horno de reverbero (S. XVI y XVII): horno de ladrillo de bóveda semiesférica. Se calientan las ollas. Se enfrían. Inconveniente: Los trabajadores se “azogan”; es decir se intoxican con los vapores del mercurio cuando se meten en el horno a recogerlo pues está depositado en su suelo.

4.- Horno Bustamante o de Alúdeles( s. XVI – XX): Inventado por Lope de Saavedra Barba en Huancavélica (Perú) e introducido en España, en 1646, por Bustamante y Sotomayor. Funciona hasta 1928. El mineral se pone en el horno directamente. Los vapores producidos por el vapor pasan por unas cañerías a unos recipientes (los alúdeles) donde se enfrían y, por un agujero que tienen en el fondo, el líquido cae a un canal por donde corre hasta los frascos donde se almacena.

5.- Hornos Almadén (de 1905 a 1954): Una parrilla móvil deja pasar el material que interesa hasta el horno. Los vapores son, finalmente, refrigerados.

6.- Hornos Pacific – Herreshof (desde 1954 hasta Julio de 2003):El mineral triturado hasta una pulgada va descendiendo en espiral a lo largo del horno a 750 º C. Los gases se condensan depositando el mercurio en unas pilas con agua. Por unas tuberías se envía el Hg líquido para su almacenaje y envasado.

Se recrea una galeón. Se nos informa con audiovisuales,...Y, bueno, es la hora de comer. La visita ha merecido la pena.

Estamos contentos. Estamos a gusto. Tanto, que se nos olvida que tenemos previsto darnos un paseo por el pueblo.

Iniciamos nuestro recorrido por el Almadén ciudadano ante el Hospital de Mineros. Las Minas de Almadén y Arrayanes necesita atender la salud de sus trabajadores Por eso, de 1755 a 1773, levanta el Real Hospital Minero dedicado a San Rafael, patrón de los curanderos. Es una construcción neoclásica con rasgos hispanoamericanos. Cerradas las minas en 2003, al cesar su actividad sanitaria, se reconvierte en el Museo del Minero y sede del Archivo Histórico de Minas de Almadén.

Estamos ahora ante uno de los edificios único en el mundo: la plaza toros de forma hexagonal, obra iniciada en 1752 , durante la Superintendencia de Francisco Javier de Villegas.

Pero si curiosa y única es su forma, más curiosa es la razón de su construcción, porque no es una plaza creada para entretener a la gente; es concebida como un negocio con tintes de beneficencia.

Viendo las autoridades que la gente se le muere (hambre + epidemias + trabajos forzados en la mina,...), deciden crear un Hospital: el Real hospital de Mineros. ¿Y como recaudar dinero?

a) Construyendo una plaza para celebrar espectáculos públicos que aportarán dinero a las arcas públicas. Y así, se hace. Se levanta una plaza hexagonal de dos plantas: la primera con arcos carpanel, encalada, y la superior de arquitectura manchega adintelada con soportes ( pilares y zapatas). El techo con palos de madroño y tiguillos. Y la cubierta de teja. Su capacidad es de unas 4.000 personas.

Se cierra en los años 60. En 1998 la compra el Ayuntamiento, la restaura, la rehabilita y la reinaugura en 2044. Hoy es un hotel.

b) Adosando 24 casas vivienda en los seis lados del polígono de la plaza, que se arrendarían destinándose el alquiler al Hospital que llevamos dicho. Por fuera se ven las chimeneas trapezoidales de las cocinas de campana.

Al salir de la plaza de toros, nos encontramos con el Monumento al Minero, erigido en 7 de septiembre de 1996, obra del artista local Leovigildo Gallardo. Está levantado en la plaza de Waldo Ferrer, aquel hombre insigne que labora porque los menores de 14 años dejen de trabajar en la mina y vayan a la escuela, al Colegio “Hijos de Obreros”, sito en esta plaza de las Factorías de bueyes y mulas (de la Carretería), hoy dedicada a Ferrer, el adelantado a aquella Ley de 13 de marzo de 1900 por la que se aprueba la de Condiciones de Trabajo de Mujeres y Niños.

En la calle Mayor, la Iglesia Mayor: Parroquia de Santa María de la Estrella, neoclásica, antigua ermita de Jesús Nazareno, ampliada en 1747 con las limosnas de los mineros.

Está presidida, realmente, por la imagen de Ntro. P. Jesús Nazareno, que es una copia del que ardió en 1955, realizada por el conquense Luis Marcos Pérez. La vieja imagen era obra de María Roldán, hermana de La Roldana.

Sin embargo, la titular es Santa María de la Estrella, pese a que el pueblo no se identifica con ella. Sucedió que Almadén no tiene patrona, realmente. Devocionaba a la Virgen de la Mina patrona de los mineros. Así, pues, en 1987, el párroco compra una imagen de la Virgen y quiere sacarla en procesión el 8 de septiembre como Santa María de la Estrella de la Mina. El pueblo lo rechaza toda vez que este es el día reservado para la festividad de la Virgen de la Mina, auténtica patrona del pueblo trabajador minero. Viendo el desaire, el párroco decide procesionarla el 15 de agosto, ahora como Santa María de la Estrella (sin “de la Mina”). El pueblo sigue sin quererla.

La imagen más antigua del templo es el Cristo de la Fuensanta del XVI, aunque la cruz es del XVII.

A los pies, un cuadro semicircular, barroco, en el que se ve un Cristo que nos retrotrae a la figura central de la Fragua de Vulcano. Puede ser obra del artista local Juan Martín Cabezalero.

La puerta está jalonada por dos columnas dóricas a cada lado. La portada está rematada con por unos pináculos piramidales. Más arriba, espadaña de tres huecos, torre cuadrada con reloj y campanario metálico al final. Su color: ocre y blando.

Almadén es un lugar de plazas geométricamente trazadas (recuerdos de los Ilustrados que por aquí han pasado que, con esto, rompen con lo típico y tópico de las plazas castellanas): La Plaza del Hospital (triangular); la plaza de los toros (exagonal) y la triangular, la plaza de la Constitución, centro de la ciudad, donde ahora nos hallamos.

Hasta aquí llegan las galerías de la mina. Preside la plaza la Iglesia de San Juan, S. XVIII, capilla privada de la mina. Fábrica de ladrillo y piedra. Portada con jambas (piedra) y arco (ladrillo) con dintel rematada en piedra labrada con su altar y hornacina. Más arriba un rosetón y, finalmente, campanario adintelado.

No sabe este cronista si es por el signo de los tiempos. Pero la puerta está ocultada por un gran escenario donde va a tener lugar el gran desfile de carnaval 2011.

A pie, vamos reconociendo Almadén, al igual que haría el insigne ingeniero canario D. Agustín de Betancourt y Molina2, ante cuya casa nos detenemos un momento, que en 1783 redactó las memorias de las Reales Minas de Almadén y que, también, paseó por estas calles.

Calle Mayor de San Juan adelante nos encontramos con la Casa Carballido sede de una escuela creada por R. C. de Carlos III, de 14 de julio de 1777 para la enseñanza de la Geometría Subterránea y Mineralogía. Desde 1785, este edificio rectangular, de dos plantas a la calle mayor de San Juan, con una portada con balcón y un pequeño balcón con escudo en el remate, es sede de la Escuela de Ingeniería Técnica y Minera. Inmueble cerrado desde los años 80, aunque los almadenenses tienen la ilusión de que pronto lo verán funcionando como Escuela Internacional de Geología

La Casa de los Fúcares (Függers, banqueros alemanes) nos retrotrae a los tiempos de la Inquisición ejercida por los dominicos como queda reflejado en el escudo de la portada: pluma y palma (poder político y el poder religioso). A ambos lados, el perro con la antorcha en la boca que nos recuerda el sueño de doña Juana de Aza, madre de Santo Domingo. Según la leyenda, Doña Juana, estando embarazada vio en sueños que daba a luz un perro que llevaba una antorcha encendida en la boca y un globo terráqueo a los pies.. Sueño que fue interpretado como que su hijo daría luz al mundo, que sus seguidores serían los can domini (perros del Señor, dominicos) y que el mundo seria coronado por la cruz de Cristo.

Portada con dintel en cornisa con una pequeña ventana superior y tres ventanas con rejería de forja.

Cuando los Függers, banqueros alemanes h. 1521, se quedan con la mina como aval por los préstamos hechos a Carlos I, establecen sus oficinas en esta casa, que deshabitaron después de explotar las minas durante 120 años, dejándonos, entre otros malos recuerdos, que ellos fueron los que introdujeron la costumbre de usas esclavos y presos para redimir sus penas por el trabajo.

Al terminar la calle Mayor de San Juan desembocamos de nuevo en la Mina, en la Plaza principal de Almadén hasta los años 80, hoy llamada de los Donantes de Sangre. A nuestra izquierda, la portada de lo que fue la Casa y oficinas de la Superintendencia, S. XVIII. Se usó también como la primera cárcel de Almadén.

A nuestra derecha, la casa de los sirvientes del Palacio (pintada de amarillo con zócalo azul).

Al frente, la Iglesia de San Sebastián de planta rectangular y una sola nave y dos pisos: el inferior es la iglesia; el superior se usó como almacén de granos y comedor económico. Portada, s. XIX, con tímpano rematado en arco y espadaña, de ladrillo, tiene dos cuerpos: el inferior con tres huecos con arco de medio punto y el superior con un solo hueco. Originariamente, su puerta miraba a la mina.

Fue derruida en la Guerra de la Independencia. Al reconstruirla se redujo en sus dimensiones y se abrió a la plaza. Por eso, vemos la espadaña en la cabecera del templo.

A nuestras espaldas, allá a lo lejos, queda el castillo con restos árabes y espadaña – atalaya de vigilancia de las minas. Al frente, en la sierra, otra torre recinto amurallado árabe. Dentro de él los vecinos de Chillón han construido la ermita dedicada a su Virgen de Castillo, su patrona cristiana.

Y con una última mirada a Al – ma – din iniciamos el descenso hacia nuestro autobús con la curiosidad satisfecha en un buen día de cultura y convivencia.

 

 

 

 

 

 

 

1 Un frasco = 3,5 arrobas de Hg.

2 Agustín de Betancourt y Molina (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1-02-1758 – San Petersburgo, 14-07-1824.

 


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